• La cinta dirigida por Ignacio Márquez, y protagonizada por Greyber Rengifo y Ruper Vásquez se estrena el 13 de octubre en las salas de cine. En ella se muestra el lazo entre un padre y su hijo con síndrome de Down, mientras ambos se apoyan mutuamente para superar los lastres que los atan

Desde hace ya una década, el cine venezolano ha evolucionado hacia la búsqueda de nuevos enfoques y narrativas que trasciendan los estereotipos del pasado. De este proceso ha germinado una generación de cineastas con interés en experimentar y adentrarse en géneros poco trabajados como el terror o la ciencia ficción. Incluso desde el realismo más tradicional, ahora intenta mostrar perspectivas diferentes para contar el país.

Como parte de esta camada, el 13 de octubre se estrena en las salas de cine la cinta Especial. Es el segundo largometraje del actor y director Ignacio Márquez, conocido por Ley de fuga (2014). Llega a Venezuela distribuida por el Circuito Gran Cine, luego de dos años de gira por diferentes festivales y competiciones como el Festival Internacional de Cine de Chicago.

Es la primera película venezolana protagonizada por un adulto con síndrome de Down, lo cual contribuye no solo a la visibilización de una mayor diversidad de voces dentro de la industria, sino que se mantiene coherente con su discurso, al abordar su historia sin apelar al sentimentalismo o la lástima. Greyber Rengifo interpreta a Chúo, un joven de 23 años de edad con esta condición que vive con su padre, encarnado por Ruper Vásquez, en la parroquia San Agustín de Caracas. Ambos deben enfrentar los obstáculos de la convivencia y un mundo que parece no estar hecho para ellos, apoyándose mutuamente para superarse.

Gran inspiración

Durante el preestreno de Especial, Márquez declaró que la idea del proyecto surgió hace dos décadas, cuando comenzó a trabajar con personas con síndrome de Down en la asociación civil Apoye. Allí fungió por varios años dirigiendo un grupo de teatro que le permitió no solo conectar con ellos, sino también descubrir el potencial que tenían para la actuación.

El director ya había trabajado en el pasado historias que los tuvieran como protagonistas. En 2013 hizo el cortometraje Sueño Down, que recibió menciones honoríficas en varios festivales de Brasil, Puerto Rico e Italia. Fue estelarizado por Alberto Sasson y Carlos García, quienes precisamente venían del semillero de Apoye. De hecho, para Especial, Sasson trabajó como asistente en la dirección. Márquez resaltó esto como una prueba de su capacidad delante y detrás de las cámaras.

Aunque Márquez trabajó como profesor en Apoye hasta 2008, relató que siguió asistiendo a las sesiones, ahora dirigidas por la actriz Juliana Cuervos (actualmente la directora es Daniela Vielma). Allí fue donde conoció a Greyber Rengifo, a quien ya proyectaba como el protagonista de su próximo proyecto, incluso cuando todavía no existía siquiera un esbozo de la historia.

“Llevar sus historias a la pantalla es una manera de ser como un medio, que transmitimos lo que ellos sienten y perciben. El regalo que es conocerlos sería muy egoísta guardarlo para uno. Menos mal que para eso hacemos cine y tenemos la oportunidad de mostrarlo a los demás”, declaró Márquez.

Así, comenzó hace nueve años a escribir el guión de Especial con Greyber en mente. Luego de muchos tropiezos por temas de presupuesto y logística, lograron rodar la película en 2018. Señaló que al principio barajaba diferentes nombres como “En clave Down” o “Hombre sin sombra”, pero finalmente se decantó por Especial a sugerencia del productor José Antonio Varela. Una vez terminada, se estrenó en 2020 en el 56° Festival Internacional de Chicago, donde ganó el premio Silver Hugo en la categoría de nuevos directores.

También recibió una mención honorífica en el Montreal International Black Film Festival de Canadá, en 2021. En Venezuela, Especial se consagró como la mejor película de 2021 en el Festival del Cine Venezolano. Por su parte, Greyber ganó como mejor actor en el Festival Entre Largos y Cortos Oriente (Lego) de 2021, y recibió el premio del jurado en el Festival de la Crítica Cinematográfica de Caracas 2020.

Siguiendo el ritmo

Especial: una película venezolana que resignifica la palabra independencia
Chúo, interpretado por Greyber Rengifo (izquierda) y Chivo, por Ruper Vásquez (derecha). Foto: Cortesía

La música forma una parte fundamental de la película. Es quizás su alma e hilo conductor, marcando el ritmo de cada escena o las emociones de sus personajes. Márquez indicó que durante toda su vida ha sido un melómano, y en esta historia quiso hacer una oda a la salsa y el jazz. Esto se ve reflejado incluso en la forma en que la historia imita sus compases, que nunca son iguales a pesar de repetirse. “Nunca estás en el mismo lugar, aunque vuelvas al mismo lugar”, aportó el director.

