• Pacientes y familiares aseguran que crisis hospitalaria en Venezuela dificulta cada vez más la posibilidad de sobrevivir a alguna condición oncológica en Venezuela

La lucha contra el cáncer de mama viene acompañada del lema de la prevención y el diagnóstico a tiempo. Como otras condiciones oncológicas, esta enfermedad es silenciosa y en muchos casos agresiva, pero con atención oportuna puede tener un buen pronóstico. 

La crisis humanitaria en Venezuela es otro motivo de peso para promover el diagnóstico temprano. Mientras más avanzado esté el cáncer requerirá de más estudios y tratamientos, todos ellos costosos para la mayoría de los pacientes venezolanos. En los hospitales públicos pocas son las opciones para mitigar estos gastos. 

La Asociación Civil Conquistando la Vida (Aconvida) reunió el 18 de octubre a varias de sus voluntarias, la mayoría de ellas sobrevivientes de cáncer. El objetivo de este encuentro fue celebrar sus vidas, recordar todas las adversidades que han atravesado y honrar a aquellas que perdieron la batalla contra el cáncer de mama. 

ONG Aconvida cáncer de mama El Diario José Daniel
Foto: José Daniel Ramos @danielj2511

Sobrevivir al cáncer en una crisis hospitalaria 

Estrella Rodríguez tiene 63 años de edad y es licenciada en Nutrición y Dietética. Hace énfasis en que ella laboró 25 años en una institución y que merece una seguridad social digna porque trabajó para eso. “Nadie me lo regaló”. 

En el año 2017 fue diagnosticada con cáncer de mama y desde ese momento presenció todas las precariedades del sistema de salud pública. También cómo la crisis social y política hacía que la salud no fuera una prioridad en el país. 

Yo tengo espejos en mi baño y me veía un hundimiento en el seno. Recuerdo que era octubre y estaban hablando del cáncer de mama en la televisión: una de las cosas que dijeron es que una de las señales podía ser un hundimiento en la mama y de ahí busqué la manera de evaluarme”, contó Estrella para El Diario.

Comentó que por la época todos los centros de salud con mamografía en Caracas estaban llenos, había promociones por el mes rosa. Los primeros días de noviembre consiguió cita para una mamografía y un eco mamario. Cuando se hizo este último estudio, la especialista que la atendió le recomendó que tomara medidas más severas. 

“Por tu bienestar y por el mío toma de una vez la cita para que te hagan una punción con aguja fina (PAF) y te haces la biopsia. No esperes que yo te dé el informe”, fueron las palabras de la ecógrafa y así lo hizo Estrella. 

El 14 de diciembre de 2017 le entregaron el resultado de la biopsia. Ella asegura que sabía que era positivo para cáncer sin abrir el sobre. Sin embargo, al leer el informe lo confirmó. Llamó a un oncólogo que conocía y le pidió cita. El médico le respondió que se apurara porque era la última paciente que atendería ese año. 

“Cuando me vio me dijo que él me operaría, pero yo necesitaba el dinero para eso. No sabía qué hacer”, agregó. 

La mujer sabía que era poco viable operarse en un hospital público. Además quería ir a cirugía lo antes posible para que el cáncer no avanzara. Gastó sus ahorros en la operación. También pidió apoyo para los gastos. 

El Banco Central de Venezuela (BCV) y Empresas Polar fueron las dos instituciones que le aprobaron préstamos, aunque algunos tardaron en llegar, así que también solicitó apoyo a amigos y familiares. “Mientras los préstamos llegaron me subieron algunos costos, pero al final todo se pudo hacer”. 

Después de la cirugía, los médicos hicieron una segunda biopsia, ahora con inmunohistoquímica para determinar el tipo de cáncer. Cuando el especialista que practicó la biopsia le entregó el resultado, le aseguró que estaba muy bien y que solo necesitaría algún tratamiento oral porque el tumor no era agresivo. 

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Foto: José Daniel Ramos @danielj2511

Semanas después recibió un nuevo mensaje del mismo médico. Él le dijo que se había equivocado y el resultado de la biopsia era muy distinto, se  trataba de un cáncer metastásico que necesitaba un protocolo bastante agresivo. 

