Lucas García: “Pareciera que el fin del mundo no es una cosa que va a pasar, sino más bien algo que sucede constantemente”

El escritor e ilustrador venezolano publicó ¡Fin del mundo, nena! una nueva versión de su novela Acabose con la editorial Círculo Amarillo. En entrevista para El Diario, conversó sobre la fascinación del ser humano con el apocalipsis y la búsqueda de nuevos comienzos
Jordan Flores
Jordan Flores - Redactor
14 Min de lectura

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En 1947, el Boletín de Científicos Atómicos de Estados Unidos creó el “Reloj del Apocalipsis” para ilustrar qué tan cerca ha estado la humanidad de su destrucción por diferentes catástrofes como una guerra nuclear o, más recientemente, por el cambio climático y la inteligencia artificial. Justo en enero de 2025, los científicos de la Universidad de Chicago ajustaron las manecillas a 89 segundos de la medianoche (la extinción total), lo más cerca que jamás ha estado.

Para el escritor e ilustrador Lucas García París, el fin del mundo no es un evento puntual, sino algo que más bien ocurre constantemente. Diferentes mitologías han profetizado a lo largo de la historia un cataclismo que le ponga punto final a la existencia, e incluso la Biblia cierra con el spoiler de un Juicio Final. No obstante, casi siempre representan en realidad el cierre de un ciclo y el comienzo de un nuevo mundo renovado. En cierta forma, cree que las personas también pasan por varios apocalipsis y génesis en su vida. 

Recientemente García lanzó con Círculo Amarillo Producciones la novela ¡Fin del mundo, nena! con producción ejecutiva de Will García y edición de Lizandro Samuel. Se trata de una nueva versión de su obra anterior Acabose (2013), publicada originalmente con la editorial hispanoestadounidense Sudaquia Editores.

En entrevista para El Diario, indicó que Acabose estaba pensada para el mercado de España, país en el que residía en ese momento, por lo que tenía muchas jergas y expresiones que se sentían ajenas a la esencia caribeña de su trama. Para esta nueva versión, acotó que pudo finalmente adaptarlo al lenguaje venezolano, aunque manteniendo la misma historia y, sobre todo, el mismo sentido del humor. 

“Me parece que sigue siendo una historia muy potente, además me gusta ese tema del fin del mundo visto desde lo macro y desde lo micro. Cómo se acaba para un colectivo, pero también cómo se acaba desde el punto de vista de una persona. Supongo que quería hacerlo de una forma también para que no me sobrellevara el miedo y la parálisis del fin del mundo”, declaró.

Como la vida misma

Lucas García: “Pareciera que el fin del mundo no es una cosa que va a pasar, sino más bien algo que sucede constantemente.”
Foto: cortesía Círculo Amarillo

García (Caracas, 1973) contó que la historia de ¡Fin del mundo, nena! se le ocurrió en 2012, un año en el que Internet se llenó de teorías apocalípticas basadas en creencias del movimiento New Age, así como por interpretaciones erróneas sobre el fin de la Cuenta larga del calendario maya. Incluso había una película estrenada en 2009 que explotaba esa premisa justamente bajo el título de 2012.

“Empezaron a salir distintas versiones de cómo termina el mundo y parecía que distintos mundos iban a terminar de distintas maneras. En ese sentido me llamaba la atención el plano general, como esa visión del fin del mundo desde un panorama cultural muy amplio, pero también la versión de fin del mundo desde algo muy personal, muy íntimo. Cómo eso, digamos, se movía en esos dos planos”, señaló.

Así, en seis meses escribió la historia de una madre que prepara a su hijo para una catástrofe que no acaba de venir. Tras ser internada en un centro psiquiátrico, ese joven ahora debe enfrentarse a un mundo del que no se siente parte, sumergido entre el trauma y la falta de propósito, mientras algunas situaciones disparatadas lo llevan a cuestionarse si su madre está realmente loca.

