El gobierno de Estados Unidos aseguró haber logrado que la frontera con México registrara el menor número de cruces diarios de migrantes en 15 años.
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) informó el 24 de febrero en un comunicado que el sábado 22 de febrero las autoridades detuvieron solo a 200 personas en la frontera sur.
De acuerdo con el DHS, la cifra corresponde al “menor número de detenciones en un solo día en más de 15 años”. Sin embargo, no adjuntó ninguna tabla ni gráfico comparativo con otras cifras de detenciones de migrantes.
La información se da una semana después de que la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, encargada de la política migratoria, impulsó una campaña en la que advierte a los migrantes de no llegar a Estados Unidos por vías irregulares.
“Ese mensaje ha sido recibido. Este fin de semana, hemos presenciado el menor número de detenciones en la frontera sur en más de 15 años. Esta es otra señal más de que las políticas sensatas del presidente Trump en materia de inmigración y seguridad fronteriza están funcionando”, declaró el DHS.

La disminución es evidente
Activistas y albergues de la frontera sur de México consideran que hay una disminución de migrantes en la zona tras cinco semanas de las nuevas restricciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, además del despliegue de la Guardia Nacional mexicana.
José Antonio Chol Ruiz, representante del Bloque de Organizaciones de Izquierda Siempre, expuso a la agencia de noticias EFE que la baja de personas es por la pausa en el asilo en Estados Unidos y el “cierre” en la frontera que anunció Trump, por lo que muchos ahora buscan retornar a sus países de origen.
“En un 90 % de los bancos a los que comúnmente iban (los migrantes) a sacar dinero ya no se ven las grandes colas, en los parques llegan viendo donde se alojan, las rentas (el alquiler) son muy caras”, detalló el defensor de migrantes y otras causas sociales en Tapachula, la mayor urbe en el límite con Centroamérica.

Por otro lado, algunos migrantes expresaron a EFE que están desmotivados por las medidas de Trump, como las deportaciones masivas y el fin de la aplicación CBP One de la Oficina de Aduanas y Protección para pedir asilo desde el sur de México.
El 19 de febrero, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, reconoció que los encuentros de migrantes que iban a entrar de forma irregular a Estados Unidos estaban en su nivel más bajo. Detalló que el 17 de febrero se habían contabilizado apenas 367 detenciones en la frontera.
Deportaciones de venezolanos
El presidente Donald Trump llegó al poder el 20 de enero con la promesa de llevar a cabo una deportación masiva de los migrantes indocumentados que viven en el país, a los que suele calificar como “criminales peligrosos”. Muchos de estos extranjeros son de nacionalidad venezolan y ya gran número de ellos han sido devueltos a su país de origen.

Desde que tomó posesión Trump, a Venezuela han llegado tres vuelos con migrantes venezolanos repatriados. El último avión aterrizó el 24 de febrero con 242 extranjeros, en los que había mujeres, niños y adolescentes.
De acuerdo con los datos difundidos por las autoridades venezolanas, se contabilizan al menos 609 migrantes deportados a Venezuela en el segundo mandato de Trump.
El retorno de los migrantes
Luego de las medidas migratorias del gobierno de Trump, muchos migrantes están cruzando de retorno desde México a Panamá para dirigirse al sur del continente, tras renunciar al sueño americano.
De acuerdo con un reportaje de la agencia EFE, más de dos centenares de viajeros, incluidos niños y la gran mayoría venezolanos, estuvieron el fin de semana del 22 de febrero en una localidad cercana al Puerto de Cartí, en la comarca indígena panameña de Guna Yala, prestos a tomar una embarcación con destino al sur.

Algunos de ellos expresaron que no se arrepienten de haber intentado llegar hasta Estados Unidos, aunque el retorno ahora se les haga más complicado debido a los costos de traslado.
Otros migrantes habían intentado hacer una segunda migración, como fue el caso de la venezolana Karla Castillo, de 36 años, quien había salido desde Chile, donde estuvo por cinco años y piensa retornar.