Tan importante es para la historia, que el papel del padre de Chúo recae sobre un músico verdadero. Ruper Vásquez es el director de La Trapatiesta, un taller de danza y música tradicional en la Universidad Central de Venezuela (UCV). Este es su debut en la actuación, y lo hace interpretando a José “Chivo” López, un ex percusionista que reniega de su arte y vive resignado a una vida como padre soltero y empleado de un estacionamiento. Aunque busca evadirse de la realidad en el alcohol, solo puede reconectarse consigo mismo al tamborilear sobre una mesa. Y precisamente esta faceta es la que le permitirá conectarse también con su hijo y aprender a entenderlo.

La banda sonora estuvo a cargo de Alfredo Naranjo, quien creó la música incidental para cada momento, además de utilizar parte del repertorio de su banda El Guajeo. El propio Vásquez también dirigió sus propias interpretaciones en la pantalla. 

Aquí convergen muchas emociones. Todos los que participan en la película han tenido un gran acierto en términos de que confluye aquí una historia donde el amor está presente, la idiosincrasia caraqueña y la venezolanidad están presentes en referentes como Nene Quintero o el maravilloso personaje que hace Ruper. No es más que nosotros mismos”, dijo Naranjo en la presentación.

Efectivamente, toda la música de la película suena como Caracas. Y específicamente a la parroquia San Agustín, conocida por ser el hogar de grandes exponentes de la música afrocaribeña como Carlos “Nene” Quintero, quien hace una aparición en la película. También el grupo Madera, del cual había un mural en su honor que aparece en una escena y actualmente ya no existe. Todos son referentes no solo del personaje de Chivo, sino también del propio amor que su actor y el director sienten por el género. “El papá tenía que ser percusionista y tenía que ser de San Agustín. No quedaba otra”, comentó Márquez.

Tejiendo lazos

Especial: una película venezolana que resignifica la palabra independencia
Chúo y Melissa, interpretada por Brenda Moreno. Foto: Cortesía

Al ser una película con un protagonista con síndrome de Down y otro que apenas actuaba por primera vez, Márquez tuvo que replantear las dinámicas entre los actores. Primero se dedicó a trabajar la conexión entre los personajes. Esto para que surgiera la química que finalmente se ve en la pantalla.

Para esto, él mismo solía hacer el papel de Chúo en las prácticas con Ruper y otros miembros del elenco como Brenda Moreno (Melissa), Roberto Rodríguez (Chicharrón) o Carolina Torres. Por separado, trabajaba con Rengifo a través de diferentes juegos y actividades donde muchas veces ni siquiera encarnaban sus personajes. Lo importante era construir el vínculo con ellos y aprovechar los dotes del joven para la improvisación. Una vez establecida la confianza, comenzaron los ensayos generales.

“Las personas con síndrome de Down tienen una predisposición natural al juego, y esto es ideal para la actuación. A veces a los actores profesionales se les olvida jugar. Trabajar con ellos tanto en Sueño Down como en Especial ha sido como un regalo para los actores, porque ha sido reconectar con esa esencia de la actuación, que es el juego”, explicó Márquez.

Independencia

Especial: una película venezolana que resignifica la palabra independencia
Foto: Cortesía

El síndrome de Down es producido por un fallo genético en el que se produce una copia extra del cromosoma 21. Esto tiene como consecuencia sus rasgos faciales característicos, así como una discapacidad intelectual moderada. Esta última palabra es clave para entender que, a pesar de ser uno de los trastornos más reconocibles al momento de hablar de personas especiales, no están del todo incapacitados para llevar una vida normal.

Por su trabajo con Apoye, Márquez sabe perfectamente esto y lo plasma en su historia. De una forma casi naturalista, expone las diatribas de un país que no está hecha para personas con síndrome de Down. Desde el propio padre, que al principio carece por completo de herramientas para interactuar sanamente con Chúo, hasta instituciones educativas. Incluso la propia ciudad, que es hostil para personas con cualquier tipo de discapacidad. También los prejuicios que se manifiestan la mayoría de las veces como menosprecio, condescendencia o burla. Aun así, la cinta logra tocar todos estos problemas sin victimizar a su protagonista ni pretende dar lecciones morales.

Márquez aseguró que de hecho, Chúo es diametralmente opuesto a Greyber Rengifo. Mientras en la ficción comienza siendo un personaje tímido y con miedo del mundo exterior, en la vida real su intérprete es extrovertido y sumamente independiente. Igualmente, mientras Chúo solo cuenta con su padre y los amigos que va conociendo en el camino, Greyber ha contado desde el principio con el apoyo de su madre y su familia, quienes estimularon sus capacidades artísticas y se involucraron en el proyecto sin ningún tipo de cohibiciones.

“No nos valimos de la vida de Greyber para retratar a Chúo. Nos valimos de su trabajo y el esfuerzo actoral para construir al personaje”, dijo Márquez.

De hecho, en esa libertad de Rengifo, quien actualmente tiene 30 años de edad, yace el mensaje principal de la película. Aunque ciertamente las personas con síndrome de Down suelen ser más inocentes y tienen su propia manera de percibir las cosas, están lejos de ser niños eternos. En la película se ve a Chúo aprender a superar este estigma demostrando ser capaz de valerse por sí mismo, tener conflictos internos e incluso deseos sexuales. Su camino es el de superar la infantilización y probar que es un adulto que, como el resto, desea cumplir sus sueños. 

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