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  • La escritora boliviana publicará su libro Ustedes brillan en lo oscuro, ganador del Premio Internacional Ribera del Duero. En entrevista a El Diario, explica cómo sus cuentos difuminan la línea entre la realidad y la ficción, además de contar historias que traspasan eras geológicas

A la escritora boliviana Liliana Colanzi le resulta extraño cada vez que alguien le pregunta por qué escribe cuentos. Para ella, es como cuestionar a un músico por qué compone, o a un ilustrador por qué dibuja. La narrativa breve le resulta tan natural como el río para las garzas, sin necesidad de dar muchas explicaciones. A los novelistas nunca se les pregunta la razón por la que eligieron ese género literario sobre otros.

A sus 41 años de edad, la autora ha pulido su manejo de la ficción breve, presente en cada uno de sus libros. El más reciente, Ustedes brillan en lo oscuro, ganó a finales de marzo de 2022 el VII Premio Internacional Ribera del Duero, en España. El certamen bienal es organizado por la editorial Páginas de Espuma, que se encargará de su publicación, así como de la denominación de origen de vino, Ribera del Duero.

El libro fue seleccionado de entre 943 manuscritos de 37 países, siendo la primera vez que la convocatoria recibió más participantes extranjeros que españoles. El jurado estuvo conformado por los reconocidos escritores Rosa Montero, Marta Sánz y Cristian Crusat, quienes resaltaron la capacidad de cada cuento para simular una realidad similar a la nuestra, pero que se tuerce hacia espacios donde el tiempo deja de ser cuantificable. “Construye imágenes de una belleza cruel y un mundo extraño que sin embargo es este”, resaltó Sanz durante la ceremonia de premiación.

Ficha de la autora

Nacida en Santa Cruz, Bolivia, Colanzi es escritora, editora y periodista, además de poseer una maestría en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Cambridge, y un doctorado en Literatura Comparada por la Universidad de Cornell. En esta última es profesora de Literatura Latinoamericana y Escritura creativa, por lo que vive desde hace 10 años en la ciudad de Ithaca, Nueva York. nnEn 2010 publicó su primer libro de narrativa breve, Vacaciones permanentes. Con Nuestro mundo muerto ganó el Premio Internacional Aura Estrada de 2015, siendo además finalista del Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez. De aquí obtuvo un importante reconocimiento por cuentos como u0022La Olau0022, u0022Chacou0022 y u0022Caníbalu0022. Ustedes brillan en lo oscuro es su tercer libro. En 2017 inició el proyecto Dum Dum Editora, además de editar el libro La desobediencia. Antología de ensayo feminista.n

Desde una cueva

En entrevista para El Diario, Colanzi cuenta que comenzó a escribir Ustedes brillan en lo oscuro en 2017. Tras ganar el Premio Internacional Aura Estrada realizó una residencia de escritura en Oaxaca, México, donde concibió la idea de hacer una historia que tuviera como foco una cueva. Con ese justo nombre, La Cueva nació como el primogénito y encargado de abrir en las primeras páginas. “Allí trato de imaginar toda esa ebullición de seres que pasan por un lugar específico a lo largo de un gran período de tiempo”, señala.

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Reconoce que al terminar los seis cuentos que hoy forman el libro y leerlos, le disgustaron bastante. Un síndrome común entre los escritores es el aborrecer sus propias creaciones en un principio. No los tocó durante algunos años hasta que la pandemia de covid-19 la llevó a desempolvarlos para darles una segunda oportunidad. 

“Para mí la escritura nunca es fácil. El cuento siempre se me escapa, me presenta resistencia, y para mí es un desafío encontrar aquello que te lleva al corazón de un cuento. Me alegra que con este premio, finalmente va a salir de mis manos y va a llegar a los lectores, porque si no probablemente hubiera seguido escribiendo y reescribiendo y cambiando cosas” comenta. 

Escribir en tiempos de tanta reclusión e incertidumbre resultó terapéutico para Colanzi. Su padre falleció a causa del coronavirus, al igual que otros familiares y amigos. Dentro del duelo y la angustia, afirma que revisitar sus historias la ayudó a sobrellevar aquellos momentos tan críticos.

“Conectar con la escritura para mí era conectar con un principio de la creatividad que es vital. Es vida en un tiempo de muerte, con mucha tristeza e incertidumbre. Si bien al principio fue difícil concentrarse dentro de una marea de noticias negativas, creo que me aferré a la escritura como una especie de tabla de salvación en medio del caos”, destaca. 

