• Tobi Sample, de 49 años de edad, escaló el Monte Kilimanjaro este mes. Hace una década, le diagnosticaron cáncer de piel en etapa 4 y pensó que le quedaba poco tiempo de vida. Foto: Cortesía de Tobi Sample

Esta es una traducción hecha por El Diario de la nota She survived stage 4 cancer — then climbed Mount Kilimanjaro, original The Washington Post. 

Hace diez años, Tobi Sample se estaba muriendo.

Tenía melanoma en etapa 4 y no respondía al tratamiento. Su familia se fue de vacaciones creyendo que sería su última oportunidad. Ella y su esposo discutieron el hospicio. Escribió cartas para que sus hijas las leyeran en los momentos importantes de sus vidas que vivirían sin ella.

Pero Sample sobrevivió y este mes escaló una de las montañas más altas del mundo.

“Soy un poco como esas pacientes que no siempre siguen las reglas, supongo”, dijo el jueves.

El ascenso de Sample a la cima del Monte Kilimanjaro —reportado previamente por la estación de televisión con sede en Louisville WDRB— fue tanto una recaudación de fondos para una organización benéfica que trabaja en Ruanda como una oportunidad para demostrarse a sí misma cuánto ha avanzado desde su diagnóstico. Sample, de 49 años de edad, es una de las muchas personas que han emprendido un arduo viaje después de sobrevivir a una enfermedad grave que las obligó a enfrentar la incertidumbre de recibir cada día como un regalo.

Su propia experiencia cercana a la muerte ocurrió en 2013, cuando enfrentaba regularmente un dolor insoportable. Un tumor presionaba su médula espinal; otro empezó a erosionar su clavícula. El único medicamento disponible para su condición específica hizo que uno de sus tumores cuadruplicara su tamaño.

Para el verano de ese año, Sample dependía del oxígeno suplementario y apenas podía levantarse de la cama. Su familia pensó que le quedaban meses de vida.

“Fue como un extraño crepúsculo de citas médicas, desesperanza, pánico y dolor”, dijo su esposo, Stephen Sample.

Luego, Stephen Sample encontró un ensayo clínico que parecía prometedor. Él y la hermana de su esposa se dividieron una lista de hospitales (que participaron en el estudio) y comenzaron a hacer llamadas. Después de que un hospital en Carolina del Norte detalló que Tobi Sample podría unirse a su programa, ella viajó desde el sur de Indiana hasta allá para recibir tratamiento cada tres semanas durante un año.

El nuevo medicamento funcionó. En 2015, una exploración arrojó noticias milagrosas: Sample no mostraba evidencias de enfermedad activa.

Libre de dolor, Tobi Sample comenzó a revivir su vida precáncer. Regresó a correr medios maratones y quemó las cartas que le había escrito a sus hijas. Luego decidió hacer senderismo en el Kilimanjaro para apoyar a África New Life, una organización benéfica cristiana a través de la cual patrocinaba la educación de una niña ruandesa.

El médico de Sample no estaba muy contento con la idea. Le advirtió que la erosión del tumor en su brazo significaba que podría romperse un hueso incluso peinándose el cabello, por lo que era más peligroso ascender una montaña de más de 5.800 metros.

Su esposo estaba menos preocupado. Dijo que sabía que era fuerte, y no se preocupaba por sus huesos o su cuerpo. 

“He estado casado con ella por 25 años, y una cosa que he aprendido es que Tobi hará lo que dice que va a hacer”, dijo Stephen Sample. “Si algo sale mal, ella entonces lo resolverá”.

Inicialmente, se suponía que Tobi Sample haría senderismo en la montaña en 2020, pero el viaje fue cancelado debido a la pandemia de covid-19. Con tiempo suficiente para entrenar, Sample dijo que salió a correr y entrenó con intervalos para prepararse. No había hecho mucho senderismo antes, pero se sentía segura de que podría manejar el viaje.

El 1 de febrero, Sample y otras 17 personas comenzaron la caminata por el Kilimanjaro en el noreste de Tanzania. El grupo caminó principalmente cuesta arriba durante seis días y medio: 8 kilómetros un día, 16 en otro, 11 en otro. Llevaban mochilas llenas de ropa para todo clima mientras que los porteadores de un servicio de guías llevaban sus bolsas más grandes de un campamento a otro.

Cada día se sentía como estar en una montaña diferente, dijo Sample. Partes del viaje pasaron por la selva tropical; mientras que otras requerían escalada básica en roca. A través de todo esto, los guías alentaron a los excursionistas recordándoles que se movieran “polepole”, el término suahili para “despacio”.

En el día de la cima, el grupo se despertó después de una breve siesta a las 12:30 am. Viajaron durante toda la noche y llegaron a la cima durante el día.

Sample tenía un terrible dolor de cabeza por la altitud y estaba desesperada por dormir. Pero se sintió tremendamente agradecida por lo que había logrado, a pesar de que los médicos le habían advertido que el cáncer había debilitado su cuerpo.

“Me sentí tan agradecida de poder llevar una mochila de 11,35 kilos en mi espalda que no debería ser capaz de llevar”, dijo. “No hay explicación para eso”.

Después de la caminata, Sample voló con el grupo a Ruanda para una celebración con los niños patrocinados. Había recaudado 13.945 dólares para el programa de alimentos de Africa New Life y estaba agradecida por ver el dinero llegar a una comunidad que había llegado a amar.

Betty Davis, portavoz de la organización benéfica, dijo que saber lo que Sample había soportado impulsó la motivación de otros excursionistas cuando les resultaba difícil seguir adelante.

“Esos días en la montaña son realmente difíciles”, relató Davis. “Y solo saber lo que ha pasado y lo que ha conquistado y cómo Dios la ha ayudado a superarlo, es realmente increíble”.

El esposo de Tobi Sample dijo que ella está viviendo una vida que pensó que no existiría. Dijo que ella ha pasado gran parte del tiempo que ha recuperado tratando de demostrar que no solo puede vivir una vida normal, sino que puede prosperar.

Con su caminata por el Kilimanjaro, Sample tiene la oportunidad de decidir cuál será su próximo gran paso. Una de sus ideas se basa en su experiencia de la última década: inspirada por su lucha contra el melanoma, Sample trabajó hace unos años como enfermera oncológica, ayudando a otras personas con cáncer a luchar contra la enfermedad.

Su próxima aventura, dijo, podría estar relacionada con esa profesión.

Traducido por José Silva.

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