- Se trata de uno de los estrenos que ha causado más polémica en la plataforma de streaming Netflix
A la hora de hablar del registro cinematográfico de los más grotescos eventos, Jacques Rivette, crítico de cine de Cahier du Cinema, aseguraba que “hacer una película es, pues, mostrar ciertas cosas, es al mismo tiempo, y mediante la misma operación, mostrarlas desde un cierto ángulo, siendo esas dos acciones rigurosamente indisociables”. Que los travellings -desplazamiento de cámara sobre una ruedas- son una cuestión de moral, se le atribuye a Jean Luc Godard.
Es potestad del director llevar la batuta de la “moral” de su filme. Es su ojo, en compañía del incansable editor, el que decide qué es lo que se va a mostrar y cómo hacerlo. Forma y fondo inseparables, pues, es una perogrullada, pero es acaso la mayor contradicción y lo que más ha levantado polémica sobre Cuties (Mignonnes es su título original no anglificado), dirigida por Maïmouna Doucouré y estrenada en la plataforma de streaming Netflix.
El encontronazo del público y Cuties empezó incluso antes de su estreno, con la publicación del afiche promocional que dejaba ver al grupo de protagonistas, cuatro niñas, vestidas de manera sugerente. Fue tal la crítica que obligó a la plataforma a emitir unas disculpas públicas:
“Nos disculpamos profundamente por el afiche inapropiado que hemos usado para Mignonnes/Cuties. No estuvo bien, ni representa a esta película francesa que ganó un premio en el festival Sundance. Hemos actualizado las fotos y la descripción”, indicó la plataforma Netflix a través de su cuenta de Twitter.
Desde el diario The New Yorker, el crítico Richard Brody aseguró que la “publicidad engañosa llevó al surgimiento de una campaña en contra del filme”.
Ahora que finalmente se ha estrenado Cuties, todo parece indicar que la polémica continuará. En el popular sitio web Rotten Tomatoes, la disonancia entre el criterio de la revisión especializada y la de los espectadores es notable, siendo que los primeros le dan un 89% de aprobación mientras que los segundos le impartieron un 3%.
El argumento
Cuties es el retrato de una joven afroeuropea en medio de su paso por la juventud. Sigue las máximas del cine Bildungsroman, de la transición hacia la madurez y los difíciles baches sociales, políticos y culturales en el camino.
El nombre de la protagonista es Amy y desde el principio del filme se deja clara su opresión. Un primer plano de su rostro empapado en lágrimas devela su mundo interno, el cual se va desarrollando narrativamente a través de breves y poderosas escenas iniciales. Una mirada crítica del islamismo envuelve gran parte del argumento subalterno de la película.
Pero el mundo sentenciado y definido de Amy, que se debate entre rituales impuestos y la familia, se ve súbitamente desencajado cuando ve sigilosamente a una chica de su edad que parece estar libre de todo agobio y sometimiento.
A partir de ese momento, la protagonista de Cuties empezará a cuestionar su vida atosigada, aunque sin darse cuenta de que solo parece haber cambiado de despotismo. Ahora regirá su vida la presión social propia de la recién empezada adolescencia o de la tardía infancia, cuando se une a un grupo de niñas que pretenden participar en un concurso de baile con una rutina discutible.
Reacciones
La mayor parte de la polémica recae sobre la recreación del tiro de cámara sobre los cuerpos de las precoces bailarinas. La película “critica el impacto sexualizador de las redes, pero al mismo tiempo cosifica a sus niñas en primeros planos, convirtiéndolas en máquinas de provocación y deseo, lo cual ofende a espectadores sensibles”, señala el crítico venezolano Sergio Monsalve en la revista Perro Blanco.
Entre los “espectadores sensibles” a los que alude Monsalve están, incluso, las altas esferas del poder de Estados Unidos. Tal es el caso del senador estadounidense Ted Cruz, quien aseguró que Cuties “sexualizaba a niñas de 11 años de edad, y es asqueroso y está mal”.
El congresista incluso solicitó a la justicia norteamericana que investigara si los ejecutivos de la compañía Netflix o su directora habían incurrido en ilícitos federales relacionados con la producción o distribución de pornografía infantil.
José Rafael Briceño, comediante venezolano, planteó el debate en su cuenta de Twitter: “Sí “Cuties” plantea la sexualización de niñas ¿es por culpa de la peli? ¿o la peli muestra algo que está pasando? ¿hay narcotráfico por culpa de Narcos? ¿Vas a cancelar las mil estrellas pop que usan el sexo en sus creaciones y que tus chamos ven?”.
Aunque al final del descenso a los infiernos contemporáneos de Amy hay una resolución que puede calificarse de gratificante sin faltar a la verdad, no es menos cierto que el camino para llegar a la conclusión puede tornarse incómodo en según qué escenas.
En no pocas ocasiones, los primeros planos se enfocan en partes específicas de los cuerpos del cuarteto protagonista. Con montaje videoclipero y haciendo uso de recursos como la cámara lenta y bastante acercamiento, es inevitable cierta inquietud en el espectador. Y no se niega la crítica mordaz a la sociedad del espectáculo, de, como diría Guy Debord, el movimiento autónomo de lo no-viviente.
Cada uno de los personajes vive representaciones, en lugar de la vida misma. Y se debaten dialecticamente entre la niñez y la adultez, entre el juego y el sexo.
Cuties habla de un fenómeno que ocurre y del que nadie había querido hablar. Pero la moral está en el travelling, retomando a Jean Luc Godard. Nunca ver el bosque entre tantos árboles había sido tan incómodo. Y esos árboles, que muchos califican de oprobiosos y de pornografía infantil, podrían poner en aprietos a Netflix. Dependerá del criterio jurídico que se tome en cuenta.
Por lo pronto, la reacción del público se ve en las redes sociales. El hashtag #CancelNetflix se ha vuelto tendencia en Twitter. Los usuarios piden que se baje Cuties de la plataforma por su contenido indebido.