• Con el paso de los años, se siguen sumando iniciativas gastronómicas que generan nuevas fuentes de empleo y permiten la exportación de la cultura venezolana a otras fronteras. Foto principal: EFE 

Basta probar un plato típico para empezar a conocer la identidad de un país. En sus olores se entretejen las memorias de la infancia y la pertenencia hacia lo propio. Y aunque pueda evocar tristezas, la añoranza también tiene el poder de recordarnos el lugar de origen y aquello que lo representa.

En Ecuador los emprendimientos gastronómicos de venezolanos han cobrado un espacio relevante, tanto para migrantes como locales. No solo se trata del hecho de poder reencontrarse con los alimentos tradicionales, sino que además se brindan oportunidades a través del empleo.

La diversidad detrás de un alimento

Los emprendimientos que llevan los sabores de Venezuela a Ecuador
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En una arepa se exaltan los sabores de la cultura venezolana. Con tan solo abrir aquella masa de harina y unirla con ingredientes como carne mechada, caraotas y tajadas del clásico pabellón, se colma el sentir de un gentilicio.

Con la intención de que cada persona pudiese crear una combinación distinta, Geraldine Mejías, venezolana y comunicadora social de profesión, relata que en octubre de 2021 inauguró junto a dos socios Papelón Arepa Bar. Se trata de un espacio ubicado en las calle Finlandia y Suecia de la ciudad de Quito, donde ofrecen dos opciones de masa de arepa y 30 rellenos para que cada persona pueda mezclarlos y crear su plato ideal.  

“El negocio sale de la idea de tres amigos, en medio de una pandemia, con ganas de crear algo, tener poco presupuesto y apostarlo todo a que esto iba a funcionar”, dice Mejías para El Diario.

Aunque se trata de un local de comida venezolana, Geraldine explica que cerca de un 70 % de sus visitantes son ecuatorianos y que, próximamente, planean abrir nuevos locales en lugares como el Valle de los Chillos, Cumbayá, Guayaquil y Manta para satisfacer la demanda que han tenido. Además, comenta que también ofrecen opciones veganas y vegetarianas.

“Un día no supimos cómo manejar tanta clientela, teníamos una fila enorme de gente que no esperábamos”, añade.

Asimismo, Geraldine relata que al principio solo contaban con dos empleados y los tres socios también trabajaban en el local. Con satisfacción, dice que ahora tienen más de 8 empleados y 5 en la planta de producción.

De acuerdo con el estudio Perspectivas económicas: Las Américas, publicado por el Fondo Monetario Internacional, la migración de Venezuela podría aumentar entre 0,2 y 0,3 puntos el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) potencial en Colombia, Panamá, Perú, Chile y Ecuador durante 2017-2030.

Estos aumentos serían mayores y estarían más concentrados en el periodo inicial si los mercados laborales son flexibles y si los migrantes pueden encontrar empleos acordes con las características de su capital humano”, se lee en el estudio.

Ante este crecimiento, asegura sentirse feliz de poder ayudar a que otras personas consigan un empleo, porque entiende lo complicado que puede ser encontrar una oportunidad laboral cuando se empieza de nuevo en otro país. “Lo que más me llena es ver que ellos están bien y ver cómo crecen. Hace cuatro meses, mi hermano vino de Venezuela y poder ofrecerle un empleo también es todo para mí”, expresa.

Con entusiasmo, la joven habla del porvenir junto a la esperanza de seguir aportando “no solamente para hacer un producto de calidad y delicioso, sino ofrecer fuentes de empleo y plazas estables para migrantes, que como yo, vinieron a trabajar muy duro”.

Aunque no exista una fórmula que garantice el éxito, Geraldine resalta la importancia de contar con los conocimientos intelectuales del tipo de negocio y seguir los procesos legales. Por tanto, sugiere buscar la asesoría, en caso de ser necesario, para cumplir con los requisitos y apegarse a la ley.

“Este camino es de trabajar y hacer las cosas bien. Si vinimos acá es para hacerlo bien, para mí esa es mi bandera”, concluye.

El horno de las raíces como partida

Los emprendimientos que llevan los sabores de Venezuela a Ecuador
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En una esquina de la avenida 6 de Diciembre y Río Coca, al norte de Quito, se ubica la panadería Don Quijote. Un piso con el amarillo, azul, rojo y negro de la Cromointerferencia de color aditivo de Carlos Cruz-Diez recibe a los visitantes. Aquel recuerdo que tuvieron muchos venezolanos al salir del país, ahora lo tienen en un lugar donde se vuelven a encontrar con los sabores de sus costumbres.

José Ángel Zambrano llegó con su esposa en enero de 2016 a Ecuador. Anteriormente, había visitado el país andino para evaluar los requisitos que le permitieran obtener una visa y abrir un negocio. Una vez que se establecieron allí, compraron un local con el concepto de cafetería-heladería. Sin embargo, el local contaba con una panera que comenzó a llamar la atención de los visitantes.

