- Un programa capacita a niñas y adolescentes migrantes y refugiadas venezolanas para promover la construcción de comunidades libres de violencia, discriminación y xenofobia en Perú, empoderándolas a través de talleres y charlas
Chamas en acción: hermanas sin fronteras es una iniciativa de empoderamiento y liderazgo que nació en noviembre de 2020. Está dirigida principalmente a niñas y adolescentes migrantes y refugiadas venezolanas en edad escolar que viven en Perú.
El proyecto es gestionado por Quinta Ola, con apoyo de la ONG Manuela Ramos, cofinanciado por la Unión Europea en Perú y la Cooperación Alemana BMZ, y es implementado por la GIZ en Perú.
El deseo de querer un mundo más justo y libre de discriminación
El proyecto consiste en que niñas y adolescentes identifiquen una problemática social que afecta su entorno más cercano y en la que ellas se sientan con la seguridad e independencia de poder brindar soluciones factibles. Una vez detectado el problema y bajo la mentoría de profesionales que acompañan su proceso de formación, desarrollan campañas sociales para mejorar la situación.
Actualmente el programa se divide en dos comités:
1) Lucha contra la discriminación.
2) Lucha contra la violencia.
En ambos grupos de trabajo las migrantes y refugiadas venezolanas realizaron un informe del diagnóstico de la situación y, junto a adolescentes activistas peruanas, presentarán un pliego petitorio a las instituciones estatales correspondientes con el fin de que las autoridades tomen acciones inmediatas frente a diversos problemas.
Promoviendo un cambio social
Ellas participan en talleres y charlas que fortalecen sus conocimientos sobre temas relacionados al racismo, clasismo, discriminación, violencia y xenofobia, para entender qué significan este tipo de comportamientos sociales, por qué y cómo surgen y cuál es la mejor alternativa para crear sociedades con base en la igualdad y el respeto mutuo.
También son capacitadas en el funcionamiento del sistema institucional peruano, para que aprendan cómo organizarse a nivel comunitario: de qué manera articular con colectivas adolescentes peruanas, cómo demandar el reconocimiento de sus derechos e identificar a qué organismos presentar los reclamos frente a las problemáticas sociales.


Las participantes tendrán laboratorios exclusivos de vocería para aprender cómo presentar sus campañas sociales ante los líderes políticos, medios de comunicación en todo el país y diferentes espacios que le brinden la seguridad de dar a conocer las propuestas que plantean.
Convocadas a construir mejores sociedades
El pasado 14 de diciembre de 2020, niñas y adolescentes venezolanas en Perú participaron de la primera convocatoria de “Chamas en acción”. En menos de un mes 170 migrantes y refugiadas esperaban obtener una vacante en el programa. Sin embargo, solo 150 cumplían con los requisitos:
– Ser de nacionalidad venezolana.
– Tener entre 13 a 17 años en el 2021.
– Estar cursando secundaria en el 2021.
– Vivir en Lima o Callao en el 2021.
– Querer un mundo más justo y libre de discriminación.
Tras un complejo proceso de selección, 50 de ellas fueron las elegidas para recibir una beca completa y formar parte del programa Chamas en acción en su primera edición. En la iniciativa podrán aportar en la construcción de comunidades que sean seguras para todos, en donde se respete el derecho a una vida digna y libre de violencia y en las que prevalezca la receptividad a la diversidad e historias de vida de cada persona, sin juzgar ni caer en estereotipos nocivos.

Principales problemas
El programa concluye en julio de 2021 y se han programado diez talleres y seis charlas temáticas que son impartidos a través de las plataformas digitales, debido a las medidas que prohíben las reuniones presenciales por la pandemia del covid-19.
Desde el inicio de las capacitaciones, las participantes han logrado identificar diversas problemáticas: el acoso que las impacta directamente a partir de la hipersexualización de la mujer venezolana, discriminación, xenofobia y bullying en los espacios escolares (a pesar de que sean virtuales). A todo esto se suman las dificultades para ejercer su derecho a la identidad, al no contar con un documento que regularice su estatus migratorio y que les permita acceder a los servicios de educación y de salud, en especial durante la emergencia sanitaria.

Una mirada hacia la integración
Gianina Marquez explica que las migrantes venezolanas y adolescentes activistas peruanas han demostrado su sensibilidad por promover cambios sociales. Además, señala que son personas muy capaces, con una mirada solidaria en búsqueda de construir nuevas formas de cómo ser ciudadanos. No solo trabajan por su bienestar personal, sino por el de toda su comunidad.

El programa contempla sesiones de integración en donde las chamas en acción y las adolescentes peruanas se conocerán mejor; compartirán iniciativas de cambio que permitan articular y unir esfuerzos en la construcción de sociedades más inclusivas. Además de fortalecer lazos de amistad entre ellas y generar una red de confianza.
Familias sin fronteras
El programa también va dirigido a las comunidades de acogida; en este caso familias peruanas que se sensibilizan por el proceso migratorio de la comunidad venezolana y han manifestado su interés por informarse más y obtener las herramientas necesarias de cómo ser mejores vecinos; cómo promover una sana convivencia entre toda la comunidad, creando distritos libres de todo tipo de discriminación.
Las familias de las chamas en acción igualmente reciben capacitación a través de talleres que orientan a los padres venezolanos. Los guían sobre cómo acompañar, desde un espacio intergeneracional, a sus hijas en el proceso de empeoramiento. Ellas se convertirán en lideresas en los distritos en los que viven y empezarán a demandar el reconocimiento de sus derechos.
La migración como oportunidad
De manera organizada y a sus cortas edades estas niñas y adolescentes migrantes y refugiadas venezolanas, mediante diversas acciones y con la orientación de profesionales, están contribuyendo a la creación de políticas públicas. Medidas que dan respuestas a problemáticas sociales en Perú, demostrando una vez más los beneficios y aportes que supone la migración para los países receptores.

El dato
Según datos del Ministerio de Educación en Perú, 96.613 estudiantes venezolanos migrantes y refugiados (52.319 niñas y 44.294 niños) estuvieron matriculados en escuelas peruanas en 2020.
Una cifra que ha aumentado de manera constante en los últimos años, teniendo en cuenta que el país es el segundo destino con más venezolanos en todo el mundo, en donde vive más de un millón, según Acnur.
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