- El equipo de El Diario conversó con un grupo de personas sobre los distintos espacios representativos de la ciudad. Destacaron que el mayor valor de Caracas es su gente, su clima y su verdor, características que ha mantenido desde su fundación en 1567
Caracas se despierta con el sonido de los buses, las guacamayas y el bullicio de la gente que madruga para trabajar. Suena “Mi gente”, de Héctor Lavoe, seguida de otra salsa brava. Les arropa el frío mañanero y el olor a vegetación mojada. Huele a smog, café y cigarro. La ciudad inicia una nueva jornada, como cualquier otro día, siempre agitada.
“Caracas tiene mucho significado para mí, es lo máximo, con sus pro y sus contras”, señala Luis Samuel Marín, un sociólogo de 83 años de edad que transita por la plaza Bolívar. Recuerda y menciona con voz pausada los sitios de la ciudad que marcaron su vida. Vivió la que considera fue la época de mayor crecimiento y prosperidad de la ciudad.
Recuerda su infancia en La Pastora, cuando estudió en la Universidad Central de Venezuela (UCV) y cuando trabajó para una empresa petrolera. El espacio donde camina también le trae buenos recuerdos, al igual la plaza de toros de Nuevo Circo y el Teatro Teresa Carreño, sitios donde vio los mejores espectáculos de su vida.
“Viví el terremoto de Caracas en 1967, parte de la gesta de los movimientos políticos y golpes de Estado. Tengo buenos y malos recuerdos. Todo eso forma parte de la historia”, completa Marín.
Para Derbys López, director de la Fundación Historia, Ecoturismo y Ambiente (Fundhea), el mayor atractivo de Caracas es su gente y su historia. Su clima y posición privilegiada a 900 metros sobre el nivel del mar hacen del valle un sitio idílico para vivir. Cree que para amar a Caracas primero hay que conocerla bien, porque si no se le tiene miedo.
El director de Fundhea comenzó la labor de recorrer Caracas y otras zonas de Vargas desde hace 15 años, motivado por su amor a la historia y el excursionismo e impulsado por su grupo de amigos. Desde entonces se dedicó a recorrer la ciudad, brindando al menos 30 rutas con recorridos culturales.
En los alrededores de la plaza Bolívar surge Caracas y nace Venezuela
La ciudad de Santiago de León de Caracas nació en 1567 en la que ahora es la plaza Bolívar, ese espacio que frecuentemente recorre Luis Samuel Marín. El historiador y escritor Rafael Arráiz Lucca indica que previo a la fundación formal, el conquistador Francisco Fajardo intentó establecerse en el valle caraqueño en el año 1560.
La realización de los primeros trazos del mapa de la ciudad fueron ordenados por el gobernador de la provincia de Venezuela entre 1576 y 1583, Juan de Pimentel. Diego de Henares, compañero de Losada en la conquista de Caracas, fue quien hizo el primer mapa y quien colaboró con el primer desarrollo urbanístico de la ciudad. Arráiz Lucca explica que se estableció, como las ciudades españolas coloniales, una cuadrícula urbana con una plaza mayor, lo que en la actualidad es la plaza Bolívar, y se repartieron los solares, que eran como se llamaban las manzanas o cúmulo de viviendas divididas en cuatro partes iguales.
El acta fundacional de la ciudad se perdió y nunca apareció, pero Caracas siguió su curso. Tras la hazaña de Losada, la ciudad comenzó a ser epicentro del gobierno debido a su clima ideal y la protección que brindaban sus montañas ante los ataques. Luego de su fundación en 1567, en 1576, el gobernador de la provincia de Venezuela, cuya capital era Coro, se mudó a Caracas. Se asentó allí y comenzó la capitalidad caraqueña.
La ciudad fue creciendo lentamente y pasó de tener en el año 1600 unos 2.000 habitantes a 40.000 habitantes en 1812, en pleno apogeo de la guerra independentista, agrega Arráiz. El acta de la Independencia se firmó el 5 de julio de 1812 en las inmediaciones de la plaza Mayor (plaza Bolívar), en la capilla de Santa Rosa de Lima. Alrededor de la plaza se realizaron eventos de relevancia histórica, por lo que se dice que es el corazón de la ciudad.
Para Rafael Arráiz Lucca, la mayor herencia que dejó la corona española durante el periodo colonial que duró 300 años fue la fundación de gran parte de las ciudades de Venezuela. También el idioma, uno de los aspectos unificadores de la venezolanidad.
