“Hoy te ves bien, Mildred”, se dice Sarah Paulson viéndose al espejo, en su papel de la enfermera perturbadora, terriblemente franca y extrañamente dulce, Mildred Ratched. 

Sacada de la novela Atrapado sin salida (One Flew Over The Cuckoo’s Nest es su título original en inglés), del escritor americano Ken Kesey, publicada en 1962, Mildred Ratched ya había llegado a las pantallas en una película en 1975 con el rostro de Louise Fletcher.  

Pero esta serie de Netflix, que se estrenó el 18 de septiembre y cuenta con ocho capítulos y una sola temporada -por los momentos- producida por Ryan Murphy, parece una extensión de American Horror Story, su reinado del terror y el gore, a pesar de que Ratched no es tan cruenta. 

Y si bien la trama gira entorno a Mildred Ratched, Sarah Paulson es acompañada por un fantástico elenco, de los cuales algunos ya hemos visto en otras producciones de Murphy. Cuenta con actrices estelares como Sharon Stone, Cynthia Nixon y Judy Davis hasta viejos conocidos como Finn Wittrock y Jon Jon Briones.

El escenario de la serie es California en 1947. Estados Unidos, junto al bloque de los Aliados, acaba de ganar la Segunda Guerra Mundial y el mundo parece encarrilarse nuevamente. Pero no todos salieron ilesos del que fue, probablemente, el conflicto bélico más complejo del siglo XX.

La salud mental fue la que más daños sufrió en la población que sobrevivió el conflicto armado. El estrés pos-traumático, heridas de guerra y otros horrores, estaban más que presentes en la época.

Durante la serie seguimos a Mildred Ratched en su trabajo como enfermera en el Hospital Psiquiátrico Estatal de Lucía, una pequeña ciudad al norte de California, y también vemos de cerca la historia de un asesino llamado Edmund Tolleson. 

Leer más  La Traviata: de la convención al riesgo

La historia de ambos personajes viene de mucho más atrás y está unida por lazos mucho más oscuros que la locura que le quieren diagnosticar -o no- a este asesino serial.

Ratched
Foto: Netflix

Ángel de la misericordia

Mildred Ratched cuenta con una interesante historia. Enfermera de guerra en el Pacífico, la mujer tuvo a más de un soldado moribundo en sus brazos con espantosas heridas provocadas por el enemigo. 

Desde amputar piernas hasta quedarse junto a la camilla de soldados que deliraban del dolor, Ratched sentía que esa era su labor. Ayudar a la gente es su vocación. 

Fachada que oculta a la perfección su oscuro pasado y su retorcida manera de pensar. 

Cuando llega al hospital psiquiátrico en Lucía y prácticamente toma el puesto de enfermera a la fuerza, la mujer parecería llevarse mejor con los pacientes que con el resto del personal. 

“Ya le han causado mucho dolor. Es hora de que alguien se apiade de usted. Qué diferente habría sido yo si alguien se hubiese apiadado de mí”, es una de las líneas más contundentes de esta enfermera. 

En una época donde se recién descubría la lobotomía como la conocemos hoy en día -sí, el espantoso procedimiento de clavar un pica hielo en el cerebro de una persona a través del ojo-, y otras terapias que hoy nos parecen barbáricas, una enfermera como Ratched calza como anillo al dedo. 

Hace y deshace a su conveniencia, sin importar a quién deba llevarse por delante en el proceso. Miente a diestra y siniestra, defendiendo sus ideales que, en muy pequeñas ocasiones, parecerían ser nobles. 

Leer más  ¿El Sebin es el órgano de cobranzas de Cashea?

Y sobre todo, no se altera nunca. Ni siquiera cuando mata. 

Ratched, serie
Foto: Netflix

Ángel de la muerte

Entre los arquetipos literarios, uno que se ha popularizado bastante últimamente es el del Antihéroe. Una persona que actúa de muy mala manera pero con buenas intenciones. 

Deapool, Jack Sparrow, incluso el mismo Batman comparado con Superman o Iron Man frente a Capitán América, son algunos ejemplos.

Mildred Ratched, según la novela de la cual sale, es la villana de la historia, pero aquí, parecería ser la antiheroína. Es una mujer independiente que decide salvar el día haciendo las cosas a su manera -por más que su brújula moral esté bastante des-calibrada-.

