• El músico y humorista venezolano vive en Miami desde hace ocho años. Desde allí trabaja en darles un carácter aún más universal a sus rutinas. Graduado del Berklee College of Music, y creador del recordado Yo y que qué, divide sus horas entre La Cata Musical que presenta en YouTube, la producción musical de un espacio noticioso en Univisión y los guiones de los Latin Grammy Premios Lo Nuestro

Es el creador del recordado GPS Carupanero, también del llamado Perreo Lounge y, por supuesto, del Yo y que qué. “Cuando lo hice compartía con varios productores musicales en una casa donde trabajábamos. Dos que tenía al lado eran mucho más jóvenes que yo; con ellos almorzaba todos los días, intercambiábamos mucho. Yo aprendía montón de la música nueva, de las tendencias de la música electrónica, y de allí fue que logré tener esa visión de turista sobre una forma de hablar en un momento determinado. Me tocó ser testigo de eso y yo pude retratarlo”, cuenta desde Miami, Florida (Estados Unidos), César Muñoz.

Cantante, músico, productor. Comenzó su viaje en el camino del arte cuando, siendo adolescente, formó parte del grupo humorístico musical Alpargata Cantorum. Graduado del Berklee College of Music, ha producido temas para televisión y cine, y participado en eventos internacionales como el Festival de Viña del Mar en Chile. En Venezuela, además de presentar sus Cantand Up Comedy en teatros de Caracas, estuvo en radio: Un mundo perfecto, por Onda La Superestación 107.9 FM.

César Muñoz vive desde hace casi una década en Florida, donde presenta sus rutinas en Teatro Trail en Coral Gables, y se desempeña como guionista de los Latin Grammy, Premios Lo Nuestro y Premios Juventud. Además, se encarga de la producción musical de Clásicos van al Punto, presentado por Jorge Ramos en Univisión. 

Ha hecho de todo, pero no olvida su primer escenario: “Fue el salón de actos de mi colegio, que es bastante digno, un auditorio del San Ignacio de Loyola. Recuerdo que esa vez me ofrecí para tocar guitarra en un acto cultural donde hacía una pieza solo y otra acompañado de un cantante. Es de los momentos más importantes. Estuve muy nervioso desde el día que supe que iba a exponerme delante de mis amigos. Pero fue una experiencia bonita”, contó para El Diario.

¿Qué memorias te quedan de la época con Alpargata Cantorum? ¿Qué aprendiste allí que aún aplicas en tu vida profesional?

—Memorias con Alpargata muchísimas, muchísimas. Claro, yo estaba terminando el bachillerato, eran los primeros amigos que se salían del círculo inmediato que eran la casa y el colegio. Entonces inevitablemente todo lo que veía me impactaba, era el primer contacto con el mundo del teatro, los ensayos, gente que provenía de distintas disciplinas. Era muy lindo. Y además la vida profesional, que para mí todavía tenía un matiz de juego y diversión, pero que no dejaba de ser un gran entrenamiento. Entonces sí, tengo muchas memorias de mis amigos, de las enseñanzas, los ensayos, la disciplina, el contacto con el público, manejarse en entrevistas, hacer gira de medios.

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Todo eso lo aprendí con Alpargata y lo aplico todavía en mi vida profesional, sí. Mantuve una amistad cercana con Roberto Fuentes, que era el director; murió hace unos años y en sus últimos días recuerdo que una de las cosas que hice fue agradecerle por todo lo que había aprendido de él y que todavía sigue vivo en mí y en mi carrera: manera de motivarnos a hacer el trabajo, la ética profesional que mantenía, la forma de pararse en el escenario, de ver al público, el entendimiento del timing para los chistes, cómo patinar por arriba de las risas, la actitud que hay que mantener. Son tantas cosas las que yo le debo a Roberto Fuentes, las aprendí allí y quedaron conmigo para siempre.

Luego del éxito del GPS Carupanero, ¿qué otra dirección y con qué género musical crearías?

