Miriam Rodríguez, diseñadora del traje de la Virgen de la Chinita: “Cada puntada es un acto de fe”

En el vestuario está inspirado en el escudo del papa León XIV, donde se destaca la flor de lis que representa la pureza de cuerpo y alma, la luz y la perfección
Andreína Barreto Jové
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La devoción hacia Nuestra Señora de Chiquinquirá, patrona del Zulia, se manifiesta cada noviembre con una fuerza que trasciende generaciones. Para miles de venezolanos, la virgen de La Chinita no solo es un símbolo espiritual, sino un punto de encuentro afectivo que acompaña la vida cotidiana, sostiene en la adversidad y une a la comunidad marabina en torno a la fe. 

Su vestimenta, heredera de una tradición profundamente arraigada, se convierte cada año en una pieza de arte sacro que honra esa relación íntima entre el pueblo y su patrona. En 2025, ese encargo estuvo a cargo de la diseñadora Miriam Rodríguez.

A sus 75 años de edad, Rodríguez mantiene intacta la disciplina y la ilusión que la han acompañado durante décadas en su casa de moda en Maracaibo. Es colombiana de nacimiento, pero venezolana por adopción, como ella misma lo afirmó en una entrevista para El Diario.

“Yo amo a Venezuela, yo amo a Maracaibo con todo mi corazón. Maracaibo para mí lo es todo, por eso fue una bendición que mi trabajo llegara hasta nuestra Reina Morena”, compartió.

Miriam Rodríguez, diseñadora del traje de la Virgen de la Chinita: “Cada puntada es un acto de fe”
Vestuario de la Virgen de Chiquinquirá | Foto: Miriam Rodríguez

Un vínculo espiritual

Su relación con la virgen comenzó mucho antes de asumir el rol de diseñadora oficial. Rememoró con claridad la primera vez que estuvo frente a la imagen, un encuentro que describió como “maravilloso”, marcado por una profunda sensación de cercanía espiritual. 

Desde entonces, aseguró que no solo trabaja para La Chinita, sino acompañada por ella. Antes de iniciar cada creación, Rodríguez recibe el concepto base por parte de la Iglesia y a partir de esa línea litúrgica, investiga, consulta e integra los elementos necesarios para lograr un diseño digno de la figura sagrada. 

En los últimos años, la iconografía ha sido un componente esencial, especialmente porque responde al motivo central de las fiestas o a alguna solicitud particular de las autoridades eclesiásticas. El desafío mayor, afirmó, es lograr que la pieza represente a la Iglesia y mantenga su carácter sacro.

Inspiración para la vestimenta de La Chinita

El manto de este año está inspirado en la Bendición Papal que celebra la elección del Papa León XIV, luego de la muerte del Papa Francisco. Se trata de un diseño “profundamente litúrgico” que toma referencias de tradicionales piezas sacras españolas. 

El terciopelo rojo sangre, traído desde Nueva York (Estados Unidos) sirve de base para un elaborado bordado de arabescos dorados confeccionado en Caracas, al que luego se le añadieron pedrerías cuidadosamente seleccionadas. 

Mencionó que cada capa estuvo “bien pensada”, incluso los flecos finales, similares a los que portaban los mantos antiguos y que fueron traídos especialmente desde España.

Entre los símbolos más significativos destacó el escudo del nuevo papa y un motivo que Rodríguez quiso subrayar por su belleza espiritual: la flor de lis, asociada a la pureza, la luz y la virgen María. Estos detalles, explica, permiten que la pieza transmita un mensaje de renovación y esperanza.

Para la diseñadora, vestir a La Chinita es un acto profundamente personal. Durante la pandemia estuvo al borde de la muerte y, en medio de su gravedad, sintió la compañía de la virgen. 

“Cada puntada es un acto de fe, una oración. Es una emoción inmensa verla con mis diseños”, expresó.

Miriam Rodríguez, diseñadora del traje de la Virgen de la Chinita: “Cada puntada es un acto de fe”
Vestuario de la Virgen de Chiquinquirá | Foto: Miriam Rodríguez

316 años celebrando a la virgen

Como cada 18 de noviembre, decenas de feligreses y se reúnen Basílica de Nuestra Señora de Chiquinquirá en Maracaibo para rendir honores a la virgen de La Chinita, un símbolo de fe para los zulianos, cuya conexión con la virgen trasciende lo religioso y se arraiga profundamente en la identidad cultural de la región.

Como es tradición, las personas hacen largas filas en las afueras de esta iglesia para dejar ofrendas y realizar actos de agradecimiento a la santa imagen por las peticiones cumplidas. 

Sin embargo, la devoción La Chinita se remonta a 1709, fecha en la que un grupo de mujeres vieron la imagen de esta advocación mariana flotando en una tabla de madera en el lago de Maracaibo.

Otro relato del 18 de noviembre de 1749 cuenta que una humilde lavandera se encontraba lavando la ropa a las orillas del lago de Maracaibo cuando encontró una tabla de madera que se llevó a su casa. A la mañana siguiente, la mujer escuchó un ruido como si llamaran a la puerta y al ver qué sucedía vio que la tabla de madera brillaba y aparecía en ella la imagen de La Chinita, de acuerdo con el Centro de Formación e Investigación Padre Joaquín de Fe y Alegría.

Desde entonces, los feligreses hacen largas filas todos los años en las afueras de la Basílica de Nuestra Señora de Chiquinquirá, en Maracaibo, para dejar ofrendas y realizar actos de agradecimiento a la santa imagen por las peticiones cumplidas.

Andreína Barreto Jové
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