El Senado de Uruguay aprobó el miércoles 15 de octubre el proyecto de Ley de Muerte Digna, luego de varios años de debates sobre en tema en la nación, y con esto se convierte en el primer país de Latinoamérica con una ley de eutanasia.
La propuesta contó con el apoyo de las distintas fuerzas políticas y sectores de la sociedad en Uruguay, de acuerdo con encuestas recientes. Este país se unió además a Colombia y Ecuador entre las naciones que despenalizaron la eutanasia, aunque el caso uruguayo es el único que se ha aprobado por vía legislativa.
¿Quién podrá optar por la eutanasia?
El primer requisito para optar para la eutanasia, de acuerdo con la ley aprobada recientemente, es ser mayor de edad y psiquicamente apto.
Hay dos tipos de escenarios en los que la persona podría solicitar la muerte digna, si está en la fase terminal de alguna enfermedad irreversible o incurable es el primero de ellos.
También se puede aprobar el caso si se trata de una persona que padece un “sufrimiento insoportable» a consecuencia de alguna enfermedad crónica.
«Podrán ampararse a las disposiciones contenidas en esta ley los ciudadanos uruguayos naturales o legales y los extranjeros que acrediten fehacientemente su residencia habitual en el territorio de la República», cita el texto, que detalla luego el paso a paso del procedimiento para la eutanasia.
El proceso a seguir para la eutanasia está inspairado en el que se aplica en Belgica y Paises bajos desde el año 2002.
El proyecto de Ley de Muerte Digna fue impulsado por el caso de Fernando Sureda, exgerente de la Asociación Uruguaya de Futbol (AUF), quien padecía esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y pidió la legalización de la eutanasia.
El proceso de aprobación
Los senadores estuvieron cerca de 12 horas debatiendo la propuesta, finalmente la votación se dio luego de las 10:00 pm (hora de Uruguay) y fue aprobada por 20 votos de los 31 posibles.
“Ha quedado aprobado el proyecto, el cual se comunicará en el día al Poder Ejecutivo», sostuvo el primer vicepresidente del Senado, Sebastián Sabini Giannecchini, quien luego fue aplaudido por los legisladores.
En agosto la cámara de diputados de Uruguay debatió el proyecto y, luego de varias horas se suscitó la votación que arrojó 64 votos a favor y 29 en contra, lo que dio luz verde para el último paso por la vía legislativa.
Este proyecto fue impulsado inicialmente por el legislador opositor Ope Pasquet, del partido Colorado, en el año 2019.
En el Senado, la propuesta contó tanto con los votos del partido colorado, como con los del partido Nacional, también opositor, y el oficialista Frente Amplio para ser aprobada sin inconvenientes el 15 de octubre.
Además del acuerdo al que llegaron los políticos, el proyecto cuenta con la aprobación popular. La consultora Cifra, reveló una encuesta en mayo de 2025 que asegurá que 62 % de los uruguayos están de acuerdo con la eutanadia, mientras que 24 % está en contra.
La Iglesia católica en Uruguay se pronunció
La Iglesia católica uruguaya volvió a expresarse el jueves 16 de octubre en contra de la ley de eutanasia ya que considera que «fomenta la cultura de la muerte».
«Frente a la aprobación de la ley que habilita la eutanasia en nuestro país, los obispos del Uruguay elevamos una vez más nuestra voz a favor de la vida. Como ya hemos manifestado en varias ocasiones consideramos que esta ley fomenta la cultura de la muerte», señala un comunicado de la Conferencia Episcopal.
En ese sentido, añade que en un país con una alta tasa de suicidios y con «serias dificultades» para abordar el tema de la salud mental, le ley de eutanasia «va en contra del valor y la dignidad de la vida humana» y crea un «riesgoso camino de naturalizar la búsqueda de la muerte como solución a situaciones de la vida que se pueden enfrentar de otra manera».
«Morir con dignidad significa morir sin dolor u otros síntomas mal controlados; morir a su tiempo natural, sin que se acorte o se prolongue de forma innecesaria la vida; morir rodeado del cariño de la familia y los amigos; morir con la posibilidad de haber sido informado adecuadamente, eligiendo, si se puede, el lugar (hospital o domicilio) y participando en todas las decisiones importantes que le afecten; morir con la ayuda espiritual que precise», sostiene el comunicado.