Cómo ha sido el despligue militar de EE UU en el Caribe y el Pacífico: bases, armas y aliados

Desde agosto, el mar Caribe y la entrada al Pacífico oriental se han convertido en escenario de una expansión militar estadounidense
Génesis Herrera Agencia EFE
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Estados Unidos ha reforzado en los últimos meses su presencia militar en el Caribe y en el Pacífico latinoamericano con buques, aviones de combate y fuerzas especiales, en medio de crecientes tensiones con Venezuela, en un despliegue que la administración de Donald Trump enmarca en su iniciativa Lanza del Sur y en la lucha contra el narcotráfico.

Desde agosto, el mar Caribe y la entrada al Pacífico oriental se han convertido en escenario de una expansión militar estadounidense que incluye destructores de misiles guiados, submarinos de ataque nuclear, aeronaves F-35, helicópteros de ataque, aerodeslizadores anfibios, drones de vigilancia y tropas destinadas, según Washington, a operaciones de vigilancia e interdicción del narcotráfico.

De acuerdo con un análisis del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), la flota inicial en el sur del Caribe estuvo compuesta por destructores clase Arleigh Burke, barcos anfibios de desembarco, un submarino rápido de ataque y aeronaves F-35, además del empleo de drones MQ-9.

El CSIS también apunta que el número total de tropas estadounidenses proyectado podría alcanzar decenas de miles, lo que convertiría esta operación en la mayor presencia militar de EE UU en la región en décadas, algo que no se veía desde las guerras estadounidenses en Oriente Medio.

Entre agosto y octubre, la cifra de buques desplegados pasó de dos o tres a unas 10 unidades —incluidos destructores, barcos anfibios y submarinos—, y con la llegada del portaaviones USS Gerald R. Ford el movimiento naval prácticamente se duplicó respecto al nivel previo.

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Foto: Vista del portaviones de Estados Unidos USS Gerald R. Ford, el 3 de octubre de 2025. EFE/ Cati Cladera

Más de 2.200 marines han sido movilizados desde agosto y diez aviones F-35 aterrizaron en Puerto Rico en septiembre junto a cientos de militares de apoyo, con lo que para octubre se contabilizaban al menos 10.000 tropas estadounidenses desplegadas en el Caribe. También se estima que unos 170 misiles Tomahawk están listos para ser empleados desde barcos o submarinos.

Motivaciones y tensiones

La administración Trump presenta la misión como un esfuerzo contra el narcotráfico y el tráfico de personas. El CSIS, sin embargo, señala que, aunque ese es el objetivo declarado, el tipo de medios involucrados sugiere una preparación para operaciones más amplias, incluida una posible presión militar sobre el gobierno de Nicolás Maduro.

El informe también destaca que el volumen de tropas y equipos, junto a tecnología robótica y fuerzas de despliegue rápido, altera el equilibrio militar en la región frente a los activos venezolanos, que considera fragmentados.

Aunque EE UU no dispone, según el estudio, de fuerzas terrestres suficientes para una invasión a gran escala, sus capacidades aéreas y navales serían suficientes para lanzar operaciones de misiles y bombardeos. Sin embargo, el Pentágono ha reconocido que ha entregado a Trump diferentes opciones.

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Foto: EFE/EPA/YURI GRIPAS

Movimientos y alianzas

Al despliegue se han sumado alianzas, visitas de funcionarios estadounidenses y el uso de infraestructura militar y civil en varios países del Caribe y Centroamérica.

Trinidad y Tobago, a pocos kilómetros de la costa venezolana, acoge maniobras de la Marina estadounidense en zonas urbanas y rurales. La primera ministra, Kamla Persad-Bissessar, calificó los ejercicios que se llevan a cabo en su territorio como parte de una alianza “profunda y duradera”, mientras Maduro los denunció como una “hipoteca” extranjera sobre su país.

Guyana, que mantiene con Venezuela una disputa por el Esequibo, ha respaldado el despliegue aunque sin ejercicios recientes en su territorio. El 7 de noviembre recibió la visita del jefe del Comando Sur para abordar “la larga alianza de defensa” bilateral.

Puerto Rico se ha convertido en una plataforma estratégica. Desde agosto se han realizado ejercicios de desembarco e infiltración con un aerodeslizador LCAC, helicópteros UH-1Y y Apaches, y cazas F-35B, según un vídeo del Pentágono del 1° de noviembre. Parte del aeropuerto de Roosevelt Roads —una antigua base militar cerrada en 2004— está nuevamente bajo control operativo estadounidense.

Mientras que la Administración Federal de Aviación (FAA) estableció una prohibición temporal de vuelos en esa zona hasta el 31 de marzo de 2026 por “razones especiales de seguridad”.

Granada recibió una solicitud de Washington para instalar un radar y equipo militar en el aeropuerto internacional Maurice Bishop. El primer ministro, Dickon Mitchell, dijo que analizarán los criterios legales y técnicos al tratarse de una instalación civil.

En Panamá, el presidente José Raúl Mulino negó que el país participe en algún “acto hostil contra Venezuela” y sostuvo que la presencia de militares estadounidenses responde a acuerdos de cooperación. Los ejercicios conjuntos son frecuentes desde la invasión de 1989 y se reforzaron tras renovar la cooperación en abril.

República Dominicana y la Administración de Control de Drogas de EE UU (DEA) acordaron la semana pasada enfrentar a los carteles del narcotráfico.

Además, Ecuador, Paraguay y Argentina expresaron a Trump su respaldo a su estrategia antidrogas.

El Ejército de EE UU asegura haber hundido una veintena de embarcaciones y provocado la muerte de unas 80 personas en operaciones desplegadas en aguas del Caribe y el Pacífico, en el contexto de los operativos que comenzó en septiembre para combatir al narcotráfico.

Texto de Laura Núñez Marín.

Génesis Herrera Agencia EFE
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