- La escritora zuliana definió su novela Volver a cuándo como una evolución compleja en la que tuvo que abrir y cerrar heridas personales
Inmersa en el mundo literario creativo desde hace varios años y apasionada por el cine desde el guionismo, la escritora zuliana y periodista María Elena Morán hizo historia recientemente al ser galardonada con el premio Café Gijón 2022, en España ,por su segunda novela, titulada Volver a cuándo. Obra que la convirtió en la primera venezolana en ser acreedora de esa distinción.
Su historia juega con el tiempo, las distintas visiones narrativas relacionadas con el tema migratorio y la identidad, ya que su protagonista, al igual que la autora, es oriunda del estado Zulia.
La escritora no tenía expectativas reales de ganar el premio Gijón en España por haberse valido del “voseo maracucho” para contar la historia del libro. Hasta le pareció, en un principio, que quizá no tenía el perfil de un premio como ese.
De acuerdo con María Elena Morán, se valió de la verosimilitud interna para que sus personajes fueran auténticos y creíbles a los ojos de todo el que tuviese acceso a la obra, donde quedara en evidencia la musicalidad de la jerga zuliana.
“Yo veía la realidad interna de mis personajes y se me hizo ridículo o hasta artificial que hablaran de “tú” cuando el “vos” es el que marca la diferencia. Eso también trae efectos narrativos y literarios marcados con una cierta musicalidad, un ritmo, y hasta un tono de la novela. A través de la lengua se consolida la identidad como maracuchos, zulianos y venezolanos. Para mí eso fue determinante para ese reconocimiento”.
El impulso creativo de María Elena Morán
Para la escritora zuliana escribir siempre fue un impulso que estuvo presente a lo largo de su vida. Este lo compaginó con el hábito de la lectura y el apoyo de su padre, quien siempre la incentivó a hallar en los libros esa chispa creadora que tanto había buscado; María Elena María Elena terminó estudiando Comunicación Social y Cine.
“Entrando a estudiar Comunicación Social en la Universidad del Zulia empecé a tener contacto con el cine y comencé a sentir una clara inclinación hacia la ficción. Esa inclinación fue tomando forma y estudié Cine. Finalmente, entre mis pasiones decidí apostar por la literatura, que era lo que en el fondo siempre había sido lo que quería hacer”.
Su propio proceso de creación
Cuando se mudó a Brasil en 2012, empezó a hacer varios talleres de escritura. Un poco para conectarse con el idioma portugués y familiarizarse. Ese proceso migratorio personal le impulsó a sentarse a escribir sin vuelta atrás.
“Yo hice una maestría en Escritura Creativa y luego un doctorado. Mi primera novela, Los continentes del adentro, fue el fruto de mi maestría. En términos de proceso creativo, dentro y fuera de las cuestiones universitarias hay un gatillo, un disparador que hace que un tema me empiece a colonizar de alguna forma. Así va robando mucho tiempo de mis pensamientos”.
“Para mí los personajes son como los define Milan Kundera, ‘Egos experimentales’. Eso es exactamente ese personaje de ficción que uno crea, pero que está relacionado con todo aquello que nos obsesiona y queremos investigar íntimamente”.
María Elena Morán aseguró que siguiendo esa lógica sus personajes comienzan a ganar un camino a seguir. Se considera muy analítica a la hora de pensar y planear el rumbo, la estructura y el concepto. Una vez logra consolidar ello, siente que tiene los elementos que le van a ayudar a llegar hasta su cometido.
Señaló que todo libro es en alguna medida autobiográfico, en el sentido de que son elementos que tienen un valor y por ende relevancia. Morán insistió que pese a que los personajes, los lugares, vayan por caminos totalmente diferentes, lo que está en juego emocionalmente ahí es siempre en función de lo que tiene un valor para el escritor. “Por ende, nadie va a escribir un libro sobre algo que no necesite plantearse un cuestionamiento o que no necesite investigarse”.
La carga emocional
Hasta ahora, el trabajo literario que ha sido más complejo de hacer realidad para María Elena Morán ha sido Volver a cuándo, debido al ejercicio de búsqueda y recopilación de elementos narrativos, pero que no necesariamente son autobiográficos.
