• Agobian se convirtió en uno de los corresponsales acreditados más jóvenes en la Casa Blanca, Estados Unidos. El equipo de El Diario conversó con el periodista venezolano para conocer su historia en el oficio y, además, la importancia de la ética para informar

Jorge Agobian caminó durante su adolescencia por las calles de Zaraza, estado Guárico, con una pequeña cámara y una libreta bajo el brazo. Retrató la realidad del pueblo llanero de su infancia y, a su vez, dio una perspectiva diferente de las vivencias, historias, leyendas y relatos que pasaban de boca en boca. Fue el creador de la primera página web del pueblo en 2007, titulada InfoZaraza. En la actualidad, con 27 años de edad, relee sus antiguos textos con la ingenuidad de aquel joven apasionado por la información, pero reconoce la importancia de la insistencia. “El periodismo siempre estuvo conmigo”, comenta en exclusiva para El Diario. 

Es el menor de tres hermanos, pero desde muy pequeño se caracterizó por su soltura al hablar y su predisposición para estar involucrado en los medios de la región. A los 11 años de edad participó en un programa radial infantil como uno de los presentadores principales. Luego, en la adolescencia, sintió la necesidad de involucrarse con la información de su pueblo y, sobre todo, con las historias desconocidas para aquellos incautos que no han pisado la tierra polvorosa del llano venezolano.

Corresponsal Jorge Agobian
Foto: Cortesía

La creación de InfoZaraza representó un momento importante para su crecimiento personal y también para el pueblo en sí mismo. “Duré con ese proyecto desde los 14 años hasta que me fui a estudiar a la universidad. Ese fue el motor para empezar en la carrera: me hizo entender que el periodismo era mi camino”. Además, la vigencia de la página web continúa muchos años después y es importante para los estudiantes, investigadores y curiosos de la zona. 

Este trabajo lo llevó a ganar el premio “Día de la ciudad”, entregado por la Alcaldía del municipio Pedro Zaraza, por su labor incansable en la difusión de la cultura y la historia. Luego de esos primeros pasos autodidactas, con la libreta de apuntes, reconoció la labor que seguiría durante el resto de los años y decidió irse a estudiar a la Universidad Central de Venezuela (UCV). En este recinto académico su pasión por el oficio se incrementó y la enseñanza gramatical, ética y formal de la profesión fueron las bases para su trabajo posterior.

Un llanero en la capital

Jorge pasó de la sencillez del llano, con el croar cercano de las ranas y el atardecer divisado en el horizonte, con los sonidos de la extensa sabana, a la rapidez de la ciudad. Según su relato, parecía el personaje  del escritor costumbrista Daniel Mendoza. Este autor publicó en 1849 el cuento “Un llanero en la capital”, en el cual intentó mimetizar la experiencia y el encuentro dispar de un hombre llanero en la ciudad de Caracas.

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“Así se anunció en mi casa, no ha muchas mañanas, el personaje que voy a presentar a mis lectores. No será necesario decir que era un llanero, tipo tan conocido en esta capital, que las pinceladas precedentes bastarían a bosquejado, tipo original e interesante al propio tiempo; tipo, en fin, que difiere esencialmente de los demás caracteres provinciales de aquesta nuestra pobre República”, dice el relato de Mendoza.

Agobian
Foto: Cortesía

Jorge reconoce los cambios que vivió al llegar a Caracas, pero mantiene los recuerdos impolutos de su infancia y adolescencia en el único que hoy, a muchos kilómetros de distancia, desea volver. En la Universidad Central de Venezuela recalcó la pasión por el periodismo y descubrió a grandes profesores que marcaron su camino. En ese momento cada trabajo, fuese crónica, reportaje, semblanza o entrevista, estaba relacionado con Zaraza. Escribió sobre Reynaldo Armas, uno de los cantantes llaneros más importantes del país, y Rummy Olivo, conocida como La flor de Zaraza. 

Su primer trabajo, mientras continuaba con los estudios, fue bajo la tutela de Luzmely Reyes y Laura Weffer en la unidad de investigación del periódico Últimas Noticias, en 2013. Pero esto duró poco tiempo, ya que en 2014 la dirigencia del periódico cambió y la reconocida unidad de investigación se diluyó por las nuevas políticas editoriales. Jorge continuó en algunos medios nacionales como colaborador, pero ese mismo año un hecho cambió por completo su vida y su destino: su padre había sido asesinado.

“Esto me afectó mucho y tuve que irme a Estados Unidos, antes de terminar la carrera”, dice. Su propia seguridad estaba en entredicho, pero después de unos meses recibió la llamada de Luzmely Reyes para trabajar en Efecto Cocuyo. Regresó a Venezuela en 2015 para culminar sus estudios y continuar su trabajo en el periodismo venezolano, pero las amenazas no se detuvieron y sus investigaciones incomodaron al régimen de Nicolás Maduro.

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Su trabajo de tesis fue el inicio de otro tipo de amenazas, de talante gubernamental. La investigación realizada por Jorge Agobian estaba dirigida a la participación de las mujeres en los secuestros en Venezuela. En la búsqueda de las fuentes y testimonios conversó con funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES), del Comando Nacional Antiextorsión y Secuestro (Conas), entre otros, para conocer la realidad del delito en el país. Esto llegó a distintas personas del régimen y tuvo que escapar a Estados Unidos sin terminar la tesis de grado. 

