La 97ª entrega de los premios Oscar tendrá lugar el 2 de marzo en el Teatro Dolby de Los Ángeles, en California (Estados Unidos). Allí, la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas celebrará lo mejor del cine comercial, consagrando en su constelación de estrellas a los mejores intérpretes de las películas de esta temporada. Así, en el rubro de Mejor Actriz, la diversidad y el empoderamiento parecen ser dos constantes que marcan los criterios de selección.
Este año la Academia aspira a la multiculturalidad, con representantes extranjeras de Reino Unido, Brasil y España. También destaca Karla Sofía Gascón como la primera mujer trans en figurar en esta categoría. Por su parte, Fernanda Torres reivindica las actuaciones internacionales y Cynthia Erivo la magia de los musicales. Igualmente, se ve un juego de poder en el pulso por la estatuilla, entre la veteranía de una Demi Moore redimida y la juventud de una Mikey Madison ascendente.
Más allá de eso, los personajes que figuran en el cuadro tienen en común el ser mujeres que se enfrentan a algún tipo de estigma. Prejuicios impuestos por la sociedad que las llevan a ser marginadas, pero es justamente en esa soledad donde aprenden que la vida puede tener dos caminos: uno que lleve a la emancipación y otro que las sumerja en la oscuridad de la locura.
El Diario presenta un repaso por las interpretaciones de los cinco nominados a Mejor Actriz Principal.
Demi Moore (La Sustancia)
Básicamente se podría decir que La Sustancia es la venganza de Demi Moore a un Hollywood que le hizo vivir lo mismo que su protagonista. De ser en los años noventa un icono sexual y la actriz mejor pagada del mundo con éxitos como Ghost (1990) y Una propuesta indecente (1993), pasó en la década de los 2000 a caer prácticamente en el olvido y recibir hasta cuatro premios Razzie a Peor Actriz.
Quizás ese paralelismo entre la vida de Moore y su personaje es lo que permite que su actuación fluya de manera tan orgánica, notándose una auténtica conexión emocional con lo que experimenta en sus escenas. Como Elisabeth Sparkle, la actriz se desnuda para exhibir la crudeza de los complejos e inseguridades que se acentúan con la edad, así como el vacío existencial de quien ve su ritmo de vida cambiar drásticamente. En el contraste que traza con su doppelgänger Sue (Margaret Qualley) se plasma esa disociación que surge por el desprecio que siente consigo misma, y una sed insaciable de validación.
Con este papel, la estadounidense no solo hace su regreso triunfal al Olimpo de Hollywood, sino que reivindica a todas las actrices de blockbusters que, como ella, han tenido que luchar por mantenerse vigentes, y ahora logra ese reconocimiento en esta temporada de premios. Además de ser su primera nominación al Oscar, ganó su primer Globo de Oro (en categoría de Comedia o Musical), así como el Critics Choice Awards y el Satellite.
Mikey Madison (Anora)
Algún día se hablará de cómo la película Érase una vez en Hollywood (2019) de Quentin Tarantino sirvió como cantera para toda una generación de talentos emergentes. Si bien muchos ya tenían carreras sólidas en televisión, fue allí donde despegaron nombres como Austin Butler, Sydney Sweeney, Margaret Qualley o Maya Hawke. Uno de esos diamantes en bruto fue la estadounidense Mikey Madison, quien tras brillar en la televisión con la serie Better Things, ahora lo hace en el cine con su primer protagónico en Anora.
En esta cinta, Madison subvierte el estereotipo de mujer trepadora para presentar a una trabajadora sexual que sí, al principio se relaciona con el personaje de Vanya (Mark Eidelstein) por dinero, pero eventualmente desarrolla sentimientos genuinos que cada vez afloran más en la medida en que se despoja de sus máscaras. Más que luchar por su matrimonio improvisado, lo que defiende es su honor y dignidad ante un grupo de fríos oligarcas que ni siquiera la ven como un ser humano. La actriz exhibe una caracterización frenética, volátil y ruda, pero también vulnerable cuando debe serlo. Al final solo es un corazón roto que busca la calidez de sentirse acompañada en un mundo hostil.
Este es el gran debut de Madison en las premiaciones, donde ha desfilado por festivales de todo tipo y las grandes galas del gremio. De hecho, aunque varios expertos inicialmente vaticinaban el Oscar para Demi Moore, en las últimas semanas las tendencias parecen inclinarse hacia la protagonista de Anora tras llevarse el Premio de Cine de la Academia Británica (Bafta).