Me dijo que era un error humano. Yo le respondí que los médicos no tenían errores sino mala praxis y me colgó. Creo que esa fue la única vez en toda la enfermedad que lloré y que llamé a mi oncólogo llorando. Si uno tiene el diagnóstico desde un principio ya lo acepta, pero que te lo cambien es totalmente irresponsable”, explicó la mujer.

Radioterapia y quimioterapia

Mes y medio después de la cirugía comenzó a hacer los trámites para las radioterapias. 

Le recomendaron irse al Hospital Universitario de Caracas con sus informes y estudios para iniciar el tratamiento, pero fue imposible. “Una doctora de ahí me vio de arriba a abajo y me dijo ‘Tú puedes pagar’, fue muy impactante porque yo estoy jubilada del seguro social y la verdad es que la jubilación de nosotros es una miseria”. 

Finalmente acudió al Hospital Oncológico Luis Razetti y allí hizo todas sus radioterapias. 

Estrella tuvo que someterse también a quimioterapias. En esa oportunidad también pidió dinero prestado y le había quedado algo del préstamo que se retrasó para la operación. Con esos fondos compró la mayoría de los medicamentos. 

“En ese momento no había doxorrubicina, no había ciclofosfamida y en el Hospital Luis Razetti faltaba el catéter, las soluciones, los yelcos y el cloro trimeton. Todo eso lo compré, pero tampoco había herceptin en el país y ese costaba 2.000 dólares en Colombia ¿quién puede costear eso cada 21 días en Venezuela? Es imposible”, insistió.  

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Foto: José Daniel Ramos @danielj2511

La paciente detalló que ese era el fármaco principal del protocolo de quimioterapias y que su médico le dijo que al no aplicarlo corría el riesgo de que el cáncer se esparciera por otras partes de su cuerpo. 

Semanas después de esa consulta, llegó el herceptin al Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS). El abastecimiento de este medicamento ha sido irregular por años en Venezuela. 

“Con eso pude cumplir mi tratamiento. Me hicieron 18 ciclos de quimioterapia cada 21 días por un año y así sobreviví al cáncer”, aseguró Estrella. 

Relató que las primeras quimioterapias fueron muy agresivas. Todo el tiempo tenía náuseas y sueño. Comía muy poco, porque solo quería dormir. Su hija la visitaba a diario y le dejaba la comida. Progresivamente se recuperó.

Sobreviviente de cáncer de mama

Tras superar la etapa grave del cáncer, Estrella entró en remisión y debe seguir un tratamiento de inhibidores hormonales. Inicialmente le dijeron que debía seguir ese protocolo por cinco años, pero ahora la recomendación es de 10 años. 

El medicamento que evita que el cáncer vuelva a aparecer en su organismo se llama anastrozol, el cual era otorgado por el IVSS, pero desde noviembre de 2020 escasea en el ente público. 

Pudo adquirir su tratamiento en una de las Farmacias Caribe que, aunque el costo está fijado en dólares, lo vende más económico que alguna farmacia privada o de otro país. 

El deber ser es que haya en el Seguro Social, es mi derecho porque yo lo trabajé, a mí nadie me regaló la pensión. Debemos exigir nuestro derecho a la salud, en Venezuela no hay nada ¿cómo es posible que no funcione un mamógrafo en un hospital? Hay muchos pacientes de escasos recursos que no tienen nada y nadie los puede ayudar, porque yo los vi en el Luis Razetti, simplemente están a la deriva esperando morir”, expresó.

En el empeño de defender su derecho a la salud, Estrella asistió a distintas manifestaciones organizadas por pacientes con condiciones crónicas. Allí conoció a Aconvida y decidió convertirse en voluntaria. Aclara que atravesó gran parte de la enfermedad sin saber que existían organizaciones de apoyo a los pacientes y considera que es una labor que deben conocer todos los venezolanos en situación de vulnerabilidad. 

Convivir con el diagnóstico de cáncer de mama

Jocmary Guerrero es enfermera en la Clínica de Prevención de Cáncer de la Sociedad Anticancerosa de Venezuela (SAV). Desde hace dos años, escuchar a pacientes recién diagnosticadas con cáncer de mama es parte de su cotidianidad. 

