- El director venezolano, en su más reciente visita a Caracas, conversó con El Diario y habló acerca de su vida, su trabajo y una nueva etapa que desea emprender
El Ávila y sus tonos verdes, el cielo azul con sus nubes blancas, la brisa que refresca bajo el sol y el cantar de algunas aves forman parte del escenario natural que Nuno Gomes disfruta desde la azotea de su hogar en Caracas.
Innumerables veces subió por una pequeña escalera, traspasó la escotilla y se paró en el techo de su edificio con la mirada puesta en el parque nacional que recorre la capital de punta a punta.
“¿Les gusta aquí?, pregunta sonriente.
Sentado sobre un muro de cemento y de espaldas a El Ávila, Nuno recuerda un regalo de su madre que definió su vida: una videocámara.
Ella no quería comprarle una consola de videojuegos, aparato que Nuno deseaba, y decidió obsequiarle una grabadora sencilla.
Ese momento, cuando tenía 13 o 14 años de edad, marcó el resto de su vida. Lo primero que grabó fue un cumpleaños a petición de su madre, pero su primer cortometraje hecho por voluntad propia se llama Arcoíris: la historia de un chico introvertido que vivía en un mundo de fantasía.
Después comenzó a generar todo tipo de contenido, se aventuró a llevar sus ideas al bachillerato y grabó un noticiero, obras de teatro y luego cortometrajes para algunas materias.
Afirma que “de cierta manera”, le gustaba estudiar, pero destaca rápidamente que a pesar de su descendencia portuguesa no le iba bien con los números y trataba de zafarse de algunas obligaciones académicas con los cortometrajes.
Sus amigos tuvieron papel protagónico cuando comenzó a grabar. Ellos siempre lo apoyaban y volvían las ideas de Nuno parte de sus aventuras.
Jugaban con las locaciones y objetos que tenían a su disposición: la casa de un amigo, el carro deportivo de algún conocido, “la prima sexy” de uno de sus amigos, el techo de su casa, el estacionamiento o los jardines.
“Era muy divertido porque había un proceso creativo muy bonito. Traíamos todo a la mesa, yo anotaba y comenzaba a darle como una especie de hilo conductor sacándole provecho a cada una de los elementos o herramientas que tenía a mis disposición para tener una historia congruente, lógica y divertida”, resalta con emoción.
Primer trabajo
Sin borrar la sonrisa de su rostro, Nuno rememora el día en que descubrió que la Universidad Monteavila y Bolívar Films estaban dando talleres intensivos acerca de dirección y se inscribió. Allí usó por primera vez una cámara profesional.
En el taller los ponentes contaban sus experiencias como directores de cine o publicidad y mostraban sus trabajos. El último ponente fue Mauro Demoor, un director argentino, que mostró contenido que a Nuno le pareció “alucinante”.
“Yo dije ‘necesito formar parte de esto’”, recuerda.
Cuando Demoor preguntó si alguien quería hacer pasantías en Demoor Movie, su compañía de publicidad, Nuno, enseguida, dijo que él quería.
“Salté como un loco y me aceptó”, cuenta.
Empezó sus pasantías, pero dice entre risas que era “como un intento de pasante”. Su primera tarea fue recoger estiércol del set donde se grabarían a un niño comiendo chocolate a pesar de que nunca se vería el piso. Luego, pasó por diversos trabajos hasta que llegó a ser director.
“Esa misma empresa que me abrió las puertas, siete años después me dio la oportunidad de dirigir mi primer comercial pago. Nunca voy a olvidar que llegué a mi casa llorando y emocionado a decirle a mi mamá ‘lo logré’”, expresa.
Dirigió comerciales para empresas nacionales e internacionales, pero en un momento dijo que tenía que hacer más y fue cuando surgió lo de hacer videos musicales.
“Compostela Films comenzó como un sueño para hacer piezas virales, más personales, como cortos y piezas para compañías que querían hacer cosas para YouTube y sin querer se convirtió en una casa productora para hacer videos musicales y es lo que hoy en día ha sido el motor e impulso de la compañía”, destaca.
