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- Luego de tomar posesión como presidente de Perú este 28 de julio en Lima, el mandatario izquierdista atacó duramente a los extranjeros “delincuentes”, a las élites económicas y sociales, y prometió una nueva Constitución. Foto: EFE
El izquierdista Pedro Castillo asumió este 28 de julio la presidencia constitucional de Perú. En su discurso de toma de posesión del cargo, el nuevo mandatario atacó duramente a las élites económicas, a las diferencias culturales dentro de su país y a los “delincuentes extranjeros”. “Tendrán un plazo de 72 horas, a partir de la fecha, para salir del país”, dijo. Sus congresistas partidarios lo aplaudieron. Asimismo, juró asumir el cargo “por los pueblos del Perú, por un país sin corrupción y por una nueva Constitución”.
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Aunque no mencionó ninguna nacionalidad en específico, la declaración de Castillo apunta hacia los venezolanos en ese país. En abril, el entonces candidato presidencial aseguró que si Nicolás Maduro no se lleva a los migrantes que delinquen en su país, decretaría las 72 horas de plazo para que los venezolanos que incurren en la delincuencia se vayan.
Sin embargo, el ahora presidente no detalló de qué manera piensa implementar el plazo, ni qué garantías ofrece de que no afectará a venezolanos o extranjeros que no sean delincuentes. Durante su cierre de campaña, cuando también prometió el plazo, fue todavía más ambiguo y aseguró que la medida aplicará para las personas que llegaron de otros países “a faltar el respeto”.
En su primer discurso, el maestro rural aseguró que las diferencias sociales y económicas comenzaron “con la era colonial y que aún persisten”. En un discurso calcado a los gobiernos del llamado “socialismo del siglo XXI”, aseguró que esta vez “un gobierno del pueblo ha llegado para gobernar con el pueblo y para el pueblo, para construir desde abajo”. “Es la primera vez que este país será gobernado por un campesino”, ratificó.
Arreaza llegó, Maduro en veremos
Mientras que Castillo atizó contra los “delincuentes extranjeros”, hizo guiños al régimen de Maduro desde lo protocolar. A su investidura asistió Jorge Arreaza, canciller del chavismo. Horas antes de su arribo, medios peruanos informaron que Castillo presuntamente invitó a Nicolás Maduro a una ceremonia simbólica con el “pueblo”, este 29 de julio, en el campo donde se libró la Batalla de Ayacucho.
De producirse la visita de Maduro a Perú, sería la primera vez en tres años que es invitado a la toma de posesión de un presidente latinoamericano. La última fue en el año 2018, a la investidura del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador. Por si fuera poco, en enero de 2019, el entonces presidente peruano, Martín Vizcarra, estableció el impedimento de entrada al territorio nacional a Maduro y a 100 miembros de su régimen, al calificarlo como ilegítimo. Estados Unidos todavía ofrece 15 millones de dólares por su captura.
A la toma de posesión de Castillo asistieron otros presidentes y Jefes de Estado como Iván Duque, de Colombia; Sebastián Piñera, de Chile; Guillermo Lasso, de Ecuador; Alberto Fernández, de Argentina; el Rey Felipe XI, de España; entre otros.
Incertidumbre por su gobierno
Poco antes de comenzar el acto de toma de posesión, Castillo informó de que los nombres de sus ministros, que se esperaba que también juraran sus cargos este miércoles, no se conocerán hasta el viernes 30 de julio. De esta forma el mandatario extiende la incertidumbre de quiénes conformarán su gabinete, algo que desde la oposición critican como “falta de proyecto”
Castillo también trazó las metas de su gobierno. Uno de los aspectos que más remarcó fue reducir la pobreza y las brechas entre clases sociales. Prometió que la cobertura médica será universal y la construcción de hospitales en todas las regiones. “Debemos terminar con el centralismo que provoca que millones de peruanos tengan que viajar a Lima para una cita médica”, dijo.
Aseguró que la pandemia por el covid-19 “terminó por visibilizar que las críticas al modelo económico eran válidas”. Y aunque prometió cambios profundos para hacer un país “más próspero, más justo”, dijo que “es totalmente falso que vayamos a expropiar”. “La propiedad de las personas obtenida con esfuerzo está garantizada por el Estado”, sostuvo.
Entre las principales metas que planteó está la generación de un millón de empleos gracias a proyectos de la obra pública; duplicar la asignación gubernamental en educación y fortalecer la educación de la primera infancia; una política de “hambre cero” y avanzar en un programa de un techo para todos; servicio militar obligatoria para los jóvenes que no estudian ni trabajan; ceder la Casa de Pizarro, casa de gobierno de Perú, al Ministerio de las Culturas para que esté abierto al público; y que el 28 de julio de 2026, cuando termina su mandato constitucional, regresará a la docencia.