El autor de otros libros como Rocanrol (2001), Payback (2009) y La más fiera de las bestias (2011) sintió la necesidad de retomar su manuscrito varios años después, durante la pandemia de covid-19. De alguna manera, el caos provocado por el virus desató además una serie de conflictos políticos y sociales, y una histeria colectiva potenciada por la desinformación en redes sociales, que le llevó a sentir que su historia tampoco estaba tan lejos de la realidad como creía. 

“Yo de verdad disfruté mucho escribiendo Fin del mundo y disfruté mucho ese tipo de narración, de historia y de personaje. Me gustaría ver cómo puedo volver a escribir algo en esos términos, que tenga esa mezcla como de acción, de cuestión divertida, pero al mismo tiempo de personajes íntimos con unas relaciones interesantes”, resaltó.

Hasta la vista, baby

Lucas García: “Pareciera que el fin del mundo no es una cosa que va a pasar, sino más bien algo que sucede constantemente.”
Foto: cortesía Círculo Amarillo

¡Fin del mundo, nena! está narrada de una forma que transita fluidamente entre la acción y la comedia, con situaciones llenas de exceso, ironía y un sutil humor negro que se potencia en sus diálogos elocuentes. Se presenta de un formato bastante dosificado, con capítulos cortos que se sienten como las entradas de diario de una mente difusa, que a ratos se pierde a sí misma como en una película con su cinta cortada, que salta de una escena a otra sin perder su coherencia. 

Sin embargo, el Armagedón pasa a segundo plano cuando se aborda el principal punto de la historia: la búsqueda de identidad en una sociedad tan hostil como una selva centroamericana, y las turbulencias de los lazos familiares. García reconoció que hasta ese momento había desarrollado muy poco a personajes femeninos en sus obras, por lo que hizo el ejercicio de trabajarlo a través de una relación madre-hijo tóxica, pero atrapante.

Lucas García: “Pareciera que el fin del mundo no es una cosa que va a pasar, sino más bien algo que sucede constantemente.”
Foto: cortesía Círculo Amarillo

“Me parece interesante que dentro de la premisa tan exagerada de que ella está preparando al hijo para el fin del mundo, al final es lo que hace una mamá: se preocupa por el hijo, quiere lo mejor para él. Ella cree que el mundo se va a acabar y lo prepara para eso. Me llamaba mucho la atención esa cosa de que puede estar loca, pero era una buena madre y quería mover toda la narración a través de la relación entre ellos”, dijo.

Igualmente, relató que para construir esa dinámica, se inspiró en referentes de la cultura pop como los personajes de John y Sarah Connor, de la franquicia de Terminator. Además de jugar con ese arquetipo del “elegido”, también hace una mordaz sátira de culturas como el preparacionismo, el esoterismo New Age o la fascinación contemporánea por las teorías de conspiración.

“No me acuerdo si fue mi exesposa en ese momento quien me dijo que era interesante ver cómo era la historia de Terminator, no a través de los ojos de Sarah Connor, sino de los ojos del hijo. Debe ser muy loco para el hijo estar todo el tiempo siguiendo a la mamá y hacerle caso cuando todos le dicen que está loca”, comentó.

Cambio constante

Lucas García: “Pareciera que el fin del mundo no es una cosa que va a pasar, sino más bien algo que sucede constantemente.”
Foto: cortesía Runrunes

El autor, ganador del Premio Internacional de Novela Francisco Herrera Luque 1999, piensa que la forma tan acelerada en la que funciona actualmente la sociedad es, de alguna manera, como un constante fin del mundo. Todo lo que se conocía a principios del siglo y antes de él ya no existe, y siguiendo la lógica de muerte y renovación de la mitología, las dinámicas sociales y laborales actuales e, incluso, la constante presión de las redes sociales obligan a las personas a vivir en constante ciclo de cambio para adaptarse.

