El periodismo en el mundo ha experimentado transformaciones significativas en las últimas décadas. La digitalización, los cambios en los modelos de negocio y las nuevas formas de consumo de información reconfiguraron el panorama de los medios de comunicación.
Como parte de la evolución se presentan desafíos para los periodistas, entre ellos la reducción de los medios tradicionales, por censura u otros factores, falta de presupuesto y la demanda de nuevas habilidades; por lo que algunos se ven en la necesidad de revaluar sus trayectorias.
También influye la necesidad de adaptación en un mercado laboral que es cada vez más dinámico y digitalizado. No obstante, las decisiones de cambio profesional reflejan una respuesta individual a cada una de estas condiciones.
Este contexto llevó a muchos periodistas a explorar caminos alternativos, reinventándose en campos completamente distintos. Como ejemplo, el equipo de El Diario entrevistó a tres profesionales del área, quienes apuestan por explorar nuevas vías en otros sectores para mantener la búsqueda de nuevas oportunidades y desarrollo profesional.
Del periodismo de calle a la creación de contenido
Dayana Vásquez ha transitado por diferentes facetas del periodismo desde hace más de una década, para adaptarse a las nuevas dinámicas del sector. Su experiencia inicial fue como reportera, un rol que describe como fundamental en su formación profesional.
Este tipo de periodismo implicaba la cobertura directa de eventos, la interacción con las fuentes en el terreno y la capacidad de comunicar desde diferentes escenarios.
“El periodismo de calle fue mi gran maestro. Fue una labor que amé, que me enseñó muchísimo y que me encantaría volver a hacer. Recuerdo que iniciando mi carrera comencé a trabajar en un periodico venezolano muy prestigioso y, ver mi nombre en el papel la primera vez que se publicó uno de mis trabajos, fue una sensación maravillosa que nunca olvidaré”, dijo Vásquez.

Actualmente, su rol como periodista se ha desplazado hacia la corrección y edición de textos. Este trabajo se enfoca en la revisión de contenidos para asegurar la coherencia, la precisión gramatical y estilística. Es un trabajo con un ritmo diferente al del periodismo de calle, más predecible en su estructura diaria.
Esta transición perfeccionó su atención al detalle y su conocimiento de la «redacción perfecta», habilidades que considera esenciales para la calidad del contenido.
Además, la periodista está comenzando en el mundo de la creación de contenido. Un área que le interesa y en la que está avanzando, con el objetivo de ser reconocida como una influencer.
”Sé que es un poco trillado y hasta más de lo mismo, pero me fascina hacer videos que hagan reír a la gente. Desde febrero de este año me he dedicado a hacer contenido gracioso y he ido creciendo. Es muy satisfactorio cuando el amigo de un amigo me reconoce, le gusta lo que hago, repostean mi contenido, comentan y expresan lo genial que quedó es espectacular. Empezar a monetizar sería un sueño hecho realidad”, agregó Vásquez.
La comunicadora resaltó que los principales factores que impulsan a los periodistas a buscar otras alternativas son la inmediatez de la información y la proliferación de canales informativos no profesionales.
En ese sentido, considera que cualquier persona con un teléfono, acceso a las redes y la libertad de comunicar sobre todo tipo de temas, se siente capacitado para “informar”.
“Actualmente es raro ver un reportaje de profundidad. Todo lo que se consume es el ya y el ahora. El ejercicio periodístico cada vez se vuelve menos importante”, acotó la periodista.
Vásquez enfatizó la necesidad de adquirir nuevas habilidades digitales para mantenerse vigente en el campo, aprender sobre el manejo y demanda de las redes sociales, identificar algoritmos y técnicas de publicación.

