- Daniel Osmar González Rincón es el presidente del albergue y con su labor no solo apoya a las personas que están dentro de las instalaciones, sino a aquellas que a raíz de la pandemia se encuentran en situación crítica. Foto principal: Fernando Vergara |AP
Miles de ciudadanos venezolanos se han visto en la obligación de abandonar su país, sobre todo desde hace más de siete años, cuando la crisis humanitaria y social se comenzó a agudizar por la mala gestión del régimen de Nicolás Maduro. Personas que sin recursos empacaron un bolso lleno de tristezas, pero con esperanzas de encontrar en otras tierras la calidad de vida que en Venezuela habían perdido.
Justamente por estos migrantes, que sin haber atacado directamente al régimen no dejan de ser víctimas del mismo, el venezolano Daniel Osmar González Rincón tomó la decisión de darle una mano solidaria a sus compatriotas que llegan a Chile sin recursos económicos para poder alquilar un inmueble.
Oriundo del estado Zulia, González dio inicio al Refugio de Venezolanos en Puente Alto desde su llegada. En el lugar, ubicado en Santiago, brindan hospedaje, alimentación y el apoyo para conseguir un empleo a los migrantes venezolanos.
Entre las 46 personas hay niños, recién nacidos, mujeres embarazadas y adultos de la tercera edad.
González explicó que a todas las personas que ingresan al refugio se les brinda un plazo de estadía de cuatro a cinco meses, un periodo en el que ellos deben reunir el dinero para independizarse y alquilar su propio hogar. De este modo, puede organizarse para seguir abriéndole las puertas a otros inmigrantes que necesiten ayuda.
“Algunas duran menos y otras duran exacto los 5 meses”, resaltó el joven de 26 años.
“Todas las ayudas que recibimos son de manera particular. Busco donaciones, actividades que logro organizar para recolectar alimentos o a través de mis redes sociales que solicito alimentos para las personas. También he hecho ampliar las redes para que más personas conozcan el refugio y así poder recibir las ayudas”, dijo.
El joven zuliano informó que a raíz de la pandemia causada por el coronavirus de Wuhan se tomó la decisión de no permitir el ingreso de nuevos refugiados como medida de protección para quienes allí ya habitan. Puente Alto es la comuna (municipio) con mayores contagios en la ciudad de Santiago.
Sin embargo, esta limitación no ha sido impedimento para que González siga colaborando con quienes lo necesitan. A través de donaciones ha ayudado —junto a la embajadora de Venezuela designada por el gobierno interino de Juan Guaidó, Guarequena Gutiérrez— con la entrega de insumos y alimentos para los más de 600 venezolanos que han pernoctado a las afueras de la Embajada de Venezuela en Chile, en espera de un vuelo humanitario que los lleve de regreso a su país.
De acuerdo con González, el Refugio para Venezolanos en Puente Alto es hasta ahora el único en Chile. Sin embargo, debido a la pandemia, municipalidades como la de Santiago y Providencia habilitaron albergues temporales para atender a un grupo de venezolanos que han solicitado a la Embajada un vuelo de repatriación.
Desterrado por el régimen
Daniel Osmar González Rincón fue preso político en el año 2015 y luego en 2018. En ese último año estuvo detenido durante cuatro meses en las instalaciones del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), ubicado en Machique de Perijá (Zulia).
González para ese años ejercía como secretario juvenil del partido Primero Justicia en el municipio Rosario de Perijá y denunciaba la situación en la que vivían los habitantes.
González fue acusado por incitación al odio y terrorismo. La condición que el régimen le ofreció para salir en libertad fue la de abandonar el país en un período de un mes.
“Tengo prohibido regresar al país. Si vuelvo podría ser detenido nuevamente. Yo salí de Venezuela, pero el proceso no quedó cerrado. Para el régimen soy considerado como una amenaza”, comentó.
Vivir en carne propia la migración forzosa lo llevó a tener como norte atender a la comunidad migrante venezolana en Chile y así demostrar que, “aún quedan venezolanos que seguimos trabajando y ayudando a nuestros compatriotas”.
La esperanza de que se logre un cambio en Venezuela se mantiene latente en González, quien confía en que, aunque falte mucho, la democracia se instalará nuevamente en el país y con ella, quizás, se llevará a cabo el retorno de los migrantes que hoy lloran no poder estar en su tierra.
