- Venezuela sumó un punto histórico por primera vez de local contra Brasil
La noche del jueves 14 de noviembre las gradas del Estadio Monumental de Maturín se tiñeron de vinotinto. El bullicio de la hinchada, que coreaba los himnos y alentaba con pasión, sirvió de antesala para el espectáculo, donde la selección venezolana supo contener a la siempre favorita Brasil y sacar un empate a uno.
La afición local, ansiosa por ver a su equipo disputar uno de los partidos más esperados de las Eliminatorias Sudamericanas, no dejó de alentar ni un solo minuto. A lo lejos, también se veían algunas banderas de la Canarinha, aunque la multitud estaba claramente volcada hacia la Vinotinto.
Con este escenario, el partido entre Venezuela y Brasil, correspondiente a la fecha 11 de las Eliminatorias para el Mundial de 2026, prometía ser una batalla de alta intensidad, y así lo fue.
Venezuela, dirigida por Fernando “Bocha” Batista, empató 1-1 contra Brasil en un encuentro marcado por la tensión, el coraje y algunos momentos de controversia. Con este resultado, la Vinotinto sumó un punto en casa, alcanzando los 12 puntos en la clasificación y subiendo a la séptima posición. Sin embargo, la selección nacional sigue fuera de la zona de repechaje.
Brasil, por su parte, subió al tercer puesto con 17 puntos, aunque no logró llevarse los tres puntos de Maturín.
Resumen del encuentro
A pesar de la calidez del recibimiento, Brasil comenzó el encuentro tomando el control del balón y generando peligro desde el primer minuto. Conjugando rapidez y técnica, la Canarinha se volcó sobre la portería de Venezuela, que se vio exigida en varias ocasiones, especialmente por los disparos de media distancia y los centros por las bandas. Rafael Romo, el arquero vinotinto, tuvo que responder con seguridad ante cada intento de los brasileños.
A los 15 minutos, la Vinotinto sufrió una baja importante cuando Yangel Herrera tuvo que salir por una lesión en la pierna derecha. El volante fue sustituido por Cristian Cásseres Jr., quien ingresó para seguir el trabajo defensivo y aportar al ataque.
La selección venezolana logró contener el ímpetu de Brasil durante gran parte de la primera mitad, pero al minuto 40, Raphinha aprovechó un espacio en el área para recibir un pase y batir a Romo con un remate certero que abrió el marcador a favor de la Canarinha.
Aunque el gol brasileño llegó tras una intensa presión, la Vinotinto no se derrumbó. Antes de que cerrara el primer capítulo buscó romper la defensa rival, pero los intentos no fueron suficientes para anotar antes del descanso.
La segunda mitad comenzó con la Vinotinto decidida a igualar el marcador. La hinchada, que no dejó de alentar en todo momento, hizo sentir su apoyo cuando el equipo salió con una mentalidad más agresiva. No pasó mucho tiempo hasta que, al minuto 46, Telasco Segovia, en su primer gol con la selección mayor, logró marcar el tanto del empate. Después de una serie de pases rápidos dentro del área rival, el delantero de 21 años disparó con precisión al centro del arco y dejó sin opciones al portero brasileño.
El estadio estalló en júbilo, y las gradas, que hasta ese momento vibraban con la emoción contenida, se convirtieron en una fiesta completa. Segovia, con su gol, no solo igualó el marcador, sino que llenó de esperanza a una afición que creía en la posibilidad de la victoria.
A los 61 minutos, el portero venezolano, Romo, se convirtió en héroe al detener un penalti ejecutado por Vinícius Júnior. La falta había sido cometida dentro del área, pero Romo, con una intervención impecable, evitó lo que parecía un gol seguro y mantuvo a la Vinotinto en el partido. El público no dejó de corear su nombre, agradecido por la gran tapada del arquero.
La tensión al final del partido
A medida que se acercaba el final, la tensión en las gradas se palpaba, con los hinchas venezolanos pidiendo el último esfuerzo a su equipo, mientras los seguidores brasileños intentaban que su selección lograra la victoria. Las banderas de la Canarinha ondeaban en la sección visitante, pero la hinchada local dominaba la atmósfera.
A pocos minutos de la conclusión, la emoción dio paso al desconcierto cuando, de manera inesperada, los aspersores de riego del campo se activaron, mojando el terreno de juego y causando una breve interrupción. El incidente, que descolocó a todos, reflejaba la tensión del momento, mientras jugadores y cuerpo técnico intentaban recomponerse.
Finalmente, el encuentro concluyó con el empate 1-1, un resultado que dejó una atmósfera tensa entre ambos equipos. Venezuela se llevó un punto valioso, pero sigue en una situación crítica en sus aspiraciones mundialistas.
Con el pitazo final, la afición venezolana despidió a su equipo con ovaciones, agradecida por el esfuerzo mostrado. Maturín vivió una noche de fútbol vibrante, llena de emociones y de la esperanza de que la Vinotinto, con el respaldo de su gente, pueda seguir soñando en las Eliminatorias.