“Los periodistas debemos entablar una relación amigable con la inteligencia artificial. ChatGPT pudiera en un futuro no muy lejano reemplazar a los comunicadores, por lo tanto, saber de IA nos prepara para lo que nos enfrentamos”, indicó.
De la redacción a la organización de eventos
Mercedes Gutiérrez dedicó cinco años al periodismo en medios digitales. Escribía sobre diversas fuentes, desde información comunitaria hasta eventos culturales y políticos. Describió su función como redacción de notas y reportajes, edición de contenidos para publicaciones diarias y la verificación de datos.
Esta etapa le proporcionó una comprensión del significado de la comunicación efectiva, la gestión de proyectos bajo presión y la importancia de la precisión informativa.
“La experiencia en el mundo periodístico me dio una base sólida para la organización, el manejo de tiempos y la comunicación clara y concisa. Aprendí a estructurar la información de manera lógica, a manejar deadlines estrictos y a interactuar con diversas personas y situaciones. Luego me di cuenta que esas habilidades resultaron sorprendentemente aplicables en otros contextos laborales”, narró la comunicadora.
Fue así que Gutiérrez emprendió una transición hacia la organización de eventos. Su nueva labor involucra la planificación, coordinación y ejecución de diversos tipos de reuniones, desde conferencias empresariales y lanzamientos de productos hasta bodas y celebraciones privadas.
“Esta actividad requiere una atención detallada a la logística, que incluye la selección de proveedores, la negociación de contratos, la gestión de presupuestos y la coordinación de equipos. Económicamente es mejor remunerada y me permite ampliar mi círculo social, así que no me arrepiento de dejar el periodismo, pero admito que lo extraño y siempre formará parte de mi vida”, dijo la ahora organizadora de eventos.
También recomendó a quienes no estén seguros de explorar nuevos campos que se atrevan a usar sus habilidades profesionales para conseguir nuevas oportunidades, ya sea dentro del área de comunicación como en otros sectores que no habrían pensado.

De la producción televisiva a la programación web
Alberto Díaz acumuló 20 años de experiencia en el periodismo audiovisual. Su trabajo se desarrolló en una importante cadena de televisión nacional, donde desempeñó roles variados como asistente de producción y editor de contenido.
Su labor comenzó con la investigación de temas de actualidad para proponerlos en mesas de trabajo con el equipo de producción de un segmento de noticias, luego saltó a la edición de videos.
La naturaleza de esta área requería una comprensión de la narrativa visual, el manejo de equipos técnicos complejos (cámaras, micrófonos, equipos de edición) y la capacidad de trabajar en entornos de alta presión.
“El periodismo audiovisual demanda una combinación de habilidades técnicas y de comunicación muy específicas. La rapidez en la toma de decisiones, la capacidad de síntesis para contar una historia compleja en pocos minutos y la interacción constante con la tecnología eran aspectos cotidianos. Esos elementos tienen paralelismos con otras áreas de desarrollo tecnológico y resolución de problemas”, contó el periodista.
Hace tres años, Díaz decidió orientar su carrera hacia otra dirección: la programación web. Este cambio implicó un proceso intensivo de formación en diversos lenguajes de programación (como Python, JavaScript, HTML, CSS), desarrollo de software y diseño de interfaces de usuario.
Su actual rol como programador web implica la creación y el mantenimiento de sitios y aplicaciones digitales, lo que aseguró que requiere un enfoque preciso, una habilidad para la resolución de problemas y la actualización constante de conocimientos tecnológicos.
“En mis años como editor de video la disciplina, la atención al detalle y el enfoque analítico me sirvieron para convertirme en lo que soy hoy. Siempre recuerdo una profesora de la carrera que nos decía, ‘el periodista tiene un mar de conocimiento pero con un dedo de profundidad’. Ahora veo que eso más que un defecto, nos da una ventaja. Sabemos de todo y podemos decidir en qué área queremos profundizar”, señaló el ahora programador web.
Las experiencias de estos tres profesionales entrevistados por El Diario, demuestran cómo las habilidades adquiridas en el periodismo, pueden ser transferibles a otras carreras o trabajos. Aunque para ellos, la nueva dirección en sus destinos no implica un abandono total de lo que aprendieron, construyeron y atesoran en el ámbito de la comunicación social.