Cynthia Erivo (Wicked)
La actriz inglesa viene de una prodigiosa carrera en el teatro, donde ganó con El color púrpura un Premio Tony y el Grammy a Mejor álbum de teatro musical. Con su salto al cine, logró con su papel en Harriet (2019) sus primeras nominaciones al Oscar a Mejor Actriz y Mejor Canción Original por “Stand Up”, que ella misma escribió.
Fue además su paso por otras grandes premiaciones como los Globos de Oro, los Critics Choice Awards, por su papel de Elphaba en Wicked. Erivo no es ajena a los mundos de magia y fantasía, pues ya interpretó al Hada Azul del remake de Pinocchio (2022) de Disney. Sin embargo, ahora asume el compromiso de encarnar a la futura Bruja Mala del Oeste en la historia de El mago de Oz.
Interpretar a Elphaba resultó un reto para Erivo, quien debió soportar largas jornadas de rodaje en los que tardaba horas en ser maquillada con su característica piel verde y en vestir atuendos llenos de capas y arneses tan difíciles de volver a poner que evitaba ir al baño. Su experiencia en musicales le ayuda a brindar un performance potente y emocional, en el que se puede sentir su lento descenso al lado oscuro, y que será explorado en la segunda parte a estrenarse este 2025. Es la contraparte de Glinda (Ariana Grande), cuya dinámica de pareja dispareja se siente amena por la química entre sus actrices.
Fernanda Torres (I’m Still Here)
La actriz y escritora brasileña es una figura reconocida en el cine de su país, donde ya ganó el premio a Mejor Actriz del Festival de Cannes en 1986 por Eu Sei que Vou te Amar. También ha participado en otras cintas aclamadas como A Guerra de um Homem (1991) y Casa de Arena (2005).
Con su papel en I’m Still Here se convirtió en la primera actriz brasileña en ganar un Globo de Oro en su categoría de Drama. Curiosamente es hija de Fernanda Montenegro, “la gran drama de la dramaturgia brasileña”, y la primera mujer de su país en ser nominada al Oscar de Mejor Actriz, esto hace que sean el segundo dúo madre-hija en la historia del galardón en figurar en la misma categoría.
Torres interpreta a Eunice Paiva, esposa del congresista Rubens Paiva, quien fue detenido, torturado y desaparecido por la dictadura militar que asoló Brasil durante la década de los setenta. Sola y bajo la vigilancia del régimen, Eunice debe asumir las riendas del hogar en lo económico, mientras lucha para encontrar a su marido. Es el dique de contención que protege a sus hijos de la opresión exterior, y que no necesita valerse de manipulaciones emocionales para conmover, pues la crudeza de la realidad misma basta para explotar toda la capacidad de la actriz.
Karla Sofía Gascón (Emilia Pérez)
Más allá de las polémicas recientes, la española tiene el mérito de ser la primera mujer transexual en ser nominada en la categoría de Mejor Actriz de los Oscar. Ya por ahí su nombre quedará en la historia, sin embargo, tampoco se puede ignorar la realidad. Y es que las controversias por sus (para nada antiguas) publicaciones en redes sociales parecen haber limitado sus posibilidades de llevarse otro galardón por su interpretación en Emilia Pérez.
Gascón, conocida por hacer carrera en la televisión mexicana y en películas como Nosotros los Nobles (2013), había conquistado a la crítica por su interpretación dual del narcotraficante Manitas del Monte y la “santa” activista Emilia Pérez. Se llevó el premio Lumiére de Francia y el Premio de Cine Europeo, además compartió con el resto de su elenco el premio a Mejor Actriz del Festival de Cannes. Su papel la ha llevado a tener sus primeras nominaciones en las grandes ligas de los Globos de Oro, Bafta y Critics Choice.
Precisamente de dualidades va la actuación de Gascón en Emilia Pérez. Su personaje está construido sobre la contradicción sobre lo que es y lo que deja de ser cuando decide rehacer su vida. Pensar que un cambio de género basta para empezar de cero y dejar atrás los pecados del pasado, como si fueran su deadname. Pero incluso en eso se queda a veces a mitad de camino, con un personaje complejo, sí, pero a la vez incoherente en cuanto a sus motivaciones y trasfondo. Esto sin contar la ausencia de ritmo al cantar, aunque eso es ya problema general de la película.