- Un profesional de la belleza puede tener ganancias semanales desde los 20 dólares, aunque los ingresos pueden variar considerablemente por factores como el tipo de tratamiento, la ubicación y la demanda de los clientes
En Venezuela están quienes se aferran a no abandonar sus oficios, a pesar de la situación económica del país. Mariana López es una de esas personas que trabaja como peluquera en el centro comercial Los Ruices, en Caracas, donde la clientela no es tan constante como en años anteriores. Sin embargo, se niega a dejar de ejercer su pasión, aunque no represente un ingreso constante.
López cuenta que en el año 2010 lo que ganaba le permitía ir al mercado, comprar todo lo que quería, y además, le sobraba dinero. Actualmente, trabaja en un salón de belleza de jueves a sábado, donde, según un acuerdo con el local, recibe el 50 % de los ingresos generados por cada cliente. Por eso, cada corte de cabello que realiza tiene un precio de 10 dólares, de los cuales ella recibe 5 dólares. Cuando un cliente solicita servicios adicionales, como secado y planchado, sus ganancias aumentan.
Estos servicios tienen un precio entre 15 y 25 dólares, dependiendo del largo del cabello de la persona. Por ejemplo, si un cliente elige un secado de 20 dólares, López obtiene 10 dólares. De este modo, sus ingresos totales varían, pero en promedio son 20 y 30 dólares diarios.
Aunque el sueldo que López percibe es superior al salario mínimo legal en Venezuela, que está fijado en 130 bolívares (equivalente a 3,5 dólares de acuerdo con el Banco Central de Venezuela), su trabajo no siempre garantiza una renta constante. Ella mencionó que hay días en los que solo atiende a una clienta, lo que limita sus ganancias diarias.
“Ya no tengo una clientela fiel porque muchas personas prefieren priorizar otros gastos como comida, condominio, medicinas y así. Hay días en los que solo hago 15 dólares, por ejemplo, y eso me alcanza para comprar carne o pollo. Sobrevivo porque tengo a mis hijos que me ayudan con el dinero, pero para mí no es posible dedicarme a la peluquería exclusivamente”, expresó López para El Diario.
El Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM) publicó el 21 de agosto el costo de la Canasta Alimentaria Familiar del mes de julio, que se ubicó en 542,94 dólares, el equivalente a Bs. 22.407,05 de acuerdo con la tasa oficial del BCV. Según esta estimación, un venezolano necesitaría ganar 574,90 bolívares diarios, lo que equivale a 18,09 dólares por día.
Por eso, Stephany Morales, peluquera con 22 años de edad, dice que prefiere trabajar por su cuenta que tener que repartir su salario en un local comercial. “Eso ya no es rentable. Mi mamá también llegó a trabajar en una peluquería, pero la situación actual ya no da para eso”, explicó.
Servicios a domicilio y desde la casa
Morales ofrece sus servicios a domicilio o desde su casa en la avenida Solano, en el municipio Libertador de Caracas, donde ha improvisado una peluquería en su vivienda. Trabajar de esta manera le permite administrar mejor sus ingresos y reducir costos. Ella calcula que como independiente gana entre 50 y 70 dólares semanales.
Actualmente ofrece un servicio que incluye lavado de cabello, hidratación, corte de puntas si es necesario, secado y planchado. Si es a domicilio, el costo varía entre 30 y 50 dólares, dependiendo de los artículos a utilizar y la distancia. Si la clienta acude a su casa, el precio es de 15 a 20 dólares.
Si Morales hace 3 servicios a domicilio con un promedio de 30 dólares por cliente, recibe 90 dólares. Si otras 2 clientas van a su casa y pagan un promedio de 15 dólares, obtiene 30 dólares más. Así, sus ingresos semanales son de aproximadamente 120 dólares.
A pesar de sus ganancias, la peluquera afirmó que su sueldo sería suficiente si viviera sola. Sin embargo, ella mantiene a su mamá y a dos hermanas. Su salario le permite cubrir gastos básicos como hacer el mercado y comprar los insumos para su trabajo, pero no es suficiente para cubrir otros gastos importantes, como la inscripción del colegio de una de sus hermanas.
“Hay veces que puedo hacer entre 80 y 100 dólares semanales. Pero hay semanas en las que no es quincena y nadie tiene para pagar. En esos días me toca priorizar gastos y esperar que la próxima semana sea mejor”, dijo Morales, en entrevista para El Diario.
Ser peluquera y tener otra entrada de dinero
Belkis Torrealba, de 44 años de edad, ejerce el oficio de la peluquería desde hace 19 años. Desde que comenzó, esta profesión siempre le llamó la atención, lo que la llevó a viajar a Maracay, estado Aragua, para participar en varios cursos y obtener su certificación como profesional de la belleza.
Durante años, trabajó en un salón de belleza, pero en 2017 observó cómo el negocio empezaba a decaer. Esta situación hizo que cambiara de estrategia y, a partir de 2020, emprendió para ofrecer sus servicios desde su casa, ubicada en la avenida Panteón del municipio Libertador de Caracas.
Además de su trabajo como peluquera, Torrealba diversificó sus actividades en otra área para sostener sus gastos. Empezó a hacer yogures para vender, lo que le permite complementar sus ingresos.
“Trabajo todos los días, excepto los domingos. La venta de yogur no me proporciona grandes ingresos, pero al menos me permite costear el saldo del teléfono o comprar una harina de maíz para comer en la casa”, dijo Torrealba para El Diario.
La mujer cobra 5 dólares por corte de cabello y 8 dólares si el cabello es muy largo. Aunque no realiza tratamientos muy elaborados, cobra entre 10 y 15 dólares por el servicio de mechas y 5 dólares por el secado. Normalmente, atiende entre 2 y 3 clientes por semana.
Si cada cliente opta por un corte básico, mechas y secado, sus ganancias semanales serían de 20 a 30 dólares. Asimismo, ofrece yogur casero a 3 dólares por unidad. Al vender entre 4 y 5 yogures a la semana, obtiene entre 12 y 15 dólares adicionales. En total, obtiene entre 32 y 45 dólares semanales, combinando la peluquería con la venta de yogurt.
Torrealba menciona que, aunque recibe ayuda de algunos familiares con ciertos gastos, le gusta generar su dinero de forma independiente, como lo hacía en el pasado. Ella valora su autonomía financiera y se siente realizada al poder cubrir sus necesidades por sí misma. También comentó que su esfuerzo diario está motivado por el deseo de comprarle regalos a sus nietos y tener siempre algo para ofrecerles.
“Cuando me fui de la peluquería, me sentí rara al no tener mi propio ingreso. Por eso sigo trabajando, a mi propio ritmo, para tener cómo comprarle algo a mis nieticos y seguir sintiéndome útil”, concluyó.
Los testimonios de López, Morales y Torrealba reflejan las diversas realidades que enfrentan quienes ejercen la peluquería en Venezuela. Cada experiencia muestra cómo los profesionales de este sector se adaptan al entorno económico del país, buscando otras fuentes de ingreso para mantener su independencia financiera. Así, a pesar de las dificultades, la profesión sigue siendo una opción viable y flexible para quienes buscan generar ingresos.