- Se trata de la única escuela en Venezuela que se encarga del estudio formal de la batería como instrumento insigne. Además, está dirigida a niños, niñas y adolescentes de bajos recursos | Fotos y video: David Ocanto / El Diario
La misión de la fundación Tambores de Taíno es clara: educar a través de la música. De la mano de su fundador, Franklyn Bello, esta organización se dedica a la enseñanza de instrumentos de percusión al público en general, con especial énfasis en los niños, niñas y adolescentes de bajos recursos de la ciudad de Caracas.
“Brindarle una oportunidad o abrir las puerta a todos los jóvenes que tienen la inquietud de ser profesionales como bateristas nos llena de orgullo. En Venezuela no existe una escuela de música que se dedique al estudio formal de la batería, por lo que llevar esto a los niños, niñas y adolescentes menos beneficiados es nuestro objetivo”, explicó Bello en entrevista exclusiva para El Diario.
En sus espacios, la fundación cuenta con los instrumentos necesarios –la mayoría adquiridos por Bello– para poder brindar una educación musical completa que no solo incluye las prácticas en la batería, sino la lectura de las partituras. Sus más de 50 estudiantes ven clases en diferentes horarios de lunes a viernes.
“Además de brindar la parte académica y técnica, también enseñamos un ingrediente secreto que se llama clase de principios y valores eternos. Combinamos estas herramientas de vida con la malla curricular extensa y bonita que tenemos”, detalló.
Los inicios de la escuela
Franklyn Bello, músico/baterista y maestro de la fundación, contó que los primeros pasos de la escuela los dio junto a su esposa en el año 1997. En ese entonces, decidieron comenzar a dar clases en su apartamento ubicado en la parroquia La Candelaria de Caracas, el cual solo contaba con 40 metros cuadrados.
“Más de la mitad de nuestro apartamento estaba dedicado a la escuela, que en ese entonces se llamaba Giner Music. Allí dábamos clases a chicos de la misma comunidad del centro de la ciudad”, relató.
Sin embargo, con los años el espacio les quedó pequeño debido al volumen de estudiantes, por lo que tuvieron la visión de pasar a ser una fundación. Tras mudarse a la urbanización de Montalbán, comenzaron a dar clases desde su vivienda nuevamente y a los dos años surgió la oportunidad de alquilar un local en la misma zona.
“Actualmente los estudiantes pueden estar en cinco baterías de forma simultánea, tocando y aprendiendo en un espacio más amplio”, precisó.
Bello comentó que la batería es un instrumento muy costoso que para muchas personas sería imposible adquirir, debido a que solo algunas piezas pueden llegar a costar más de 1.000 dólares. En este sentido, mencionó que su misión desde el inicio fue acercar estos instrumentos a los estudiantes que desean tocar pero no tienen las posibilidades de adquirir uno, y así brindar la oportunidad de aprender un oficio.
“Lo bonito y lo que nos llena de orgullo es que en la fundación hemos formado grandes bateristas, de los cuales muchos han destacado en su trabajo en otros países”, resaltó.
Significado del nombre de la fundación
Franklyn Bello explicó que para el nombre de la fundación se inspiraron en los taínos, un grupo aborigen del Caribe establecido hace muchos años en Sur y Centro América, debido a que estos resaltaban por la belleza de sus tambores y sus valores afro-caribeños.
Actividades de la fundación y colaboradores
Franklyn Bello señaló que en los últimos años han realizado varias muestras de concierto con todos los estudiantes. Para ello, han utilizado el pasillo de la entrada de la fundación como escenario en varias oportunidades.
En estas muestras han participado músicos como Horacio Blanco y Danel Sarmiento, ambos del grupo musical Desorden Público.
“También se han involucrado músicos de la altura de Jorge Glen (…). Al proyecto se incorporó el maestro Eduardo Saez, baterista de Electrocirkus, que es también un ingeniero en sonido espectacular y ganador del Grammy Latino”, detalló.
El 9 de diciembre realizaron la más reciente muestra de concierto que denominaron “Vamos por más, Yahweh es Dios 2024”, en el que los estudiantes de todas las edades realizaron una muestra de su talento.
Bello recordó a uno de los estudiantes que participó, a quien describió como un médico cirujano prominente, que tocó el tema “Eye of the Tiger” de Survivor “con una maestría tremenda”. Mencionó a otra de sus estudiantes, Ana Rodríguez, que manejó de forma correcta un tema de Bon Jovi.
“Tenemos cuatro ensambles en los que nuestros estudiantes hacen una demostración, realizan solos de sus habilidades y destrezas adquiridas y aprendidas en el instrumento y después hacemos una rumba, que es un género musical afrocubano, con unas fugas de música afrovenezolana”, indicó.
Puntualizó que en la Fundación Tambores de Taíno se hace énfasis en las raíces autóctonas, empleando los tambores afrovenezolanos adaptados a la batería.
Aportes y donaciones
En los espacios de la fundación, la música suena a toda hora del día. Los estudiantes, que van desde los 4 años de edad hasta adultos de más de 30 años, asisten con su camisa negra con el logotipo de la fundación con entusiasmo de aprender nuevas partituras.
Bello destacó que realizan un estudio socioeconómico para evaluar quiénes están en la capacidad de colaborar con una tarifa asequible con la fundación, mientras que otros debido a su situación son exonerados. Recientemente, todos sus estudiantes recibieron como donación un par de baquetas.
Contó que el 35 % de sus estudiantes cuentan con una beca completa, es decir, no deben realizar ningún pago para recibir las clases y participar en los eventos.
“Tuvimos también la bendición de poder donar una batería. Realizamos una rifa interna que ganó una de nuestras estudiantes que es muy talentosa, ella y su familia, que viven en una zona popular de la ciudad, quedaron contentas debido a que sus oportunidades reales de adquirir este instrumento era escaso”, agregó.
Tambores de Taíno, un espacio único de aprendizaje
Para Bello, la música es un instrumento de paz y un factor importante en la educación complementaria, la cual pasa a tener un rol fundamental en la formación de las personas.
A su juicio, la música puede brindar aprendizajes en cuanto a la capacidad de síntesis y análisis, ayuda a tener más velocidad mental y agilidad para materiales como la matemática, física y la lectura.
Hasta la fecha, por la fundación han pasado al menos 287 estudiantes. Bello aseveró que las puertas están abiertas para las personas de cualquier edad, y que sus horarios están acoplados para cada nivel de lunes a viernes de 2:00 pm a 7:00 pm y los sábados de 9:00 am a 1:00 pm.
“La música nos da la oportunidad de podernos relacionar con personas de diferentes nacionalidades. No podemos hablar el mismo idioma, pero nos podemos comunicar a través de la música”, concluyó.