- Los niños, niñas y adolescentes pueden tener sentimientos de culpa por la ausencia de su padre, por lo que el papel de la familia es evitar que ellos asuman esa responsabilidad que no les corresponde
Cada cuidador principal deja una huella en el desarrollo emocional de los niños, niñas y adolescentes, por lo que cuando se da la ausencia de la madre o del padre tiene un impacto psicológico cuya importancia dependerá de cómo la familia y el entorno maneje esa pérdida.
La psicóloga Alexandra Lecubarri, miembro del Servicio de Atención Psicológica del Centro Comunitario de Aprendizaje (Cecodap), explicó que la figura paterna particularmente cumple un rol importante en el desarrollo de niños y niñas que va más allá del género del progenitor.
La especialista comentó que una figura paterna sólida aporta al niño estructura y ayuda a definir límites. Esto responde a que la disponibilidad del padre es usualmente muy distinta a la de la madre desde el momento del nacimiento y en los primeros años de vida. A medida que los niños y niñas crecen, pueden adoptar a la figura paterna como un referente de valores que los ayudará a definir su identidad de forma progresiva.
¿Qué ocurre si está ausente la figura paterna?
La psicóloga Alexandra Lecubarri aclaró que el impacto psicológico depende del tipo de ausencia que esté enfrentando el niño, niña o adolescente.
“La palabra presencia puede significar muchas cosas porque puede existir un padre que esté presente físicamente, pero que no lo esté emocionalmente. De hecho, puede tener unos comportamientos más bien hostiles y directamente violentos hacia los chamos”, acotó.
Tanto la ausencia emocional como la física tiene un impacto negativo en la salud mental de los hijos. Aunque cada caso es individualizado, la psicóloga explicó que existen algunas tendencias sobre cómo pueden sentirse los niños y niñas.
Agregó que, ante estas posibilidades, es importante evaluar cómo se va a manejar la información de la ausencia del padre y así evitar que los hijos sientan que tienen alguna responsabilidad. Qué tanta información se le dé al niño, niña o adolescente también dependerá si la ausencia es por separación sentimental, abandono, migración, privación de libertad o muerte del padre.
“Hay dos extremos en ese manejo de la información: casos en los que se engaña a los niños con historias de fantasía sobre el paradero del padre o en los que se dice toda la verdad sobre por qué esa figura no está. Por lo general esos dos extremos complejizan mucho más el duelo”, comentó.
En caso de que la ausencia sea por muerte, migración o privación de libertad, es importante la sinceridad sobre lo que le sucedió al padre para que los hijos no tengan expectativas irreales sobre el regreso del progenitor.
Si el padre está detenido por un crimen violento es primordial que la familia evalúe cómo informarlo. La psicóloga explicó que a veces las familias ocultan los motivos de la ausencia para proteger a los niños y niñas, pero el conocer la realidad puede ayudar a que vivan su duelo de la mejor forma.
Agregó que en algunos casos el duelo es doble porque no solo se pierde físicamente al padre, sino que se pierde la imagen del padre y el ideal de familia que tiene el niño.
¿Cómo se maneja esta ausencia en la adolescencia?
En la adolescencia se tiene un pensamiento más lógico, crítico y analítico que en la infancia, por lo que la ausencia de la figura paterna en estás edades se vive de forma distinta. Los adolescentes también viven procesos emocionales más complejos relacionados con la búsqueda de su identidad y su lugar en el mundo.
La psicóloga indicó que en las adolescentes mujeres tiende a manifestarse ese duelo con baja autoestima, sentimientos de culpa e introversión. Aclaró que estos son patrones de conducta, pero que cada caso va ligado a cómo el entorno maneje la ausencia de la figura paterna desde el primer día.
Compensar, pero no sustituir
Lecubarri señaló que, ante la ausencia paterna, otro adulto significativo para el niño, niña o adolescente puede brindar los cuidados y el afecto sin necesidad de imponer una sustitución de un padre por otro.
“La idea no es llenar el vacío, si no que más bien se reconozca que ese vacío existe y tener un espacio para hablarlo. Que la familia pueda expresar sus sentimientos, emociones y pensamientos asociados con esa pérdida”, expresó.
Agregó que en ocasiones esa compensación de la figura paterna se da de forma orgánica porque abuelos, tíos, hermanos o primos asumen un rol de protección, autoridad y cuidado. Entonces se convierten en referentes para los niños y niñas. La especialista comentó que ellos mismos sienten la necesidad de tratarlos como padres o incluso de llamarlos papá sin necesidad de que esto sea una imposición familiar.
Aclaró que esa compensación tampoco significa asumir el rol de proveedor porque eso sería limitarse a un estereotipo de paternidad.
La psicóloga explicó que el acompañamiento físico y emocional en la infancia y la adolescencia es fundamental como medida preventiva. Esto evita en gran medida que en la juventud se intente llenar un vacío emocional exponiéndose a situaciones de peligro o adicciones.
Ausencia de la figura paterna: un impacto que se mantiene con los años
La psicóloga de Cecodap aseguró que cuando se acude a terapia en la adultez se repasa toda la historia familiar. Señaló que si en ese relato existió la ausencia paterna es posible que sea un punto a trabajar con el especialista.
“En la consulta es muy común que se hable tanto de padres ausentes físicamente como de padres ausentes emocionalmente y todo eso va a ser una influencia en la personalidad de cada persona”, explicó.
Insistió en la importancia de acompañar al niño o niña como un método de prevención y que así el adulto tenga en el futuro menos aspectos que sanar en su salud mental. Para ello, destacó la disponibilidad emocional y la capacidad de escuchar a los niños y niñas cuando lo necesiten.