- Pablo Hernández contó que los meses previos al evento deportivo, muchos residentes de Catar sintieron temor por la cantidad de personas que visitarían ese territorio
El periodista Pablo Hernandez vive desde 2020 en Catar, territorio donde gran parte de la población residente es de origen extranjero. Pese a esto, el venezolano ha notado que durante el Mundial de Catar 2022 se ha sentido en las calles de Doha como si un pedacito de Latinoamérica fuera parte del país.
El también productor y locutor de Golfo Radio, emisora latina en Catar, aclaró que escuchar a personas hablar español en ese país es común. Sin embargo, la algarabía que arman las hinchadas en los festivales de fanáticos, afuera de los estadios y en los espacios turísticos del país, ha sido como volver a estar en Latinoamérica.
Una de las fanaticadas con las que se siente familiarizado es con la argentina, porque antes de llegar a Catar vivió varios años en el país suramericano.


Un maracucho que se convirtió en ciudadano del mundo
Pablo nació y vivió su niñez en Maracaibo, estado Zulia. Su ciudad de origen se pone al descubierto con su acento, aunque en ocasiones su forma de hablar muestra un poco de cada país en el que ha vivido. En su adolescencia se fue a España con su mamá, quien fue a cursar sus una carrera universitaria en Madrid.
“Después volví a Venezuela, estudié en la Universidad del Zulia y me gradué como comunicador social en Periodismo Audiovisual”, dijo.
Pablo ejerció profesionalmente en Radio Fe y Alegría Zulia y luego en la red nacional de emisoras de esa institución. Las conexiones que hizo en ese empleo fueron determinantes años después. En el año 2015 se mudo a Buenos Aires, Argentina. En ese país trabajó de forma freelance como community manager.
“Una persona que fue mi jefa vino a Catar a dar unos talleres en la inauguración de la radio, en ese momento había un panameño, una hondureña y una chilena y no tenían mucho conocimiento en radio y la contratan a ella para eso. Había un problema que no podían resolver con el programa de automatización de radio, entonces esta exjefa mía se comunica conmigo para pedirme ayuda con eso porque era uno de los pendientes que tenía de ese primer contrato”, explicó el venezolano.
En ese primer encuentro a distancia conoció a la directiva de la radio, que posteriormente le pidió ayuda con otros temas técnicos e incluso con la programación para la radio. Esto hizo que durante varios meses Pablo trabajara también como periodista freelance para Golfo Radio desde Argentina.


Su arribo a Catar fue en enero de 2020, por lo que una semana después de que empezó a trabajar tuvo que quedarse encerrado varios meses en casa por el confinamiento de la pandemia de covid-19. Luego de que se controló el número de casos en el país y se permitió la apertura comercial, Pablo pudo conocer realmente esta nación
El venezolano recuerda ese primer año en Catar como fresco. Mencionó que en la temporada de verano hizo calor, “pero como en Maracaibo”. “El año siguiente fue que vino lo bueno y ahí sí me di cuenta de que hace muchísimo calor. Ahorita que estamos en invierno es como si estuvieras en Caracas, a 24 o 26 grados”.
El encuentro entre los cataríes y los latinoamericanos
El periodista describe al catarí cómo un ciudadano hospitalario y abierto. Explicó que la condición de anfitriones del Mundial les dio la oportunidad de mostrar esa faceta de ellos al mundo.

El locutor indicó que en el país también hay muchos ciudadanos originarios de India y Bangladés. Mencionó que estás personas también son apasionadas por el fútbol pese a que sus selecciones no clasificaron al Mundial. Señaló que la mayoría de ellos apoya a Argentina por Lionel Messi, a Portugal por Cristiano Ronaldo o a Brasil simplemente por ser la selección con más copas mundiales ganadas.