—Esta pregunta no te la puedo responder con precisión, lo cual ya es una respuesta. Y la razón es que esto no se planifica de forma tan racional. Son como pequeñas epifanías las que se tienen cuando naturalmente surge en la imaginación la posibilidad de mezclar una cosa con la otra. En el caso del GPS yo tenía muchos años queriendo hacerle letra a la Marcha Turca de Mozart y un día escribiendo una rutina sobre direcciones se me ocurrió hacer la dirección cantada con esa melodía. Así nace. Después me decían que por qué no hacía el GPS maracucho, el llanero. Yo dije que no. Primero porque ya estaba hecho el chiste, cualquier otro sería imitarlo, entonces pierde la frescura y no es igual de gracioso. No trataría de repetirme. Ya fue. Y tampoco estoy planeando con qué género musical… son cosas que se van dando. Es mucho menos romántico o épico de lo que la gente se imagina. El año pasado yo hice un tema para el día de las madres con Obertura de Guillermo Tell, eso básicamente fue un trabajo que me pidieron para la tele y tenía dos días para hacerlo y conseguí una referencia de una norteamericana que lo estaba haciendo, lo adapté y lo grabé y salió. Después hice otro con una sonata de Mozart que era de los niños en la casa en cuarentena. Yo trabajo para Univisión y todas las semanas se hacen parodias musicales. Y por qué no lo hacemos con esta, pensé; lo canté, funcionó y a grabar. Crear porque hay que entregar al día siguiente. Hay necesidad y hay que resolver. En el caso del GPS no fue un encargo, estaba haciendo espectáculos de humor y mi familia es oriental y por supuesto uno puede hablar con cierta propiedad de las cosas que uno conoce. La próxima dirección y el próximo género los puedo contar después de que haga la próxima obra (risas).

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César Muñoz
Foto cortesía

La música y sus satisfacciones

¿Cómo es el humor desde Miami? ¿Qué has tenido que adaptar en tus espectáculos?

—He hecho tres espectáculos desde que estoy acá, en los ocho años que tengo en Miami. Y el humor de Miami no existe. Miami son muchas ciudades porque es un lugar donde hay muchos inmigrantes, en su mayoría hispanos. Aquí la cosa es un poco: el humor de los cubanos para los cubanos, el de los venezolanos para los venezolanos, el de los colombianos para los colombianos. Entonces, mi pretensión siempre, después de salir de Venezuela, fue hacer trabajos más universales de manera que lo pudiese entender cualquier persona que hable español. Y así lo he hecho.

Lo que te puedo decir es que es más difícil, porque la gente no se anima mucho a ir a un espectáculo de humor si no es de alguien de su país. Sin embargo, los espectáculos funcionaron. Lo que es difícil es la convocatoria; necesitas que tu nombre y tu marca sean conocidas a nivel internacional para poder atraer a todo ese público. Pero me pareció que era el reto más lindo y las veces que lo he hecho se ha logrado. Tengo audiencia mixta en el teatro con estas referencias universales en las que he ido indagando. Es más difícil hacer humor con todo esto, tiende a ser más sutil, menos punzante.

Tampoco me valgo del humor púdico, que se ríe de los genitales y del comportamiento vernáculo y esas cosas, porque me parece que ese humor ya lo vi y lo escuché tanto en la vida que en algún momento me podía dar risa, uno pasa por etapas y ya dejó de ser gracioso para mí. Y no puedo hacer algo que a mí no me dé risa. Y mi humor es blanco, más hacia lo clean, humor limpio, sin groserías, sin meterme con esos temas. Entones es un reto grande y es más difícil de publicitarse, de hacerse viral, pero los espectáculos son mucho más hermosos.

Guionista para espectáculos de televisión, premios musicales y programas de noticias en Univisión,  ¿qué es lo más exigente de este trabajo?

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—Es un oficio muy bonito, con los eventos y premios musicales se aprende mucho. El gran reto es ponerte al día con toda la música que aparece, porque además muchos presentan materiales nuevos, entonces tienes que conectar con la realidad de esos artistas y su audiencia, que probablemente no es la música que uno escucha y uno no es la audiencia de ellos, pero tienes que conectar para poder hablar de ellos. Toca entenderlos de verdad, ver sus videos, escuchar sus canciones, conocer sus carreras.