“Son mujeres muy fuertes, guerreras, porque no es fácil este proceso. De hecho, he visto mucho su cambio cuando llegan a la consulta y luego cuando las diagnostican. Una se queda como fría, pero trata de darle una palabra de aliento. Decirles que sí se puede, motivarlas y orientarlas en lo que se pueda”, dijo la enfermera en entrevista para El Diario. 

Jocmary comenta que la labor del centro de salud es principalmente preventiva, ya que no cuentan con tratamientos oncológicos. Sin embargo, cuando una persona es diagnosticada con cáncer intentan darle todos las instrucciones para que puedan cumplir sus protocolos. Además, recomiendan acudir a centros de salud donde laboran sus oncólogos. 

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Foto: José Daniel Ramos @danielj2511

“Sabemos que en el país todo lo que tiene que ver con salud es escaso y que los pacientes tienen pocas oportunidades. Así que haremos lo posible para que tengan su diagnóstico e inicien su tratamiento oportunamente”, añadió. 

La enfermera insiste en que la mejor manera de prevenir el cáncer es cumplir con los chequeos médicos anuales como la consulta ginecológica en adolescentes y adultas. También recomienda hacerse una mamografía y eco mamario a partir de los 35 años edad. 

Experiencia cercana con el cáncer de mama

Jocmary comentó que tiempo después de que comenzó a trabajar con la SAV, una de sus parientes presentó algunas molestias y ella decidió llevarla a la Clínica de Prevención del Cáncer. Allí la diagnosticaron con un cáncer en el seno. 

El tumor fue muy agresivo y no se diagnosticó a tiempo. Sin embargo, su familia y los médicos hicieron lo posible por iniciar el tratamiento rápidamente. 

La verdad es que ella no aguantó mucho. La diagnosticaron y en menos de un mes falleció. Después de un tiempo entendí que tardó mucho tiempo en buscar ayuda, se descubrió la enfermedad muy tarde”, agregó.
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La vivencia con su familiar fue una advertencia, pero también una lección sobre la importancia del control médico como método de prevención del cáncer. 

El recuerdo de una hermana que luchó contra el cáncer y las carencias hospitalarias

Argelis Hernández fue al encuentro que organizó Aconvida para honrar la memoria de su hermana Lucrecia, quien falleció a los 53 años de edad en 2019. La paciente luchó contra el cáncer de mama, pero también contra la crisis de salud que aún afecta a Venezuela. 

En el año 2016, Lucrecia se ahogó cuando intentaba levantar a uno de sus estudiantes en el salón de clases. La llevaron a la emergencia del Hospital Dr, José Gregorio Hernández, también conocido como los Magallanes de Catia, en Caracas.

La mujer cuenta que su mamá también murió en el año 2000 víctima del cáncer, por lo que los médicos les advirtieron a todos sus hermanos que debían cuidarse para evitar repetir su historia. Insiste en que su hermana menor fue la única que desestimó ese consejo, aunque también comentó que vivía con miedo de enfrentar las mismas dificultades que su madre. 

“Desde 2014 ella comenzó a tener malestares, yo le decía que la llevaba al médico para que se chequeara pero se me escapaba, se iba a dar clases porque era maestra de preescolar o se iba a nuestra casa materna”, indicó Argelis para El Diario

Me enteré esa noche que estaba hospitalizada porque una sobrina me llamó. Apenas amaneció fui a visitarla. Cuando llegué vi que la tenían con oxígeno y le pregunté cómo era posible que llegara hasta ahí si todo eso pudo prevenirse”, contó.

Argelis conversó con los médicos que evaluaron a su hermana y le explicaron que podían atenderla mientras se estabilizaba, pero debía ser remitida lo antes posible a oncología, porque su condición era delicada. Pidió que la refirieran al hospital Luis Razetti, porque ya lo conocía y allí había aprendido de la experiencia con su mamá. 

En el oncológico me dijeron que debían hacerle quimioterapia, pero que el cáncer de mama había avanzado demasiado. También aseguraron que podía vivir un año aproximadamente, aunque yo me encargue de hacer lo posible para que viviera más”.
Argelis Hernández
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Foto: José Daniel Ramos @danielj2511

Recibió 11 ciclos de quimioterapia, perdió su cabello y se recuperó de un derrame pleural (alrededor de los pulmones) que se le desarrolló como consecuencia del cáncer. Su recuperación fue prometedora y Lucrecia hizo lo posible por volver a sus rutinas. 