“Yo siento afinidad con Argentina porque viví allí varios años, pero las aficiones son muy variadas. Hay un muchacho en marketing que es de Jordania y le va a los países árabes, el día que Marruecos le ganó a España casi le da algo de la emoción”, expresó.
Caos y temor por la preparación del Mundial
Pablo aclaró que ese ambiente de fiesta en Catar llegó con el Mundial de fútbol, pero meses antes el país fue un caos. Agregó que muchas personas sentían incertidumbre y temor por lo que podría pasar.

A muchos residentes del país los invadió el miedo por la cantidad de personas que llegarían por el evento deportivo. Catar es un país con poco menos de 3 millones de habitantes y se esperaba que para el Mundial llegarán aproximadamente 2 millones de fanáticos que necesitan alojamiento y servicios durante su estadía.
“La comunidad que vive acá estaba un poco asustada o expectante, no sabían si iban a poder con la organización del Mundial. Algunos vaticinaban el desastre y otros estaban esperanzados, por así decirlo”, agregó

En Golfo Radio también se prepararon para el Mundial, especialmente porque esperaban captar a la audiencia latina que iba de visita para poder orientarlos en su idioma.
“Nosotros nunca tuvimos la intención de hacer coberturas de los juegos ni entrevistar a los jugadores. Nos hemos dedicado a acompañar a los fanáticos, hemos hecho juegos, concursos y publicamos como una agenda también en las redes sociales”, detalló.
El periodista explicó que la agenda cultural y de entretenimiento en el país ha estado movida desde que empezó el Mundial, porque además de los juegos también hay eventos de botes, festivales de música y conciertos todos los fines de semana porque es la temporada con mejor clima.
La vida en Catar cuando termine el Mundial
Pablo comentó que el desarrollo del Mundial ha implicado muchísimo trabajo para los medios de comunicación que intentan a la par participar en otros eventos que ocurrirán antes de que la temperatura vuelva a subir.
Mencionó que en este momento Catar abrió sus fronteras para los residentes de otros países árabes de alto poder adquisitivo que antes debían solicitar una visa y realizar trámites engorrosos para poder entrar al país.
“Mucha gente de la región está entrando, creo que incluso puede ser más que la que vino para el Mundial. Sé de gente que tiene familia en esos países y están aprovechando de venir a visitarlos en este momento a lo mejor poca gente en occidente lo sabe pero es algo importante regionalmente”, añadió.
Recordó que pese a ser una época de celebración, no tiene nada que ver con la Navidad porque Catar es un país arabe. No obstante, reconoce que los latinos y algunos europeos que viven allí sí intentan mantener sus tradiciones.


Un poco de Venezuela en Catar
Además de la posibilidad de que prepare un pan de jamón para una cena navideña, Pablo contó que ha visto a venezolanos en Catar ofreciendo hallacas en grupos de WhatsApp. Así como esos platillos venezolanos dicen presente en esta época, aseguró que durante el resto del año siempre come arepas, porque considera que la comida es una de las cosas que lo mantiene conectado a su país.
“La arepa forever. Es algo que siempre está presente en mi vida, la harina PAN se consigue en el supermercado, no en un lugar especial. A veces como que se acaba y hay que esperar una semana a que vuelva, pero una cadena de supermercados india vende harina normal y de cachapa”, indicó.
El periodista señaló que además hay un restaurante en Doha de comida venezolana y maracucha, donde venden arepas, tequeños e incluso patacones. Indicó que pertenece a una zuliana que se casó con un catarí.
Esa presencia de la comida criolla en el país es una respuesta al aumento de población venezolana en Catar. Pablo mencionó que él está en un grupo de WhatsApp con 300 venezolanos que viven en ese territorio, aunque presume que la cifra de connacionales podría ascender hasta 1.000 aproximadamente. Destacó que muchos de ellos trabajan en industrias de hidrocarburos u hotelería.
Para Pablo, Catar es un país interesante con oportunidades para crecer. Explicó que muchas personas llegan con prejuicios sobre la comunidad árabe, pero cree que los cataríes particularmente están dispuestos a recibir a otras culturas con los brazos abiertos incluso después del Mundial.