El tiempo dislocado

Liliana Colanzi: “Para mí es un desafío encontrar aquello que te lleva al corazón de un cuento”
Foto: Cortesía

Que el primer cuento del libro sea La cueva, sienta una idea del ritmo marcado en el libro. Sirve como un umbral para adentrarse hacia una realidad alterna donde gobierna la teoría de la relatividad. Esto se convierte en un hilo conductor dentro de cada una de las historias posteriores. Los miles de años que tardan en descomponerse los desechos radioactivos, el fantasma de un pueblo que alguna vez tuvo un gran porvenir y ahora está en ruinas, o una versión futurista de la ciudad boliviana de El Alto, con tecnologías apenas soñadas en su presente. 

“Son distintas maneras de abordar el tiempo, porque el presente siempre está habitado por los fantasmas del pasado y por esa potencia del futuro. Entonces me interesaba dislocar el tiempo, traer al presente tanto el pasado como el futuro y jugar un poco con ellos”, explica.

La escritora apunta a que su intención era mostrar la historia su mayor extensión, con escalas que van más allá del propio ser humano. Cuenta que uno de los temas que le genera más curiosidad es el origen del universo, y pensar todos los años que han pasado desde aquella explosión primigenia. También en lo que representa ese tiempo en comparación a nuestra especie, y en todos los seres que han poblado la Tierra a lo largo de todos sus eones, evolucionando y desapareciendo en cada proceso de extinción. “Vivimos y caminamos sobre esos sedimentos, sobre una historia del planeta que no conocemos”, comenta.

Ese es el espíritu de La Cueva, ver el tiempo no en una perspectiva humana, sino con la del planeta. “Cuando lo pensamos de esta manera, realmente provoca vértigo. La idea de que somos sumamente pequeños e insignificantes en comparación con la vida de las estrellas, la del universo. Para mí la escritura es una forma de indagar en estas cuestiones, de medirnos con estas escalas que nos superan”, agrega.

La realidad invisible

Una de las marcas de la literatura de Colanzi es su dominio de la ficción especulativa. La capacidad de tomar géneros como la fantasía, la ciencia ficción o la distopía para construir lugares donde, sin embargo, la realidad sigue latente y se fusionan hasta hacer difusa la línea entre lo existente y lo imaginario. Salvando las diferencias con otras corrientes como realismo mágico, Crusat lo bautizó como “realismo incierto o inseguro”.

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Para ello, la autora se apoya precisamente del mundo real para hacer los suyos a su imagen y semejanza. Toma además elementos de la mitología y el folclore latinoamericano para mezclarlos con su propia historia y contextos políticos o sociales. De este modo, Ustedes brillan en la oscuridad narra desde su dimensión paralela fenómenos como la fiebre del caucho en la selva amazónica, o la construcción del primer reactor nuclear de Bolivia. 

Sin embargo, la realidad también puede resultar igual, o incluso más insólita. Uno de sus cuentos está basado en el accidente radiológico de Goiânia, ocurrido en Brasil en 1987. Ocurrió cuando un par de sujetos extrajeron una máquina de radioterapia de una clínica abandonada y la abrieron para vender sus partes a una chatarrería. Un dedal con 93 gramos de cloruro de cesio quedó expuesto, emitiendo un resplandor azul que atrajo a muchos habitantes, quienes llegaron a untarlo en sus cuerpos o intentar hacer anillos. El resultado fue la contaminación de al menos 244 personas y la muerte de cinco. Las autoridades debieron demoler y tratar químicamente varias casas, además sacrificar a los animales domésticos y confiscar las pertenencias de los afectados. De ese brillo radioactivo, pasado de persona a personas, viene tanto el nombre del cuento como del libro.

Colanzi afirma que este es su cuento menos especulativo de los seis. Aunque aclara que no pretende hacer una crónica y se mantiene dentro de la ficción, el hecho resultó lo suficientemente extraño e impresionante por sí solo. “Es un accidente además del que sabemos relativamente poco. Escuchamos mucho en la cultura popular, por ejemplo, sobre el accidente de Chernóbil, pero el accidente de Goiânia no es tan conocido como podría ser”, dice.

¿Hay una preocupación por el medio ambiente y el impacto del ser humano sobre la Tierra?

—Si, la cuestión de los desechos tóxicos, de la contaminación, de los materiales radioactivos está presente en varios de los cuentos. También es uno de los temas que atraviesan algunos de mis cuentos de mi libro anterior Nuestro mundo muerto. Justamente muchas de estas poluciones son invisibles o se acumulan a lo largo del tiempo de una manera que no conseguimos notar hasta que sus consecuencias se hacen evidentes en la salud o en la destrucción de los ecosistemas. Por eso también pienso que la ciencia ficción, el fantástico, el horror son modos narrativos para hablar de estas cuestiones, porque están acostumbrados a lidiar con lo invisible, por eso que no es tan fácil de percibir por el ojo humano y que, sin embargo, tiene un impacto tan grande en nuestras vidas.  