De los techos rojos al afrancesamiento de la ciudad
“Su crecimiento sustancial ocurre en el siglo XVIII, pero después de la guerra se redujo considerablemente la población de la ciudad”, indica Arráiz sobre Caracas. Los periodos en que gobernó Antonio Guzmán Blanco (entre 1870-1877, 1879-1884 y 1886-1888) y la reforma urbana de Caracas, se dieron los primeros pasos modernizadores. La ciudad buscaba destacar no solo por sus techos rojos, protagonistas durante la colonia, sino también por el desarrollo de obras arquitectónicas de estilo francés.
Bajo el Guzmancismo se construyó la estatua ecuestre del Libertador en la plaza Mayor, por lo que desde entonces se le conoce como plaza Bolívar. También el Panteón Nacional, el Palacio Federal Legislativo, el Teatro Municipal de Caracas, el parque El Calvario y otras obras como la red de cloacas y alcantarillas.
Derbys López recomienda a El Calvario como uno de los lugares que debería recorrer todo venezolano, debido a la vista que se tiene de Caracas desde lo alto del sitio. Para él, sitios como ese destacan por su historia y mezcla lo antiguo y lo moderno.
La llegada del siglo XX, el proceso democratizador y el mayor crecimiento de Caracas
“Después, el crecimiento muy grande ocurre en el siglo XX, cuando Caracas llega al millón de habitantes al final de la década de 1950. En ese periodo que va de la década de 1940 a 1970 se construye la ciudad moderna, con arquitectura que fue ejemplo para toda Latinoamérica y comienza a distinguirse particularmente por eso. Ese proceso comenzó con el inicio de la construcción de la Ciudad Universitaria, hasta la construcción del primer tramo del Metro de Caracas”, indica Rafael Arráiz Lucca.
Génesis Silva, de 21 años de edad, conoció los orígenes del desarrollo arquitectónico y urbanístico de la ciudad en el siglo XX escuchando las historias que le contaban sus abuelos cuando era pequeña. “En la actualidad la ciudad está deteriorada, no solo por el gobierno, sino por nosotros. No es el hecho de echarle la culpa a alguien. Nosotros también tenemos la responsabilidad como ciudadano”, destaca la estudiante de Arquitectura.
Al salir de una de las estaciones del Metro de Caracas hace énfasis en la “horrible” experiencia de viajar en el sistema de transporte subterráneo, que en su momento fue uno de los más importantes de Latinoamérica. A pesar de lo ajetreado de su dinámica, la joven recuerda al parque Los Caobos como uno de sus lugares favoritos de la ciudad. Debido a que creció en las inmediaciones de Bellas Artes, de niña corría y jugaba con sus amigos en ese espacio, que en 1920 lo bautizaron como Parque Sucre y que en 1937 fue renombrado como se le conoce en la actualidad.
En el crecimiento influyeron los ingresos de la renta petrolera que incrementaron con los años, así como el proceso democratizador que comenzó en 1958. “La ciudad se desarrolló tanto en gobiernos militares como en gobiernos democráticos”, completa Arráiz Lucca.
La década de 1990, la ciudad del consumismo y la llegada del chavismo
La preservación de sitios emblemáticos del casco histórico de Caracas se vio opacada en parte por la construcción de nuevos centros arquitectónicos modernos como la urbanización El Silencio, el hotel Humboldt y las torres del Centro Simón Bolívar. Eso trajo consigo que la ciudad se convirtiera en uno de los principales destinos para vivir debido a que predominaban posibilidades de alcanzar el bienestar a través del trabajo.
Personas de distintas ciudades de Venezuela, así como extranjeros, se radicaron en la ciudad desde entonces. Con el crecimiento vertiginoso se acentuó la cultura del consumismo, que vio en los centros comerciales un sitio ideal donde satisfacer sus necesidades. Se abandonaba entonces la posibilidad de acudir a otros centros de entretenimiento como plazas y parques de relevancia cultural e histórica.
El excursionista considera que con el pasar de los años la gente buscó salir de ese ciclo. Ese cambio incluye la vuelta a las plazas, muchas de las cuales estuvieron abandonadas por años. “Los espacios públicos, cuando son usados por la gente, se mantienen, pero cuando la gente deja de usarlos, empieza el deterioro y también la inseguridad”, subraya.
