• Esperar en el muelle de Puerto Ayacucho desde las 6:00 am de Venezuela (5:00 am, hora de Colombia), para comenzar el embarque de los niños que navegan por el río limítrofe entre ambas naciones, es la rutina de cientos de niños que estudian en la Institución Educativa Antonia Santos de Casuarito. El propósito: una educación de calidad

Una niña de traje azul y cabello bien peinado con un cintillo de trenzas espera con su madre en el improvisado muelle de Puerto Ayacucho (Amazonas). Se le ve ansiosa y alegre, porque cantará en el acto de cierre de la escuela donde estudia, esa que queda al otro lado del río Orinoco, en el territorio de Casuarito, Colombia. 

estudiar en colombia
Foto: cortesía

La pequeña llevaba más de un año sin asistir a la escuela, desde que se decretó la cuarentena por el covid-19, en marzo de 2020. Como ella, son más de 200 niños venezolanos que viven en el estado Amazonas, cuyos padres los motivaron a continuar sus estudios en la Institución Educativa Antonia Santos de Casuarito, Departamento de Vichada, Colombia. 

Debido al cierre de la frontera que se mantuvo hasta finales de octubre de 2021, los niños debieron mantener sus clases de manera virtual, aunque quienes vivían en suelo colombiano ya habían comenzado a estudiar de manera presencial desde agosto de ese año.  

“Uno todo lo hace por la educación de sus hijos”, se le escuchó decir a la madre de la niña. “Acá a los maestros ya no les alcanza el sueldo y muchos abandonaron las aulas para dedicarse a otra cosa, venden en la calle y hasta se han ido a las minas”, detalló la mujer amazonense que no quiso identificarse. Agregó: “Solo queremos un mejor futuro para nuestros hijos, y en nuestro país vemos que no lo tenemos”. 

Como esa madre, varios padres se prepararon para comenzar el año escolar 2022 en el lado colombiano, el cual inició el pasado 7 de febrero en la Institución Educativa Antonia Santos. Este plantel contempla una matrícula total de 540 niños, en gran parte venezolanos, quienes cruzan diariamente las aguas del “Río Padre” para acceder a un sistema educativo que, en los actuales momentos, sus padres consideran que tiene una mejor calidad. El equipo de El Diario conversó con algunos de ellos. 

Placa de identificación de la Institución Educativa Antonia Santos
Foto; Madelén Simó

Apertura 

El Proyecto Migración Venezuela, que lidera la revista Semana de Colombia, publicó en 2020 que 2.535 niños venezolanos cruzaban la frontera de Venezuela a Colombia para asistir a clases; sin embargo, con el cierre de la línea limítrofe por la pandemia del coronavirus, el trato especial que tenían estos alumnos se trastocó y limitó la práctica fluida de estos niños en las estrategias educativas que se idearon desde el Ministerio de Educación colombiano. Las fallas en el servicio de electricidad e Internet fue lo que más incidió; pero muchos padres siguieron apostando por la educación del vecino país y dejaron a sus hijos en los colegios colombianos. 

Para Dixon Dacosta, padre de un niño de 9 años de edad, que cursa cuarto grado en la escuela Antonia Santos de Casuarito y vive en Puerto Ayacucho (Amazonas), la decisión de mantener a su hijo en el sistema educativo colombiano responde a la disposición de la enseñanza. 

La atención y la disposición para la enseñanza ha sido de mucha apertura, pero también muy exigente y con una proyección de estudio global; es decir, que incluye las mejores competencias: aprendizaje del idioma inglés, capacitación en áreas como matemáticas, castellano y educación artística. Eso es fundamental en esta etapa inicial de los niños”, sostuvo para El Diario.

La Institución Educativa Antonia Santos tiene dos sedes: primaria y secundaria. Su rector, el profesor Martín Flores, en una entrevista radial por el cierre escolar de 2021 dijo que, pese a las circunstancias de la pandemia y las dificultades de estudio, tanto para los niños de Casuarito como los de Puerto Ayacucho, se cumplieron los objetivos académicos y hubo baja deserción escolar.

Otro aspecto que señaló Dacosta corresponde a la etapa de inscripción. “Nuestro hijo estudia en un colegio colombiano desde hace cuatro años, el proceso por ser venezolano ha sido de mucha apertura, tanto de búsqueda de matrícula como en una atención que va desde lo básico como la salud, la alimentación y por supuesto, la parte académica”.

