Convertirse en uno de los hombres trans más famosos del planeta fue un doloroso proceso para el actor Elliot Page. El protagonista de la serie “The Umbrella Academy” relata ahora en un ensayo cómo fue crecer en un cuerpo en el que no se reconocía y la “gran alegría” que le reportó hacer la transición al poder “verse realmente” a sí mismo.
En un ensayo publicado en la revista Esquire, el actor canadiense de 35 años rememora su infancia, su carrera y algunos de los momentos más dolorosos de su vida como los problemas con la comida, así como la ansiedad y los ataques de pánico con los que tuvo que lidiar.
“No puedo exagerar la mayor alegría, que es verse realmente a uno mismo. Sé que los demás me ven diferente, pero yo empiezo a parecerme a mí mismo. Es indescriptible”, escribe el actor que en diciembre de 2020 reveló que es transgenero. “Cuando digo que nunca habría podido imaginarme sentirme así, lo digo con cada uno de mis sentidos”.
Hasta llegar aquí vivió momentos difíciles, desde el acoso que vivió en su etapa escolar en Canadá hasta su etapa adulta. “El acoso te pone en un lugar en el que, más adelante, tienes que desaprender mucho. Si se burlan de ti y te insultan a diario, es imposible que eso no se te meta dentro, sobre todo, cuando ya sientes tanta vergüenza”, recuerda.
Si bien no se ve capaz de señala su “peor” día, recuerda especialmente su etapa posterior a la película “Juno”, cuando la gente pensaba que por el hecho de ser famoso y tener dinero no tenía derecho a sentirse mal por tener que llevar vestido, por ejemplo, en el estreno de la película.
“No entiendo esa reacción. Desearía que la gente entendiera que esa mierda casi me mata, literalmente”.
Sus proyectos cinematográficos comenzaron a sucederse uno tras otro. “A principios o mediados de los veinte años, no sabía cómo decirle a la gente lo mal que estaba. Me reprendía por ello. Estaba viviendo la vida y mis sueños se estaban haciendo realidad, y todo eso estaba sucediendo. Y sin embargo, por ejemplo, cuando estaba rodando ‘Inception’, prácticamente no podía salir del hotel en el que me alojaba”, rememora.
“Luché contra la comida. Contra una depresión intensa, ansiedad, ataques de pánico severos. No podía trabajar. Había días en los que sólo tenía una reunión y salía de mi casa para ir a la reunión y tenía que dar la vuelta. No era capaz de leer un guion, no podía. Leer es una de las cosas que más me gusta hacer, pero no podía leer, no podía leer un párrafo”.
Page afirma que nunca se pudo ver como una chica, ni como una mujer, mucho menos envejecer como una mujer, lo que ha hecho que entienda lo que impulsa a muchas personas trans al suicidio y que se identifique con ello.
“Sí, me identifico profundamente. Y no sólo con el acto directo y consciente de hacerlo, sino también con ciertas épocas en las que perdí mucho peso o en las que tuve ataques de pánico severos y me desmayé varias veces. Todas estas cosas que muy fácilmente podrían, y estadísticamente lo hacen, llevar a la muerte“.
El anunció de su transición y posterior operación desató una oleada de apoyo pero también de odio.
“¿La reacción a mi transición? No esperaba que fuera tan grande. En cuanto a la calidad real de la respuesta, era lo que esperaba: amor y apoyo de muchas personas y odio y crueldad y veneno de otras tantas. Salí del armario como gay en 2014, y es diferente. La transfobia es tan, tan, tan extrema. El odio y la crueldad son mucho más incesantes”.
En su día a día ha tenido que hacer frente a episodios de odio, como cuando un hombre le gritó en plena calle “¡Te voy a matar, puto maricón!”. Experiencias como ésta es algo que en su opinión no entienden aquellos que le tildan de ser “demasiado sensible”.
El peligro de los mensajes de odio
“Todo lo que se dice de nosotros es la misma mierda que se decía de las personas LGB: pedófilos, enfermos mentales, si se les debe permitir entrar en los vestuarios. Es lo mismo. Es lo mismo. Pero los políticos están diciendo ‘¡Oh, mierda! ¡Esto está funcionando!’ Y eso es lo que da miedo”, alerta.
“Hay gente en cargos electos diciendo que, esencialmente, las personas transgénero van a ser responsables del fin de la existencia. Ese grado de retórica es realmente alarmante y horrible. También es una desinformación infinita, y la gente se la cree”.
Junto con estos mensajes de odio, Page también llama la atención sobre hacer bromas al respecto.
“Las bromas tienen un impacto que hiere a la gente. Entiendo que la gente pueda pensar que no es así. Entiendo que no lo hacen con intención. Pero: no es un chiste. No es un chiste. Te crees lo que dices. Te lo crees. No es una broma. Ellos lo creen. Está claro que no es una broma”.
“Y todo lo que estamos diciendo es: ¿pueden por favor escuchar y entender el daño que esto causa? Eso es todo lo que estamos tratando de decir. Eso es literalmente todo lo que estamos tratando de decir. Y luego nos llenan de odio por decirlo. Pero lo siento: son ustedes los que no quieren tener la conversación. Son ustedes los que son tan sensibles que no pueden soportar que la gente diga: “Oye, ¿puedes no hacer eso?”.
Puedes leer el ensayo entero aquí.