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Según la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes (R4V), solamente para finales del año 2022, se contabilizaban más de siete millones de personas migrantes y refugiadas venezolanas. Por otro lado, la Encuesta Nacional de Juventud de 2021 reveló que la población joven se ha reducido a 6.817.000.
En esa línea, diversas investigaciones dentro y fuera del país coinciden en que Venezuela perdió las ventajas del “bono demográfico” con el que se suponía contar con un mayor volumen de población en edad productiva para potenciar el desarrollo del país. Ante esta realidad y los marcados flujos migratorios que vivimos actualmente, es importante preguntarse: “¿Quién está ganando en ese bono demográfico que Venezuela está perdiendo?”; “¿Existe una manera de aprovecharlo para el bienestar del país por medio del poder de una diáspora efectiva?”.
Con este contexto, se lanzó el reporte “Plan País Connect: Agenda Global de jóvenes” que midió las perspectivas de jóvenes venezolanos alrededor del mundo, levantando datos e información con respecto a seis áreas de enfoque, que fueron seleccionadas, a partir de un análisis de informes de juventudes de organismos del Sistema de Naciones Unidas, la Organización de los Estados Americanos (OEA), el Organismo Internacional de Juventud (OIJ) y organizaciones de la sociedad civil a nivel de la región de las Américas: 1) inserción laboral y oportunidades laborales; 2) medio ambiente y crisis climática; 3) salud mental; 4) Derechos humanos; 5) emprendimiento; y 6) venezolanidad.
Se hallaron resultados sumamente interesantes como la creencia de que las acciones individuales pueden mitigar el cambio climático, pero que no existen suficiente sensibilidad sobre el tema. De igual manera, se evidenció una necesidad de formación en contenido sobre derechos humanos. En el caso de la salud mental, se identificó que las personas jóvenes migrantes admiten mayores afecciones a su salud mental, que los jóvenes dentro de Venezuela. También, se señala la necesidad mayor acceso a créditos especiales para jóvenes emprendedores y se admiten barrera para acceder a empleos formales.
Ante este panorama, se dejó en evidencia la desafiante labor de proponer acciones que por un lado conecten con las exigencias de los jóvenes en Venezuela; así como con las necesidades de las juventudes venezolanas de la diáspora y las demandas estructurales de un país que no ha salido de su crisis, pero que no está aislado del mundo y debe responder también a los problemas globales, no solo por un deber ético de corresponsabilidad; sino porque es una forma de mantener incorporado al país a un sistema global que puede beneficiar a sus propios habitantes.
Entre las propuestas más emblemáticas, se señala el diseño de protocolos dirigidos a la población migrante y refugiada en los países de acogida, que facilite la denuncia y el apoyo en caso de vulneración de derecho humanos.
De igual manera, se sugiere la facilitación y acceso a sesiones de terapia para jóvenes venezolanos migrantes que permita tratar problemas relacionados con la depresión, duelo migratorio y el estrés postraumático que implica una migración con las características particulares que atraviesa Venezuela.
También, se propone la creación de espacios de encuentro y conexión entre los emprendedores fuera y dentro de Venezuela para el intercambio y transferencia de conocimiento, así como entre emprendedores migrantes y emprendedores locales.
Otra idea, no nueva para el mundo, pero sí para diáspora venezolana, se trata de la instalación de casas de la cultura venezolana en los países de acogida, utilizando el modelo de otras diásporas como la portuguesa o la española, que puedan transmitir los conceptos y valores más importantes de la identidad venezolana a las personas migrantes y los futuros hijos de migrantes venezolanos.
En total dentro del reporte, se pueden encontrar más de 32 propuestas dirigidas a instituciones públicas, el sector privado y organizaciones de la sociedad civil. Se espera que, el esfuerzo presentado en este informe pueda contribuir a la formación de una nueva ciudadanía, que debe empezar a unirse en función de objetivos comunes.
Los colaboradores de esta publicación están convencidos de que pronto Venezuela se encaminará a nuevas dinámicas sociales marcadas por su relación con la diáspora y las posibilidades que las nuevas generaciones jóvenes asuman liderazgos en múltiples esferas.
