• Cada 24 de febrero se conmemora en Venezuela el día en que oficialmente nació el Cuerpo de Bomberos de Caracas. En esta ocasión el equipo de El Diario entrevistó a Enrique Hernández, comandante del Cuerpo de Bomberos del Distrito Capital

A partir de la década de los años veinte comenzaron las gestiones por parte de un grupo de personas para formar un equipo de trabajo encargado de prevenir y salvaguardar los bienes y las vidas de los ciudadanos ante accidentes y/o situaciones de riesgo en Venezuela.

De acuerdo con el Diccionario de la Historia de Venezuela de Fundación Polar, las primeras investigaciones sobre la creación de un cuerpo de bomberos en Venezuela se establecen en 1882. Maracaibo (estado Zulia) fue la primera ciudad en el país en hacer posible la iniciativa.

Para el  24 de febrero de 1936, nació la primera institución del Cuerpo de Bomberos de Caracas a través de un decreto del gobernador del Distrito Federal.

Sin embargo, es el 5 de julio de 1937 cuando fue fundada oficialmente por el entonces presidente de Venezuela, Eleazar López Contreras. Para ese entonces no había conformado la escuela de formación profesional.

El primer día de trabajo

El comandante del cuerpo de Bomberos del Distrito Capital, Enrique Hernández, de 56 años de edad, ingresó al cuerpo de bomberos del Distrito Federal el 1° de noviembre de 1989.

“Para aquel entonces, había una división entre el primer día de trabajo y el primer día en la escuela de bomberos. Cuando entre al cuerpo de bomberos, éramos un grupo de jóvenes que llegamos a una institución, que a pesar de conocer lo que representaba ser bombero, no teníamos conocimiento en ese momento de cómo era el funcionamiento interno. Al llegar a la escuela el primer día de trabajo como un nuevo, y quienes pudieran soportar todo el entrenamiento entonces pasarían al primer día de trabajo. Fue una experiencia bastante intimidante”, comentó para El Diario.

La recuperación de dos cadáveres 

“Mi anécdota, mi primer servicio para la recuperación de dos cadáveres en el río Guaire (Caracas), allí el oficial jefe nos encomendó la tarea de ingresar a la recuperación de los cuerpos, cuando me dieron la orden, fue la primera oportunidad en la que iba a tener ese contacto, estaba bastante nervioso. El impacto fue fuerte”, reveló.

Falta de equipos y herramientas

De acuerdo con un artículo de Crónica Uno, en febrero de 2020, el sistema de rescate bomberil se encontró desarticulado en su totalidad. Jorge Molina, excoronel del cuerpo de Bomberos del Distrito Capital, indicó que solo tenían operativos tres camiones y una ambulancia para las 25 estaciones que atienden el Área Metropolitana de Caracas, conformada por 32 parroquias.

No obstante, los miembros del equipo de bomberos, señalaron que deben lidiar con la falta de equipos como guantes, botas, uniforme y vehículos para realizar sus labores, las cuales requieren de una precisión técnica. Sin contar que la entrega de los equipos no corresponden con la cantidad de funcionarios que se incorporan en la institución. 

En los casos en que no contamos con los equipos y herramientas necesarias debemos utilizar, en muchos casos, procedimientos que permitan resguardar nuestra salud y la de los ciudadanos. En todo momento debemos pensar que nuestras acciones pueden generar consecuencias. Por ejemplo, en un escape de cloro, sabemos que no podemos ingresar sin un equipo de protección personal clase A, entonces es necesario que utilicemos procedimientos a fin de evitar que las personas se acerquen al lugar”, aseguró Hernández.

—¿Los bomberos sienten miedo?

El bombero también es un ser humano, y siente miedo ante una situación que representa un riesgo para su vida, pero en ese momento se impone el valor, el deseo de atender la situación de emergencia, rescatar la vida, los bienes. Pero ese miedo permanece allí. Es el límite entre la vida y la muerte. El miedo también te va a permitir identificar hasta dónde puedes llegar. No es que por eso vamos a dejar de hacer el trabajo, más bien es lo que nos va a permitir llegar hasta donde podemos.

Y existieron situaciones en las que por la envergadura del servicio o el evento, como ser humano pensaba: “Yo no voy para allá”, pero la misma mística y el trabajo que debemos cumplir hacia la comunidad encendía esa adrenalina. Debíamos cumplir con esa misión. Hubo incendios en que la temperatura sobrepasaba la protección que teníamos con los equipos y siempre pensaba que debía seguir porque es el trabajo que escogí y tenía que cumplir la misión. Siempre sentía la necesidad de culminar el trabajo, porque cuando portamos el uniforme debemos cumplir el trabajo y eso hay que llevarlo hasta el final.

—Actualmente en pandemia por el covid-19, ¿cómo ha sido la experiencia? ¿Qué ha cambiado en los llamados?

Es un aprendizaje. Debemos seguir atendiendo las emergencias, pero con más precaución más controles, debido a que el virus no respeta si somos bomberos o no. Al ser seres humanos también estamos expuestos al virus por lo tanto nuestra atención debe hacerse de forma profesional para evitar el contagio, utilizar los equipos necesarios, y en todo momento mantener la desinfección de todo aquello que utilizamos para la atención de cada evento.

En agosto de 2020, el sargento Carlos González señaló en una entrevista para El Cooperante que la situación en el cuerpo de bomberos era caótica antes y después de la pandemia. Relató que desde el inicio del confinamiento no han recibido los materiales suficientes de bioseguridad.

El trabajo de ser bombero

Conocidos como héroes de la vida real, los bomberos son personas se dedican a salvaguardar la vida y los bienes de ciudadanos en peligro. Si bien es cierto que su función es extinguir incendios, también son los responsables de rescatar a víctimas de inundaciones, accidentes viales y solucionar cualquier siniestro al que las personas y animales estén expuestas.

“El trabajo del bombero es un trabajo muy bonito, es muy humanista y requiere de mucha formación, capacitación y estudio. Ahí están las bases del éxito. Si estudiamos si nos prepararnos podemos enfrentar de forma segura cualquier eventualidad. No podemos dejar a un lado los libros, y valernos de las experiencias de quienes han antecedido la historia del cuerpo de bomberos”, concluyó.

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