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- Mary Báez es una de las tantas migrantes venezolanas que se reinventan y llevan sus ideas a la cocina. En su caso lo hace para preparar y llevar un poco de diversión a los caninos de la casa
Oriunda de Los Valles del Tuy, estado Miranda, Mary Gladys Báez es ingeniera civil egresada de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Desde hace un año y ocho meses tomó la difícil decisión de emigrar, obligada por la misma situación por la que han abandonado el país más de 4.500.000 de venezolanos, de acuerdo con las últimas cifras de Acnur.
Mary tiene 25 años de edad. Aquel vuelo en el que emigró era su primer viaje fuera de Venezuela, un recorrido que tuvo como destino final el lugar que ahora le da cobijo: la ciudad de Buenos Aires, en Argentina.
En el país suramericano, Baéz ejerce con mucho orgullo su profesión. Actualmente trabaja en un constructora que no ha detenido sus operaciones, pese a la pandemia. “Desde que el covid-19 llegó al país solo estuve sin laborar 3 semanas y volvimos porque la obra pública en este país es una actividad esencial”, comenta en entrevista para El Diario.
Antes de la llegada del covid-19, la joven tenía otros dos empleos aparte de la constructora. Cuenta que se sentía extremadamente agotada, así que decidió retirarse de sus empleos secundarios ya que en un año solo contaba con 14 días de vacaciones.
Mary solo se quedó con el trabajo en la constructora, un empleo que le alcanza para costear sus gastos en Argentina y ayudar a su mamá en Venezuela. Sin embargo, decidió comenzar un emprendimiento, no solo para generar un ingreso extra, sino también para atender el profundo amor que siente por los animales. Así fue como creó un venta de postres para mascotas.
Pasteles y Patas es el nombre que lleva el emprendimiento que Mary Gladys jamás se imaginó materializar. Asegura que la cocina en general no es su fuerte, pero el cariño que tiene por los perros pudo más para sacar adelante su proyecto.
Su emprendimiento es algo poco común pero muy innovador, se trata de tortas para celebrar el cumpleaños de los perros. Están hechas de ingredientes 100% naturales a base de carne y zanahoria, que contribuyen con el bienestar de los caninos.
Báez asegura que hay mucha demanda en este emprendimiento para perros en el país. A pesar de que los principales compradores son argentinos, los venezolanos no faltan entre sus clientes.
Le encantaría que esto, que nació como un emprendimiento, pueda llegar a un punto donde le genere los suficientes ingresos como para vivir de ello. Comenta que las ventas son mejores de lo que esperaba.
Tiene la modalidad de entrega personal y también ofrece delivery. Un amigo es quien hace las entregas en bicicleta y así él también obtiene ganancias. “Intento agrupar siempre varios pedidos para optimizar el tiempo mientras sigo con mi trabajo de ingeniería”, relata Báez
Mary Gladys reconoce que no es fácil emprender, que el temor al fracaso siempre estará presente, aún más cuando el dinero invertido pudiera perderlo en lugar de haberlo enviado a su familia en Venezuela.
Su consejo para los que quieren emprender es que deben intentarlo y buscar algo que los apasione y motive, asegura que no solamente el dinero tiene que ser el motor.
“Si hacen las cosas con cariño no existirá rechazo. A veces el cansancio de tener un trabajo y un emprendimiento te hace dudar, pero una vez que recibo las fotos de los clientes con sus mascotas contentas y disfrutando su cumpleaños todo vale la pena”, finaliza.
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