Un amanecer
Bajo el radiante sol caraqueño, Nuno revela que siempre cambia la respuesta acerca de cuál fue el primer video musical que dirigió, pero tiene claros tres audiovisuales que marcaron un hito importante en su carrera como director.
Su primer video se lo hizo a una chica llamada Cindy López en un estudio de grabación. La cantante deseaba contenido para su canal de YouTube y Nuno quería material para su portafolio.
“Fue mi primer como flirteo con el mundo de los videos musicales, aunque no lo vi de esa manera sino que dije ‘estoy ayudando a mi amiga a tener una pieza audiovisual’”, señala.
Tiempo después, A Punto Cinco, una agrupación venezolana, lo llamó para dirigir uno de sus videos luego de que la novia de uno de los integrantes, que era su amiga, lo propusiera.
Nuno aceptó. Fue un “director por encargo” ya que no escribió la historia del video y allí experimentó y aplicó algunos conocimientos que aprendió en la publicidad.
“Lo veo y digo ‘por lo menos es digno’: siento que no me representaba de muchas maneras. Lo más loco es que el video nunca salió, apenas terminamos de rodar el video algo sucedió y A Punto Cinco se disolvió”, resalta.
Pero el video que realmente cataloga como su primer gran trabajo profesional es “Amanecer”, de Victor Drija. Ese fue el audiovisual que le otorgó la voluntad de seguir ese camino.
Drija le dio la oportunidad de dirigir su video aun sabiendo que Nuno no tenía experiencia haciendo grandes videoclips.
“¡Él es un loco, siempre se lo digo! Es un loco por haber confiado en este loco”, asegura sonriendo.
El compromiso y la responsabilidad eran muy grandes. Nuno recuerda que Drija vendió su carro y varios artículos de su propiedad para poder costear el video.
“Me dijo que era su última oportunidad en el mundo musical: básicamente tenía su carrera en mis manos”, señala.
“Recuerdo ese gran video como ese pequeño gran paso que tomamos para este mundo maravilloso que hemos estado ya viviendo desde hace cinco años”, dice.
Nunca se vio haciendo videos musicales, pero sí haciendo cine después de haber incursionado en la publicidad. El plan cambió cuando leyó en un libro que era necesario hacer videos musicales antes de hacer cine y pasar por cada uno de los procesos que le permitirían crecer como director.
Cuenta que se hacen cortometrajes para hacer locuras, descartar ideas y conseguir un lenguaje narrativo; publicidad para hacer historias e ir directo al punto; videos musicales donde no existen diálogos y fluye la historia mediante un contenido musical existente y, cuando todas esas etapas están dominadas, se da el salto al cine donde hay diálogos y no hay música para tapar espacios con lo que no se sabe lidiar.
“Creo que ya estoy en un proceso muy bonito de culminar toda esta experiencia de los videos musicales para, con el favor de Dios, saltar al cine eventualmente”, revela con emoción.
Nuno sueña con dejar una huella con su trabajo en Venezuela y llevar un premio importante al país.
También anhela hacer una película que le guste a las personas, que obtenga reconocimiento y que permita poner a Venezuela en el mapa audiovisual.
Nuno asegura con convicción que el drama es el género que mejor sabe hacer y destaca que le gusta hacer llorar a las personas con su trabajo.
Ama el drama, pero le gustaría hacer más comedia de la que actualmente hace y uno de sus sueños también es hacer ciencia ficción.
“Creo que es el género que deseo hacer y estoy poco a poco incorporándolo en mis videos musicales, siempre y cuando el artista me permita hacerlo”, detalla.
Tras haber trabajado con artistas venezolanos como Victor Drija, Anais Vivas y Daniel Huen recibió una llamada de Chino y Nacho para que dirigiera el video de “Me voy enamorando”, tema interpretado junto al puertorriqueño Farruko, trabajo que le abrió las puertas a la internacionalización.
Fanny Lu, Mike Bahía y Alkilados son algunas de las personalidades con las que trabajó tras ese video, pero “Andas en mi cabeza”, de Chino y Nacho y Daddy Yankee, le permitió llevar su trabajo a muchas más personas.