Otra meta que se trazó la mujer fue la lucha por el derecho a la salud. Cuando estuvo en los hospitales públicos presenció muchas precariedades y conoció a pacientes que padecían la escasez de medicinas. 

Una nueva emergencia 

Argelis recuerda que su hermana se comprometió mucho con la defensa de los derechos y participó en infinidad de actividades y protestas referentes al cáncer en Venezuela. Sin embargo, a ella le preocupaba que se descuidara físicamente por esa labor. 

“En 2019 trabajó demasiado: iba de un hospital a otro, a marchas, exigía medicamentos, que se arreglaran los equipos de los hospitales. Recuerdo que le servía agua en la mañana y cuando yo llegaba en la noche veía el vaso intacto”. 

La mujer notó que su hermana se estaba inflamando. Su brazo había crecido mucho sin motivo aparente. Lucrecia argumentaba que era normal por el cáncer.  “Los primeros días de noviembre tenía unas actividades pero dijo que se sentía muy mal para asistir. Yo insistí mucho y la llevé al hospital para que la evaluaran”.

En los estudios que le hicieron a Lucrecia encontraron elevados los niveles de creatinina. Había desarrollado una insuficiencia renal y eso causó la inflamación. Los médicos le recomendaron a Argelis que no le diera agua a su hermana, aunque no le explicaban bien por qué. También le pidieron que buscara un lugar donde le hicieran una diálisis de emergencia. 

El esposo de Argelis buscó en toda Caracas un sitio donde aceptaran a su cuñada. Habló en una oficina del IVSS en Propatria, donde le pidieron exámenes e informes para darle una orden de referencia. Dos días después le sugirieron trasladarla al Hospital Dr. Domingo Luciani, en El Llanito. 

Maira Cárdenas y Mildred Varela, presidenta y vicepresidenta de Aconvida respectivamente, acompañaron a las hermanas en ese proceso y las apoyaron con el traslado hasta el centro de salud. 

“La sacamos del hospital en la tarde. Eso fue el 18 de noviembre y la ciudad estaba toda cerrada por una marcha de la oposición, así que llegamos a las 7:00 pm. Allí una enfermera nos dijo que no la podía recibir, que me llevara a mi casa, que consiguiera una enfermera para que la atendieran ahí”, indicó. 

Al salir de lugar Argelis, Maira y Mildred empezaron a llorar. Luego se fueron a la entrada del hospital y comenzaron a hacer llamadas con la esperanza de lograr que la ingresaran. 

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A los segundos llegaron unos enfermeros con una camilla naranja, yo sentí que era como un milagro de Dios. Ya iban a ingresar a mi hermana y pensé que eso le daría salud. El sábado 19 en la mañana comenzaron a hacerle su tratamiento con furosemida (diurético) y se veía cómo estaba drenando el líquido. Teníamos esperanza”.

En el transcurso de la mañana le pidieron al Argelis que abandonara la hospitalización porque comenzaban las rondas médicas. Al mediodía le permitieron entrar nuevamente y cuando se dispuso a cambiarle la ropa vio que su hermana tenía espuma en la boca, también que su piel habia cambiado de color. 

“Qué le pasa a mi hermana, doctora”, preguntó Argelis con lágrimas en los ojos. Intentaron explicarle que otro paciente había fallecido al salir de la diálisis y que la madre gritó muy fuerte y había asustado a Lucrecia. Casi inmediatamente la sacaron de nuevo de la sala para intentar estabilizar a su hermana. 

Cuando Argelis volvió a entrar a la hospitalización, Lucrecia ya había muerto. 

“Todo fue muy rápido, creo que apenas el año pasado comencé a entender lo que había sucedido y ahora veo las cosas con más claridad. En el momento sentía impotencia de ver que no hay apoyo para los venezolanos con problemas de salud. Se llenaron la boca diciendo que el poder es para el pueblo, pero han acabado con el sistema de salud a todo nivel”, agregó. 

La mujer insiste en que la crisis que afecta al sector salud hace que la prevención de enfermedades sea una prioridad. En lo posible intenta que ella y su familia tengan una vida sana, alimentarse adecuadamente y evitar automedicarse para mantenerse alejados de los hospitales. 

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