Aunque realmente salva lo que a ella le interesa salvar.  

Pero eso sí, el personaje de Sarah Paulson tiene momentos más lúcidos y coherentes moralmente hablando, que el papel que interpreta Finn Wittrock: el asesino Edmund Tolleson. 

Ratched podrá practicar la eutanasia como supuesta señal de misericordia según su código ético y moral. Edmund mata por placer y necesidad. 

Es una ira efervescente que vive dentro de él, incapaz de controlarla, que lo lleva a mancharse las manos de sangre. Y lo hace sin pestañear. 

Tolleson y Ratched presentan dos tipos de maldad muy diferentes. Podría decirse que él es impulsividad en estado puro, mientras que ella es la manifestación en carne y hueso de lo que es ser maquiavélico.

Y sin embargo, la serie no nos pinta a Ratched como una persona sin compón, a diferencia de Tolleson. Por más que sean personas con traumas severamente arraigados en su infancia, los dos se convirtieron en personas muy diferentes. 

Leer más  ¿El Sebin es el órgano de cobranzas de Cashea?

En una antiheroína y en un villano, al menos según la serie.

Pero lo que está claro es que ambos no sólo tienen las manos manchadas de sangre, sino que poco les interesa. Y serían capaces de volvérselas a manchar con tal de conseguir lo que tanto han ansiado. 

La frialdad e indiferencia de Mildred son el opuesto y, a su vez, el reflejo de la ira y fuerza de Edmund. 

Y ambos se encuentran sumidos en un contexto terrible, entre personajes complejos, que pueden provocar que sus lados más oscuros salgan a relucir en cualquier momento.

Una jefa de enfermeras enamorada de la autoridad, un doctor obsesionado por curar a la gente sin importar los métodos empleados, un político que sólo vela por sus intereses, una secretaria que oculta sus verdaderas intenciones, una millonaria con un oscuro deseo, otra enfermera controlada sólo por sus hormonas, un enfermero veterano de guerra, pacientes complicados y una chismosa recepcionista de un motel, son el abanico de opciones para interactuar con los que Mildred y Edmund cuentan. 

En un mundo así, cualquiera se volvería loco. 

Actriz de la serie de Netfilix
Foto: Netfix

Ni ángeles ni demonios, humanos

El intro de la serie tiene de fondo la melodía Danse Macabre del compositor Camille Saint-Saëns. Y eso es la serie, una danza macabra entre la locura y la cordura donde se cuestionan muchas cosas. 

Por ejemplo, la ética de la medicina y cómo interviene en la política. También, leyes americanas, como: una persona mentalmente discapacitada no puede recibir, como condena por sus crímenes, la pena de muerte. Porque, en teoría, no es responsable de sus actos debido a su condición. Sí puede ir preso de por vida, pero no puede ser ejecutado por el Estado.

Leer más  La Traviata: de la convención al riesgo

La crítica hacia la espectacularización de eventos macabros, o usar sucesos que determinan el destino de personas, sólo para cambiar la opinión de un electorado, también están presentes.

Puertas que se abrieron a las mujeres y otras minorías oprimidas durante la guerra, se cierran apenas esta termina y ni las gracias les dan por su servicio, es otro de los temas señalados por la serie.

Demuestra que muchas veces hacemos cosas de las cuales jamás nos arrepentiremos, por razones que para otros podrán parecer descabelladas. O las cosas que somos capaces de hacer por seres queridos.

Denuncia también que muchos olvidan la humanidad de las personas y los maltratan y abusan de ellos a su conveniencia. La crítica hacia el sistema no es sólo hacia el sector de la salud o político, es también hacia el social, sobre todo hacia los que deben proteger a los más inocentes.

Pero también prueba que en rincones tan oscuros de la sociedad humana, como estos parajes donde la muerte, el dolor y la locura son el pan de cada día, también pueden surgir el amor y grandes amistades.

Mildred Ratched podrá contar una oscura historia, acompañada por atormentados personajes, pero al final, la empatía humana nos ayuda a sentir cosas por ellos, más allá del espanto inicial.

Sin duda, lo que la serie nos deja -además de las ganas de ver la segunda temporada- es una enseñanza certera: sólo porque hayas hecho cosas malas, no significa que no puedas hacer cosas buenas.

Y viceversa. 

Artículos relacionados del autor