“Empecé a escribir esta novela justamente en 2018. En ese momento estaba empezando a llegar a Brasil una ola importante de migración venezolana a través de los campamentos de Roraima, estábamos en pleno caos, no solo acá sino en diversos países de América Latina”.
Sostuvo que era una situación que estaba a flor de piel en ese momento e intentó involucrarse con quienes estaban trabajando y apoyando a los migrantes en Porto Alegre. Esa vinculación tan directa y emocional no dejaba de dar vueltas en su cabeza y asumió ese monotema para trabajarlo.
“Salí siendo otra persona”
La escritora zuliana siente cierto recelo al hablar de la literatura como algo terapéutico, porque no le gusta buscarle utilidades más allá de la función creativa. Sin embargo, reconoció que tanto leer como escribir son procesos que ayudan a entender en términos psicológicos algunos elementos de la naturaleza humana.
Comentó que pasó mucho tiempo elaborando los conceptos de los cinco personajes que son narradores y cuentan versiones de sus propias vivencias. Todo ello mientras están en tránsitos migratorios por las más diversas razones y en las más diversas circunstancias.
Insistió en que en esa carrera de relevo que va de un personaje a otro se termina identificando los lugares empáticos que se tienen ya dados, y hasta dónde, como lector, se es capaz de llegar en esa empatía. Es algo que considera como una gran práctica de cualquier lectura.
“Mi línea va hacia proponer un juego empático donde te identifiques con ella, con lo que está pasando ahí. Luego te vas para otro (personaje) que te va a dar otra versión de las mismas cosas que el primer personaje te dijo”.
El mea culpa revolucionario
Morán dejó en evidencia que en la historia hay un hilo conductor que impacta a todos los personajes, de alguna u otra forma, como ciudadanos de la llamada revolución bolivariana. “Se trata de intérpretes que están en medio del proceso de reconocimiento del fracaso que fue, al punto de preguntarse a qué punto debo volver para que no suceda lo que en efecto pasó”.
En ese sentido, la novelista puso al lector frente a diversos puntos de vista con la intención de provocar esa reflexión. “Intento dar una mirada un poco más profunda sobre lo que nos pasó, en términos de la responsabilidad personal de los ciudadanos en esos tiempos de polarización como los que tuvimos y aún tenemos (…) Yo aquí quise desentrañar eso. Hurgar en eso y ver las complejidades de esas personas, algo que va mucho más allá”.
La escritora reflexionó sobre ciertas características dadas que se asumen sobre una persona por identificarse con una u otra corriente de pensamiento, como si fuese algo preconcebido y que no siempre debe ser así.
Otros proyectos
En plena preparación de lo que será la gira promocional de su libro, Morán ya logró terminar una primera versión de otra novela, que escribió “sin querer queriendo” completamente en portugués. Lo hizo utilizando nuevamente el tema migratorio pero ahora desde el punto de vista de quien recibe al migrante.
En ambos proyectos literarios, la autora hace uso de múltiples narradores como un método para hacer una suerte de rompecabezas y tener varias aristas o puntos de vista para contrastarlos y entender que no hay personajes buenos o malos. “Simplemente somos contradictorios y es parte de nuestra riqueza, así como de nuestras miserias”.
El futuro próximo
María Elena Morán se ve de aquí a cinco años muy inmersa en el mundo literario porque, a su juicio, están ocurriendo a su alrededor situaciones interesantes que la motivan a seguir. “Es algo que no logro ni quiero parar. Me veo en principio promocionando la novela Volver a cuando, que sale a inicios del año que viene. Mi tercera novela puede que vea la luz en 2023 en Brasil, así que serán tiempos de producción literaria, pero también de divulgación”.
Demostró su intención de seguir trabajando en proyectos de cine en paralelo, pese a ser procesos muy largos y complejos.
“Ese paralelismo va a continuar siendo una necesidad. Me veo también enseñando, haciendo talleres porque es algo que me gusta”.
No descartó que se consolide la adaptación al cine de su primera novela, ya que se encuentra trabajando en la idea del guion.
Dentro de sus planes está realizar dos presentaciones de su libro en Venezuela. Una sería en Maracaibo y otra en Caracas, con la finalidad de reencontrarse con su país y sus raíces. “Todo dependerá de la planificación de la editorial, pero la idea es que el libro llegue a Venezuela en físico y las personas lo puedan leer”.