Desde Miami pudo defender el trabajo y se publicó en la biblioteca de la UCV. Su novia para el momento, hoy en día su esposa, viajó con él y logró graduarse de la misma manera. Todo había cambiado y el retorno no era una opción. El llanero en la capital cambiaba su estado y ahora era un hombre migrante, con millones de preguntas, dudas e incertidumbres y pocas respuestas. 

“Desde el primer día que la nostalgia y el miedo se detuvieron comenzó todo desde cero”

La razón principal del exilio de Jorge Agobian fue la violencia. La persecución del régimen por una parte y los vestigios del asesinato de su padre marcaron su ida. Los primeros días, como era de esperarse, transcurrieron con dificultad, pero el espíritu del joven de Zaraza no se apaciguó y comenzó a buscar una oportunidad en su pasión: el periodismo. 

Jorge Agobian
Foto: Cortesía

Todos los días de la semana visitaba la sede de El Venezolano, un medio digital e impreso de Miami, mientras trabajaba en distintos oficios para vivir. Pedía conversar con el editor de ese momento para brindarle sus servicios. Ya ellos me conocían y al verme decían: “ahí está el chamo que viene a buscar trabajo”, comenta. Luego, la directiva del diario estrenó un canal de televisión llamado EVTV Miami. Jorge siguió con sus visitas hasta que un día recibió una llamada del canal para suplantar a un productor. No tendría pago, pero la experiencia y el lugar en un medio eran su objetivo. 

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Sin embargo, la llamada no era para una suplencia, sino para un puesto fijo y pagado como productor de un programa de noticias en el canal. Él aceptó. Lo importante para Jorge era estar presente en el espectro comunicacional de Estados Unidos. Era el primer paso, el inicio de algo más, en ese momento desconocido. Su experiencia en televisión era poca, pero con el pasar del tiempo aprendió de los errores y se enfocó en el estudio de la política estadounidense y sus características.

Relata que el primer programa que produjo estaba relacionado con las elecciones primarias entre Donald Trump y Hillary Clinton. Él tenía que buscar a los entrevistados y preparar cada detalle. La noche anterior, comenta, transcurrió entre el llanto de la incertidumbre y cientos de páginas de la historia política estadounidense. Después de ese momento, un poco atemorizante, siguió el consejo de una productora de radio en Miami que decía: “En Estados Unidos tienes que sacarte el chip de Venezuela. Tienes que estudiar cada detalle de este país”. 

En ese instante decidió enfocarse en la historia estadounidense y seguir su especialización en el área. Durante tres años fue productor de EVTV Miami, entre los cuales cumplió su deseo de entrevistar a la vocera para el hemisferio occidental de la administración de Donald Trump. Después recibió una propuesta laboral por el medio Voz de América (VOA) y su tema principal como corresponsal se enfocó en el tema venezolano, pero con una perspectiva internacional y, sobre todo, con el conocimiento previo del espectro político de Estados Unidos. 

Me quité el chip, pero sin olvidar el tema venezolano. Muchos de los reportajes que realizo tienen como foco a Venezuela. Venirme a VOA me permitió trabajar ante una audiencia internacional sobre el impacto de la política en Estados Unidos en los países nuestros”, agrega.

La acreditación de VOA le permitió un lugar como corresponsal en la Casa Blanca. Su testimonio como periodista está anclado a la sobriedad del hecho. No existen opiniones posibles sobre su oficio y, además, asevera que su enfoque principal como reportero ha sido: “Tratar de explicar cada una de las partes, en blanco y negro, para informar sobre su incidencia en los países latinoamericanos”. 

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Jorge Agobian en la Casa Blanca
Foto: Cortesía

En su trabajo como corresponsal en la Casa Blanca mantiene una máxima: “Las administraciones pasan, pero el periodismo es el mismo”. La polarización de la política y las opiniones encontradas de todos los bandos son aspectos efímeros; por ende, el periodismo debe informar lo ocurrido, sin talantes de un lado o del otro, para mostrarle las verdadera importancia de cada comunicado al espectador. Además, menciona que el corresponsal de la Casa Blanca debe estar atento a todos los detalles externos a la rueda de prensa. Esto porque la información relevante, muchas veces, se encuentra en las conversaciones de pasillo y en el encuentro con los trabajadores de la administración. 

Pero muchas de las cosas importantes pasan detrás de las cámaras y los micrófonos. Muchos de los temas se conversan después de las ruedas de prensa y para nosotros como corresponsales para Latinoamérica es muy importante. Mucha de esa información no se puede contar por estar fuera de cámara, pero nos ayuda a conocer los elementos para los reportajes enfocados a Latinoamérica”, dice.

Los únicos cambios notables que Jorge establece entre la Administración de Donald Trump y de Joe Biden tienen que ver con el protocolo de la Casa Blanca. Ahora es necesario hacerse una prueba de covid-19 antes de entrar, utilizar tapabocas en todo momento y tomar la temperatura. En el gobierno de Donald Trump no existían estos procesos; además, mucha de la información importante era expuesta a través de la cuenta personal de Twitter del expresidente. 

Transmisión
Foto cortesía

Todos los días aprende nuevas cosas y siente satisfacción al verse, a los 27 años de edad, como uno de los corresponsales más jóvenes en la Casa Blanca. Todavía falta mucho por recorrer, reconoce, pero uno de los caminos que quisiera volver a caminar está en Zaraza. La distancia lleva consigo la pesadez de la melancolía: extraña a su familia, a su pueblo, a su vida pasada en Venezuela. En ningún momento deja de pensar en ello. Jorge ya no es el llanero que narró Mendoza, pero, a su vez, mantiene las memorias de su origen en cada paso que realiza. 

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