La voz escrita

Liliana Colanzi: “Para mí es un desafío encontrar aquello que te lleva al corazón de un cuento”
Foto: Cortesía

Colanzi bromea diciendo que una de las razones por las que se dedicó a la literatura fue para no tener que hablar. Desde niña siempre fue bastante tímida, por lo que prefería comunicarse por escrito. No obstante, eso no impidió que estudiara Comunicación Social en la Universidad Privada de Santa Cruz de la Sierra.

Entre risas, asegura que aún sigue siendo de esa manera. “No creo que haya perdido la pena para hablar. La sigo teniendo, pero las circunstancias me obligan”, dice. La diferencia es ahora su paso por periódicos bolivianos como Nuevo Día, El Deber y Número Uno. También ha hallado tribuna para su voz escrita como columnista en The Clinic (Chile), así como artículos para El País (España), Etiqueta Negra (Perú) y America’s Quarterly (Estados Unidos). 

“Lo que me atrajo del periodismo era la posibilidad de estar con gente sin tener que ser yo misma la voz que hablara, sino la oreja que escucha o los ojos que miran”, resalta.

—Y esto influyó también en su forma de escribir.

—Sí, sobre todo en una forma de mirar. Como periodista viajé a muchos lugares de Bolivia y tenía que hablar con gente de muchos oficios, de muchos lugares. Eso también me entrenó la vista para el detalle interesante, o el oído para la forma en cómo la gente habla o las cosas en las que hace hincapié o repite. Creo que son aspectos que te ayudan después en la ficción, pero sobre todo lo que rescato del periodismo, o que le agradezco, es el sacarme de mi lugar y llevarme a otros sitios a los que no habría llegado por mí misma. 

—¿En general cómo es su proceso de escritura?

—Es un proceso muy intuitivo, no tomo muchas notas. Si hay algo que me interesa, yo espero que vaya a resurgir naturalmente. Si hay algo que me interesa quizás por momentos, pero que después lo olvido, entonces significa que su poder sobre mí no era tanto. Me voy guiando por imágenes que se me presentan y voy dejando que la escritura me revele cómo voy a continuar el cuento, y por supuesto también siempre estoy en diálogo con otras escrituras que me inspiran. Necesito tener cerca de mí tanto ensayos, poemas, cuentos, novelas de los que extraigo quizás palabras, de los que adapto quizás cierta música de las palabras, ciertos ritmos de escritura. Ese diálogo para mí es fundamental mientras estoy escribiendo.

Lanzamiento internacional

Como ganadora del Premio Ribera del Duero, Colanzi recibió una recompensa de 25.000 euros, así como un galardón y una botella de vino conmemorativa. También la publicación de su libro a través de Páginas de Espuma.

Ustedes brillan en la oscuridad saldrá al público el 21 de mayo de 2022, estando también disponible en formato físico, digital y audiolibro. En reconocimiento de la alta participación extranjera en la convocatoria, la editorial hará un lanzamiento simultáneo en España y varios países de Latinoamérica. A partir de ese día se podrá conseguir en Colombia, Argentina, Bolivia, Uruguay, México, Chile y Ecuador. Esperan en los meses siguientes a la publicación poder llegar a librerías de otras naciones.

—¿Siente que las premiaciones son importantes para que los autores logren visibilidad, a la vez que los lectores tengan esa guía de qué leer?

—Sin duda los premios ofrecen una visibilidad importante a ciertas obras y propician la circulación de los libros. Es impresionante, por ejemplo, que esta edición va a aparecer de manera simultánea en varios países, en España y Latinoamérica, lo cual habla también de un enorme esfuerzo de Páginas de Espuma y del Premio Ribera del Duero por hacer que el libro llegue a los lectores. Es un enorme trabajo que hay detrás, no solamente para entregar un premio a un autor, sino en dar los pasos necesarios para que el libro esté disponible en varios países de manera pronta. 

—¿Qué autores de Bolivia recomienda usted?

—Lean a Jaime Sáenz, un poeta extraordinario. Lean también a Iris Kiya, a Jesús Sagasti, Gabriel Mamari Magne, Elvira Espejo, Elías Caurey, Rodrigo Urquiola, Magela Bauldoin, Giovanna Rivero. La literatura boliviana tiene escritores muy potentes desde diferentes lugares, estilos y sensibilidades.

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