“Pareciera que el fin del mundo no es una cosa que va a pasar, sino más bien algo que sucede constantemente. Ahorita está muy en boga el tema de autorreciclarse y de reinventarse. Bueno, porque las condiciones cambian. Las pautas de trabajo, sistemas económicos, todo cambia de una forma radical y entonces de alguna manera tienes que olvidarte de todo lo que habías hecho y empezar de nuevo”, observó.

Resalta que esa manera de ver la vida como si ya hubiera pasado todo lo que la humanidad tenía para ofrecer, está presente incluso en los prefijos con los que se definen los fenómenos contemporáneos. Post-punk, postsoviético, posmodernidad e incluso ahora la postverdad llenan el vocabulario cotidiano  

“¿Qué pasa después de los absolutos?¿Qué pasa después del fin del mundo? El problema no es que el fin del mundo vaya a suceder o no, sino que se produce muchas veces y qué vas a hacer tú después de eso. El hecho de que se acabe el mundo no significa que se acabe todo eso. Se acabó lo que conocíamos, ahora hay otra cosa y tenemos que volver a empezar”, reflexionó.

Historias gráficas

Lucas García: “Pareciera que el fin del mundo no es una cosa que va a pasar, sino más bien algo que sucede constantemente.”
Foto: Federico Parra

El último contacto formal de García con la escritura fue con su libro de relatos El Reino (2017). En esa serie de cuentos aborda varios de sus géneros favoritos como el noir, la ciencia ficción o la distopía. En cada uno se entremezcla la violencia, la soledad y el surrealismo, con un espíritu que resuena bastante con el de ¡Fin del mundo, nena! Esto no es casual, pues además de ser una constante a lo largo de su obra, resulta que el libro se escribió al mismo tiempo que algunos de los primeros relatos de El Reino.

Sin embargo, aclaró que ambos trabajos se diferencian notablemente en su tono. Para El Reino, afirmó que quiso plasmar la sensibilidad que cultivó como consumidor y creador en estos géneros. También se amoldó más a las formas del cuento, priorizando la narrativa breve, mientras que para ¡Fin del mundo, nena! simplemente se dejó llevar. De hecho, señala la experiencia de escribir la novela como “divertida”, algo que se reflejó en el humor e informalidad de la historia. 

Fin del mundo es como una película de Michael Bay, que no es mi director favorito, pero es un tipo divertido y como dice Lisandro Samuel, es más como una cinta de acción y humor, mientras que El Reino es más serio, es más Stanley Kubrick en ese sentido, humildemente”, aseveró.

Lucas García: “Pareciera que el fin del mundo no es una cosa que va a pasar, sino más bien algo que sucede constantemente”
Foto: cortesía Círculo Amarillo

El diseñador gráfico reconoció que en los últimos años se ha enfocado más en su faceta de ilustrador, principalmente en cómics y novelas gráficas como Superhéroe (2016), para la editorial infantil y juvenil Ekaré, o El Tema. Una memoria gráfica sobre violación de derechos humanos (2024). También ha ilustrado imágenes y viñetas para portales como El Diario, La Vida de Nos, Prodavinci, El Nacional o The Barcelona Review.

“Yo siempre he sido muy fan del cómic, es lo que he querido hacer y estoy más enfocado ahora con el tema de la ilustración . Tengo un rato que sí, no he abordado la escritura porque he sentido que me hace falta como una historia que yo pueda llevar en el medio escrito. Las historias a las que he tenido acceso, o con las que me he relacionado, se me han ocurrido en los últimos tiempos o me funcionan mucho más con la narrativa gráfica”, apuntó.

De hecho, adelantó que recientemente terminó una nueva novela gráfica, la cual está enviando a diferentes premios y editoriales buscando su publicación. Afirmó que también le gustaría volver a trabajar en el campo periodístico ilustrando historias para medios de comunicación. “Me interesaba mucho utilizar el cómic para hacer crónicas y reportajes. Es una cosa que me gustaría que volviera también, o sea, me gustaría poder conseguir más trabajos en esa área”, agregó.

Jordan Flores
Jordan Flores - Redactor
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