Un estudio internacional, impulsado por investigadores de cuatro universidades, encontró una relación entre la disminución de la actividad física y la aparición de afecciones cardiacas en años posteriores.
Asimismo, los investigadores recomendaron el ejercicio con la prevención de enfermedades cardiovasculares.
El equipo de trabajo estuvo conformado por especialistas del Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre de EE UU, la Universidad de Alabama en Birmingham, la Universidad de Minnesota, la Universidad Northwestern, Kaiser Permanente del Norte de California y la Universidad de Tel Aviv (Israel).
Los expertos analizaron datos de más de 3 mil adultos desde mediados de la década de los años ochenta. A los participantes les hicieron hasta 10 evaluaciones durante más de tres décadas y encontraron que aquellos que presentaron afecciones cardiacas habían disminuido su actividad física al menos 12 años antes.
Los sujetos sin diagnóstico, por su parte, demostraron que se mantuvieron en movimiento por mucho más tiempo e incluso hicieron ejercicio de forma frecuente.
¿Cómo se hizo el estudio?
Para medir la cantidad de actividad física, los participantes respondieron un cuestionario que evalúa los distintos tipos de actividades desde moderadas hasta intensas.
De acuerdo con los datos que recolectaron en cuatro ciudades estadounidenses, la actividad física comienza a caer desde el inicio de la adultez hasta la mediana edad.
El estudio Trayectorias de la actividad física antes y después de eventos de enfermedad cardiovascular en participantes de CARDIA, publicado en la revista JAMA Cardiology, ofrece un análisis detallado sobre los patrones de la actividad física y su relación con la salud cardiovascular.
En la investigación se evaluaron tres enfermedades: la enfermedad coronaria, accidentes cerebrovasculares e insuficiencia cardiaca. Los individuos que experimentaron estos eventos respondieron en sus cuestionarios que habían reducido sus actividades físicas al menos una década antes. Además, los resultados fueron revisados y verificados por médicos mediante historias clínicas.
“Los niveles de actividad en los participantes del grupo control comenzaron a disminuir aproximadamente 12 años antes del diagnóstico de enfermedad cardiovascular, con descensos acelerados en los dos años posteriores al evento”, detalla el estudio.
Las personas que presentaron insuficiencia cardiaca mostraron un descenso más brusco en la actividad física desde edades tempranas, mientras que en las personas que sufrieron enfermedad coronaria y el accidente cerebrovascular el descenso fue menos intenso.
Asimismo, las personas que presentaron los episodios terminaron con peores niveles de movimiento luego de las afecciones, esto se acentuó aún más en las mujeres.
Aunque el ejercicio es una recomendación general para la prevención de enfermedades cardiovasculares desde hace años, estos resultados dan una respuesta más clara sobre cuál podría ser la relación entre ambas cosas.
El sedentarismo como el principal riesgo
El sedentarismo se caracteriza por pasar largos periodos con muy poco gasto de energía, como mantenerse sentado, recostado o acostado mientras se está despierto.
Desde instituciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS) se impulsan campañas de prevención del sedentarismo ante la evidencia de que es uno de los factores de riesgo tanto de las enfermedades cardiovasculares como de afecciones como el cáncer y la diabetes.
Con el estudio CARDIA se halló una relación entre el sedentarismo en el inicio de la adultez y distintas enfermedades cardiovasculares, así como las consecuencias que deja a largo plazo.