Los cepillos de dientes son una herramienta esencial para la higiene bucal diaria, pero también pueden ser una potencial fuente de infecciones si no se cuidan correctamente.
De acuerdo con un estudio realizado por el Research Center y publicado en la revista International Journal of Dental Hygiene, un cepillo dental podría llegar a albergar una media de hasta 10 millones de bacterias.
El análisis subraya la importancia de contar con un cepillo dental en perfecto estado para garantizar la función de eliminar los restos de comida y de placa dental, evitando así complicaciones a nivel bucal.
Reemplazar los cepillos cada 3 meses
Un estudio de la Asociación Dental Americana (ADA) documentó que alrededor de 800 tipos de microorganismos, incluidos hongos, virus, arqueas, protozoos y bacterias, colonizan la cavidad oral humana.
Entre las bacterias orales comunes destaca Streptococcus mutans, que es un componente habitual de la microbiota oral y uno de los principales constituyentes de la placa dental, además del principal causante de la caries.
Los cepillos de dientes desgastados son menos eficientes en la eliminación de la placa y el control de la gingivitis. Pero, además, varios estudios sugieren que estos cepillos desgastados tienen más probabilidades de albergar la Streptococcus mutans.
Especialistas sugieren la necesidad de reemplazar los cepillos cada tres o cuatro meses, o con mayor frecuencia si se detecta que las cerdas están visiblemente deformadas, enredadas o deshilachadas.
Enjuagar bien el cepillo y secar al aire
Algunos sencillos consejos que evitan o dificultan la contaminación microbiana consisten en enjuagar bien los cepillos de dientes después de cada uso, para eliminar cualquier resto de pasta dentífrica y residuos orgánicos, y guardarlos en posición vertical, dejándolos secar al aire.
Después de usarlo, es importante que la persona no guarde el cepillo de dientes húmedo en un recipiente cerrado debido a que esto promueve el crecimiento microbiano.