Artistas destacados hicieron vida en los principales escenarios de Caracas en su época de mayor prosperidad. Algunos internacionales como el cantante argentino Carlos Gardel se presentaron en escenarios importantes. Otros cultores caraqueños como el dramaturgo José Ignacio Cabrujas tuvieron la oportunidad de desarrollar su carrera dentro y fuera del país con Caracas como epicentro..
En los últimos 20 años, las obras arquitectónicas de gran envergadura disminuyeron. En su lugar comenzó la construcción de grandes urbanismos y de viviendas. Las acciones de los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro se orientaron hacia otras áreas y se implementó una visión de país distinta que se mantuvo durante varias décadas del siglo XX.
Esa visión de país le dio a Caracas una nueva fachada, plagada de propaganda política, consignas a favor del gobernante de turno y distintos símbolos que buscan exaltar la denominada “revolución bolivariana”. Esa visión de país que se ha implementado por los gobiernos autoritarios salpicó a Caracas. En abril de este año 2022, el gobierno del Distrito Capital cambió sus principales símbolos para destacar la historia indígena del país, dejando atrás, por ejemplo, el león que identificaba a la ciudad.
“No tiene fundamento histórico, son modificaciones de orden ideológico las que han ocurrido, y que no se respeta la tradición histórica”, indica Rafael Arráiz Lucca sobre los cambios en los símbolos de Caracas. Explicó que la representación indígena originaria siempre estuvo presente. Pone el ejemplo de los municipios de la gran Caracas: Chacao y Baruta, o las urbanizaciones Caurimare y Macaracuay.
La ciudad del movimiento y el encuentro
A pesar de las distintas visiones y posturas que se tengan sobre la ciudad, quienes hacen vida en ella solo buscan disfrutar de los espacios que se han mantenido de pie. Bárbara Jaimes, de 36 años de edad, es una de ellas. Señala que Caracas significa para ella emoción, alegría y diversión. Jaimes, desde la plaza Altamira, indica que otra de las características de la ciudad es su movimiento.
Recuerda algunos de los momentos que vivió. En ese espacio donde está sentada ella es uno de los epicentros destacados para quienes se oponen al régimen de Nicolás Maduro, e incluso quienes se opusieron a Chávez. De allí partían una gran parte de las protestas antigubernamentales de 2014, 2017 y 2019.
A pesar de todo, Caracas es la ciudad del encuentro. Y como menciona Orangel Delfín Márquez, de 45 años de edad, es “la sucursal del cielo”. “Caracas para mí, que nací aquí, es el terruño, la patria, la querencia”, destaca Delfín desde el Casco Histórico de Petare. Él cree que la ciudad tiene todo para ser una “ciudad ideal”. Derbys López considera que ese sitio de Petare es “un oasis dentro del caos”. “Cuando subes allí consigues una tranquilidad como en esos pueblos del resto del país”, subraya.
Según dejan ver las experiencias de los recorridos de Fundhea, la gente se divierte cuando no se cuenta la historia de manera tradicional y se va más allá de las “guerras”. “Nos hemos convertido en esos chismosos históricos, que te cuentan anécdotas humanas que se vivían hace muchos años. La gente se divierte y no lo olvida. Eso es justamente lo que hacen nuestros abuelos, nos echan esos cuentos, nos queda esa información y la seguimos repartiendo a otras generaciones; se convierten en un puente generacional y cultural”, explica López.
Caracas recibe su 455 aniversario esperanzada
En este 2022 Caracas recibe su 455 aniversario esperanzada y llena de contrastes. Distintas autoridades están recuperando gran parte de los espacios de la ciudad. Sin embargo, no todo el trabajo está hecho.
Para muchos, la ciudad lo tiene todo, sin embargo, para el profesor Rafael Arráiz Lucca, a Caracas le hace falta el rescate de la conciencia ciudadana. Insiste en que el respeto a las normas de tránsito y las ordenanzas municipales, así como promover la arborización y el cuidado de sitios históricos es fundamental para mantener su atractivo.
Como todos los días, Caracas cierra su jornada con el bullicio que le caracteriza. Con los días, las historias se acumulan entre la población y las brechas sociales siguen incrementándose para quienes no tienen las mismas oportunidades. La gente continúa su dinámica diaria con resiliencia y con la esperanza de volver a ver una Caracas próspera, como lo fue en algún momento.