Las várices y las arañas vasculares son manifestaciones de una condición médica conocida como insuficiencia venosa crónica, un trastorno que afecta el sistema circulatorio, especialmente en las extremidades inferiores.
Aunque ambas involucran los vasos sanguíneos, existen diferencias entre ambas condiciones en su tamaño, apariencia y la gravedad de las implicaciones médicas que representan.
El cirujano vascular Albert González-Sagredo, médico español, explicó para el medio Infosalus que la aparición de varices puede provocar el doble de riesgo de desarrollar insuficiencia cardíaca mientras que las arañas vasculares se consideran la primera etapa de la condición.
El equipo de El Diario recopiló información en páginas de salud sobre el sistema venoso en el organismo, el cual se encarga de retornar la sangre desde las extremidades hacia el corazón, un proceso que requiere que las venas de las piernas trabajen contra la gravedad.

Várices vs. arañas vasculares
En MedLinePlus señalan que las venas están equipadas con pequeñas válvulas internas que actúan como compuertas para asegurar que la sangre fluya en la dirección correcta e impide su retroceso.
No obstante, cuando este proceso no se da con normalidad aparecen las várices, que son venas que se han dilatado o retorcido debido al debilitamiento de las válvulas internas, lo que permite que la sangre se acumule, genere presión y deforme la pared venosa, , de acuerdo con un estudio científico publicado en la revista Science.
Las várices suelen salir debajo de la piel, como grandes protuberancias, con un color que puede ser azul oscuro o púrpura.
Mientras que las arañas vasculares son una forma más leve de afectación venosa y se caracterizan por la aparición de vasos sanguíneos muy pequeños en las extremidades inferiores.

Cuando las venas se dilatan, crean un patrón similar a una telaraña o a las ramas de un árbol de color rojo o azul y también aparecen debajo de la piel pero, a diferencia de las várices, no sobresalen ni se ven abultadas.
Síntomas y tratamiento de la insuficiencia venosa crónica
La Oficina para la Salud de la Mujer de Estados Unidos detalla que los síntomas de ambas afecciones son distintos. En el caso de las várices pueden incluir, además de su visibilidad, sensación de pesadez en las piernas, dolor constante, calambres nocturnos, ardor o picazón, así como hinchazón en tobillos y pies.
Por su parte, las arañas vasculares no suelen generar molestias más allá del impacto estético que puede generar, y en algunas ocasiones pueden provocar una leve sensación de ardor o picazón.
De acuerdo con el medio TopDoctors, el diagnóstico de la insuficiencia venosa, tanto para várices como para arañas vasculares, generalmente comienza con un examen físico realizado por un especialista, quien observa las venas mientras el paciente está de pie.

Para una evaluación más detallada de la circulación y el estado de las válvulas, se utiliza habitualmente el ultrasonido Doppler, una técnica de imagen que permite visualizar el flujo sanguíneo y descartar complicaciones como la presencia de coágulos.
El tratamiento de la insuficiencia venosa crónica está orientada a aliviar los síntomas, evitar el progreso de la condición y mejorar la apariencia. Estas incluyen:
– Uso de medias de compresión para ejercer presión sobre las piernas y ayudar a que la sangre regrese al corazón.
– Mantener un peso adecuado.
– Evitar permanecer de pie o sentado por períodos extensos.
– Realizar actividad física.

También existen otros procedimientos poco invasivos que el especialista puede evaluar, dependiendo de cada caso como:
– Escleroterapia: inyección de una solución química directamente en la vena para irritarla y cerrarla, lo que provoca que desaparezca con el tiempo.
– Ablación endovenosa por radiofrecuencia o láser: se introduce un catéter (tubo delgado) en la vena afectada y se aplica calor para sellarla.
– Cirugía: en casos más graves, puede ser necesaria la flebectomía (extracción de las várices a través de pequeñas incisiones) o la ligadura y extirpación de la vena principal afectada.
La probabilidad de desarrollar várices y arañas vasculares está influenciada por varios factores de riesgo, como predisposición genética, edad, sobrepeso, antecedentes de trombosis venosa, que es cuando un coágulo ha dañado las válvulas venosas con anterioridad.