“Ahí fue cuando llegamos a personas como Ozuna. Siempre lo cuento como un antes y un después: con él hicimos 25 videos, es el artista con el que más he colaborado, hicimos videos que han roto Récords Guinness, siendo el artista más visto de tipo histórico en YouTube”, resalta.
Destaca con impresión que es muy significativo que un sueño que inició desde la azotea de su casa llegará a romper récords mundiales.
Siempre es emocionante cuando recibe una llamada para trabajar con un artista con el que nunca ha trabajado. Para él es increíble que alguien confíe en su talento y su equipo para materializar el videoclip de su canción.
Le sorprendió la llamada de Chino y Nacho, también la de Maluma y Romeo Santos. “No lo vi venir”, afirma, pero sin dudas, y con una notable emoción en su rostro y su voz, detalla una llamada que se convirtió en uno de los mejores halagos que ha recibido como director en los últimos 10 años.
“Cuando llama un número desconocido digo ‘hey, aquí hay algo’”, cuenta.
Atendió su celular y la voz al otro lado le dijo “aquí está DY, the big boss” y no lo entendió. Finalmente, esa voz se identificó como Daddy Yankee.
“Creo que ha sido la llamada más emocionante que he recibido en mi vida, fue divertida: ¡estás hablando con Daddy Yankee!”, dice con emoción.
Durante su recorrido por el mundo artístico asegura con tranquilidad que no se puede olvidar donde comenzó cada sueño, que siempre hay que tener los pies sobre la tierra, trabajar honestamente y con la verdad por delante.
Piensa que no hay que entristecerse por las derrotas pues cada fracaso sirve para crecer y ser mejor persona y profesional.
“Siempre tomo demasiados riesgos. Si me quedara haciendo más de lo mismo me mantendría siempre en un nivel donde no hay más allá de eso: me estancaría como profesional y como ser humano”, expresa.
Resalta la importancia de la humildad, el amor, el ser trabajador y agradecido con la vida.
Asegura que, a pesar de lo que muchas personas creen, no tiene rivalidad con ninguno de sus colegas.“Somos todos amigos, nos conocemos y respetamos. Si Fernando Lugo o Daniel Durán sacan un video lo posteó y los felicito: creo que eso es lo bonito, se mantiene un gremio en constante crecimiento, en armonía”, dice.
Sin limitaciones
Su visita más reciente a Venezuela fue en diciembre de 2019 y se encontró con un un país diferente al que dejó ocho meses atrás en su última visita.
Afirma que 2020 para Venezuela puede ser crucial y que es importante ver hacia el futuro.
“Considero que lo más importante ahora es cómo podemos nosotros desde nuestro lugar, desde nuestro sitio en la cancha, construir, aportar, brindar para que este país vuelva al país que soñamos tener”, expresa.
Nuno actualmente vive en Miami, Estados Unidos. Su cambio de residencia se dio al entender que, a veces, en el medio artístico es necesario tener reuniones presenciales, la oportunidad de estrechar manos y de expresar las ideas frente a frente y no por una pequeña pantalla.
“Poca gente sabe esto, pero tuve casi la oportunidad de hacer “Despacito”. Estaba limitado estando a través de una pantalla de computadora o por llamada telefónica y siempre se me truncaban algunos proyectos porque no estaba ahí con esas personas”, cuenta.
Su campo de estrellas
El camino de Santiago de Compostela y su misticismo tiene un significado especial para Nuno Gomes. Cuenta la historia que al iniciar el camino eres una persona y cuando lo culminas, te conviertes en alguien que creció en todos los ámbitos de la vida.
Compostela, el nombre de su productora, si se traduce del latín, significa “campo de estrellas”.
“Al fin y al cabo implica un campo lleno de sueños. Compostela Films, justamente, deriva de que queremos ser ese campo para cumplir tus sueños realidad”, expresa.
Desde el techo donde comenzó toda la aventura para ser director y ante el inmenso paisaje natural que se mezcla con las edificaciones caraqueñas, asegura que siempre le atrajo el significado del campo de estrellas.
En su camino ha soñado y cumplido metas, ha tenido derrotas y aprendió de ellas con la mirada puesta en un objetivo que no parece muy lejano: hacer cine.