La familia de Dacosta migró para Bogotá en 2018 y debido a la pandemia debieron regresar. Lo hicieron para el lado sur de Venezuela, Amazonas, y decidieron continuar con los estudios del niño en el sistema colombiano. Recuerda que el traslado de su hijo fue sencillo, pues solo le solicitaron las notas del colegio anterior y el número de matrícula. “Quisimos darle continuidad a su formación académica, el bienestar que ofrecen con el PAE (Programa de Alimentación Escolar) y la atención médica con la Cruz Roja Colombiana”. 

Requiere compromiso 

Cruzar el Orinoco para estudiar en Colombia
Foto cortesía

Para quienes no conocen el río Orinoco de cerca, la rutina que tienen estos niños para estudiar en Casuarito les puede parecer una odisea y hasta peligrosa; sin embargo, para los habitantes de la zona es algo normal navegar por estas aguas. Desde pequeños juegan en el río, algunos ven a sus padres ir de pesca, hacen tareas cotidianas como lavar ropa y hasta van de paseo. Las embarcaciones que prestan el servicio de transporte para llevar pasajeros de Puerto Ayacucho a Casuarito y viceversa, deben estar equipadas con sus chalecos salvavidas y tener buenas condiciones mecánicas. Aún más la que se contrata para realizar el transporte escolar, cuyo servicio es cancelado por las autoridades colombianas. 

En lo que deben comprometerse los padres es en llevar puntualmente a los niños al muelle Puerto Ayacucho, quienes están allí desde las 6:00 am y al regreso deben esperarlos a la 1:00 pm. Para el trayecto usualmente están acompañados de algún docente. Sin embargo, para el inicio de este año escolar, el servicio de transporte aún no estaba resuelto debido a retrasos en la contratación, se presume que por la misma dinámica de la etapa electoral que se vive en el vecino país. 

Lo que el rector Flores pudo solucionar para que arrancaran las actividades fue un precio con descuento para el traslado de ida y vuelta, que se acordó con los transportistas de los bongos en 2.000 pesos colombianos para los estudiantes (equivalente a 2.4 bolívares), siendo la tarifa completa de 10.000 pesos colombianos. Pero según manifestaron algunos padres, todavía es un costo económico difícil de asumir.

No obstante, esta falla en el transporte escolar es en todo el Departamento de Vichada, debido a “una revisión técnica del Ministerio de Educación y apenas se encuentra en proceso de contratación; solo hacia mediados de marzo estarían operando las rutas escolares”, dijo el padre Jairo Pardo, secretario de Educación Departamental, al medio local El Morichal. 

Esa tarea de llevar y buscar diariamente a su hija fue con la que se comprometió Magno Barros, padre de una adolescente que este año inicia su etapa de bachillerato. En el sistema colombiano inicia en lo que sería el sexto grado para el lado venezolano, y en el vecino país le llaman grado once. 

“Mi hija estudia desde el año pasado en Casuarito. De hecho, ya pasó para el área de bachillerato. Nosotros hablamos con ella y le preguntamos si quería estudiar en esa escuela de Colombia y ella estuvo de acuerdo”, precisó Barros para El Diario. 

“Tomamos la decisión de cambiarla de colegio en vista que del lado venezolano ha bajado mucho la calidad educativa, muchos profesores han dejado las aulas y casi no están recibiendo clases. Con ese sistema virtual, menos actividades se tenían. En cambio, en Casuarito, los muchachos tenían clases a través de un sistema de guías y con comunicación por WhatsApp con su maestra”, destacó. 

Al igual que Dacosta, Barros indicó que no hubo mayor problema para inscribir a su hija en la Institución Educativa Antonia Santos. Contó que luego de verificar que hubiese cupo para su grado, llevaron su documentación y comenzó a estudiar. Sin embargo, en un aspecto que los padres deben estar atentos, sobre todo los de aquellos niños que no tienen la doble nacionalidad, es en su documento de identidad al momento de culminar el bachillerato.

Desde la Secretaría de Educación colombiana están informando que los niños deben contar con una visa de estudiante o el Estatuto Temporal de Protección para Migrantes Venezolanos para que se les pueda hacer entrega de su certificado de bachiller colombiano. 

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