“Cuando abrimos la gente llegaba y nos preguntaba si teníamos pan. De 10 personas que entraban, unas 6 preguntaban si lo teníamos. Me dije ‘voy a arriesgarme’ y hacer un poco de pan, pero el detalle es que nuestro pan es totalmente diferente al ecuatoriano”, explica José.

En consecuencia, comenzó a preparar el tradicional pan canilla que se consume en Venezuela y relata que ese día una mujer y dos hombres llegaron al local. Como lo recuerda, en aquel momento, la mujer pidió el pan y al probarlo una lágrima recorrió su rostro.

“Me dijo ‘me transportaste a mi infancia’. Le tomó una foto a los panes y la subió a un grupo de venezolanos en Ecuador. De allí en adelante empezó la transformación de Quijote y Café a Quijote Pan y Café, porque al día siguiente empezó a llegar la gente a buscar pan canilla, francés y campesino”.

El crecimiento fue tal que pudieron adquirir una segunda panadería, donde las personas pueden encontrar los clásicos panes y postres venezolanos, además de productos característicos del país, porque para José “el venezolano busca lo suyo y los sabores a los que está acostumbrado”.

De acuerdo con la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela, actualmente hay 502.214 migrantes venezolanos en el país andino. Esto convierte a Ecuador en el tercer país receptor de venezolanos en el mundo precedido por Colombia y Perú.    

El deseo de seguir creciendo también llevó a que abrieran desde hace año y medio otro local de comida venezolana con el nombre de Sancho Panza, en el que han visto un incremento en la receptividad del público ecuatoriano.

“En las panaderías, de repente, el 90 % de mis clientes son venezolanos, pero en el otro local sí tengo un 60- 70% de venezolanos porque el número de clientes ecuatorianos ha ido creciendo continuamente”, añade.

Sin titubeos, José también asegura que su deseo es convertirse en la primera cadena de comida rápida de Venezuela en Ecuador y sostiene que una de las claves para mantenerse en un mercado tan competitivo es la constancia.

“Tenemos 6 años y medio trabajando día y noche, desde el 1° de enero hasta el 31 de diciembre y creo que eso es. Cuando alguien dice: ‘No voy a abrir ese día, no voy a trabajar. Tú ese día pierdes clientes”.

La atención como propósito

Los emprendimientos que llevan los sabores de Venezuela a Ecuador
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Es viernes y son cerca de las 8:00 pm. Al mismo tiempo que habla con atención, Flora Urgelles de 64 años de edad, mira rápidamente para cerciorarse de que las mesas del local de Pepitos Grill, ubicado en Quito, estén atendidas. No en vano, varios comensales se acercan a donde esté para despedirse de ella luego de probar los platos típicos de la gastronomía venezolana.

Aunque ahora cuentan con tres locales ubicados en Quito, Cumbayá y Guayaquil, el primer espacio donde comenzó a trabajar con sus hijos en abril de 2016 fue en un food truck, que estaba en el estacionamiento de uno de los centros comerciales de la ciudad.

En esos inicios relata que comenzaron trabajando con las recetas de su mamá y que en Venezuela no tenían experiencia alguna en comercios de comida. De manera que “empezamos con esas recetas, con pepitos y arepas, después la carta se fue ampliando como la tenemos ahora que tenemos hamburguesas y parrillas con sabor venezolano”.

La noche avanza y las mesas del local se siguen llenando. En ese sentido, Urgelles comenta que ha sido favorable la receptividad del público ecuatoriano y que ahora el promedio de visitantes que reciben es 50 % venezolanos, 40 % ecuatorianos y el otro 10 % de otras nacionalidades.

Vienen familias completas de ecuatorianos a comer acá, desde los nietos hasta los abuelos”, añade.

Por otra parte, la venezolana comenta que para ella algunos de los ingredientes para mantenerse en un negocio como este son la fuerza y las ganas de trabajar. Asimismo, resalta la importancia de mantenerse en equipo y comenta que una de las mayores satisfacciones que siente son las palabras que recibe por el crecimiento que han tenido.

“Yo le agradezco a Dios las enseñanzas que me ha dado a mí especialmente a esta edad. Y tengo mucha fuerza para seguir trabajando, porque me gusta mucho el trabajo”, agrega.

Además de la expansión de locales, Pepitos Grill también cuenta con servicio de catering y una línea de productos empacados. “Todo lo que quiera el cliente para terminar de armar sus platos en su casa lo tenemos aquí, hasta las salsas”, comenta.    

Aún no son las 9:00 pm y las mesas están llenas. Urgelles observa aquel escenario mientras mira qué espacios en la barra quedan disponibles. Al final, toma una pausa y afirma: “Esto es una bendición”. 

Desde distintos espacios, más venezolanos continúan compartiendo la gastronomía de su país tanto con quienes comparten o no su gentilicio, para así buscar oportunidades que les permitan obtener un sustento y también poder aligerar la distancia con los sabores de casa.

      

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