Eso es gran parte de la exigencia y por supuesto en televisión tienes la efectividad del lenguaje, poder decir en pocas palabras muchísimo, porque tienes una persona que hizo un viaje a otro país para decir dos líneas: un actor que vino desde España para presentar a una cantante y tú le vas a poner a decir algo muy corto. Tienes que justificar ese viaje y tienes que justificar además la presencia de ese actor tan importante que va a decir esas palabras. Condensar todo ese material en poco tiempo es uno de los retos más grandes y de las responsabilidades más grandes que tiene ese trabajo.

Volviste con La cata musical, ¿cómo es la producción de cada episodio?

La Cata Musical a nivel de producción es bastante exigente. El tiempo de investigación depende del tema. Hay unos en los que el contenido está más escondido y hay que detenerse mucho más, hurgar para conseguir lo que se quiere y después respaldar la información. Y además, discernir qué es leyenda urbana, qué es real, qué no lo es. Es un trabajo que toma bastante tiempo y luego después la manufactura del guion es otra inversión importante de tiempo: seleccionar qué voy a decir y qué no para que la historia sea entretenida, para que la gente se enganche y que le guste.

Hay investigaciones que me han tomado un mes, otras que me han tomado una semana; otras, dos o tres días. Varía según el tema y lo que yo necesite prepararme con cierta autoridad sobre lo que voy a estar hablando, porque estoy dando la cara por el texto. El personaje de La Cata Musical es alguien que lo sabe, que es distinto al periodista que te cuenta lo que le dijeron o que leyó, aquí yo me involucro, entonces tengo que ganar cierta autoridad y trato de buscar temas con los que ya yo esté familiarizado para poder pararme sobre ese texto y decirlo. Pero toma tiempo. Y soy yo solo. 

¿Cómo divides tu tiempo entre todas las obligaciones profesionales?

—Cuando me despierto, la primera cosa que hago es dividir todo lo que hago por departamento. El departamento de La Cata Musical, el departamento de las parodias para las noticias, el departamento para los guiones. Establecer prioridades y a partir de ahí repartes las horas del día que tienes. Gerencia de tiempos y de actividades para que todo pueda rendir. A veces alguna actividad sufre un poquito porque tienes que ocuparte de otra. Últimamente he tratado de que La Cata tenga presencia todas las semanas, lo he logrado los últimos meses. Entonces, bueno, toca trasnocharse, toca pararse muy temprano para lograr todo. 

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¿Cómo observas el mundo de los youtuber musicales? ¿Sigues a algunos en particular?

—Me encanta que exista este nicho dentro de YouTube, es fabuloso porque es tener muchos amigos músicos hablando de un tema que a uno lo apasiona. Y los tienes desde los más técnicos hasta los más light. Yo creo que estoy dentro de los light, aunque me pongo técnico a veces. Pero, digamos, le hablo a todo el público. Hay youtuber que les hablan específicamente a los músicos y hablan de armonías y de rearmonización. Es bonito que exista este abanico de opciones.

En español, Jaime Altozano me parece fabuloso, además que es pionero, de estas personas que me hicieron entender que sí se puede tener un canal de YouTube hablando sobre música. Otro que me divierte mucho es El Chombo, porque tiene mucha personalidad y una forma de hablar tan divertida; las dinámicas de sus videos son tan buenas y el contenido es maravilloso. Por mencionar dos, pero hay bastantes muy buenos. Estoy fascinado con que exista ese mundo, como músico es una forma de sentirse acompañado.

¿Qué necesidad satisfaces con la música?

—La necesidad creativa, y creo que aplica a todas las artes: la posibilidad de esculpir ideas. Cuando se habla de música la estás esculpiendo con sonidos organizados, pero también se hace cuando creas un guion, un personaje, un chiste. Todo es un acto creativo y es una necesidad innata del ser humano. Hay otra necesidad que es la de crecimiento; como el tema es vasto y uno siempre puede seguir aprendiendo y yo tengo necesidad de aprender. Como escucha, te abre el horizonte.

Te hace vivir mundos, entrar en universos nuevos. Entonces satisfaces la curiosidad y la necesidad de aventura. Luego en la medida que uno va creciendo dentro del arte está la realización personal. Los japoneses tienen algo muy lindo que llaman el Do como camino de la realización, puede ser a través de un arte marcial y entonces tienen el Karate Do. A través de esa actividad tú creces, te realizas, ese es tu camino. Y yo creo que el Do de mi vida es la música. 

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