• Durante lo que va de 2021 Proyecto Sotalia ha recibido denuncias de al menos seis derrames en la zona, los cuales afectan directamente la pesca y las especies que habitan allí

Un nuevo derrame de petróleo en el Lago de Maracaibo, estado Zulia, ha despertado una ola de críticas en el país. La demora para controlar el avance del crudo, la contaminación de las fuentes de agua y el impacto en la biodiversidad han obligado a ambientalistas y biólogos a seguir advirtiendo sobre los daños que ocasiona que el petróleo llegue hasta el fondo del lago y se siga expandiendo. Sin embargo, sus llamados han sido ignorados.

Mientras tanto, para los pescadores del sur de la región zuliana es inevitable no quejarse por lo que viven cada semana. La escena que se repite es la de los peñeros abriéndose paso en aguas oscuras y que cambian de color según el ángulo en el que las ilumine el sol. Sumergen sus pies y llevan consigo el crudo que se impregna en la piel como una especie de prueba para alertar sobre lo que sucede. Ellos necesitan pescar, así como la fauna necesita sobrevivir. 

El Proyecto Sotalia denuncia e identifica los derrames que ocurren cada semana. De acuerdo con los reportes a los que han podido acceder, las corrientes están esparciendo el crudo desde la mitad del lago hacia abajo. Yurasi Briceño, bióloga e investigadora especialista en delfines y manatíes, explicó para El Diario que muchas plantas acuáticas, que solo crecen en la parte sur por sus condiciones de baja salinidad, llegan contaminadas a la zona norte del lago. 

Los peligros que amenazan la fauna del Lago de Maracaibo por los derrames petroleros
Foto: Proyecto Sotalia

Solo durante el año 2021 Briceño ha tenido que advertir sobre los daños que han causado al menos seis derrames de petróleo por fallas en la infraestructura de los pozos petroleros en el Lago de Maracaibo. Los biólogos que estudian la región tampoco pueden identificar los focos de contaminación, pues la masa de crudo se ha esparcido y no se han realizado labores para contener y limpiar estas áreas.

Lo que produce que los derrames sean tan constantes, comenta Briceño, es que todas las tuberías subacuáticas y que surten a los pozos petroleros están colapsando por falta de mantenimiento. Son estructuras de 3 hasta 10 pulgadas que se rompen y dejan salir todo el petróleo de su interior.

“No ha pasado un mes desde que no hayamos reportado una ruptura de estas tuberías. Nosotros como organización no podemos intervenir directamente y solo podemos hacer la denuncia ante los organismos correspondientes. Antes había brigadas ambientales de PDVSA encargadas de retener el derrame. Pero tenemos entendido que una vez uno de los derrames fue tan grave que llegó a tener una capa de espesor de 30 centímetros y no pudo ser controlado. Se siguió esparciendo por muchas zonas”, afirmó la bióloga. 

Esta es una de las razones por la que los expertos sostienen que el petróleo se ha extendido con facilidad. 

Biodiversidad en peligro

El equipo del Proyecto Sotalia ha tenido que documentar la situación de riesgo en la que se encuentran muchas especies. 

Lastimosamente nos ha tocado ver cómo delfines nadan alrededor de manchas de petróleo. Se ha vuelto muy común en Lagunillas y Cabimas, donde siempre hay presencia de aceite porque a veces no solo es el crudo sino también la contaminación por sus derivados”. Yurasi Briceño, bióloga e investigadora especialista en delfines y manatíes.

Para la bióloga, la principal tarea a seguir es establecer el impacto a largo plazo, pues se deben analizar la dinámica de vientos, las corrientes y los fondos afectados en el área. Ella confía en la importancia de estudios a futuro para poder comparar la información actual con la que se investigará.

Los expertos señalan que el Lago de Maracaibo es una fuente importante de alimentación para la población local y para la fauna que allí habita. Derrames como los reportados generan un impacto en las especies que pueblan este ecosistema de agua dulce, como es el caso de los manatíes. Estos se alimentan de hojas de manglares, plantas acuáticas y algunos pastos presentes en las riberas de los ríos, pero también de muchas especies más.

La confirmación de la muerte de manatíes sería devastadora para la especie en Venezuela. De allí la importancia de que se investigue la denuncia, dijo Yurasi Briceño. Explicó que en las últimas décadas el 80% de la población de manatíes desapareció en el país. En este momento, el manatí se encuentra en la categoría de “peligro crítico”. Lo siguiente sería la extinción. 

La preocupación de los biólogos es que este animal puede no ser capaz de detectar que la planta acuática de Jacinto o oreja de burro (como también se le conoce y que comúnmente consume) tenga petróleo o pueda estar contaminada. Esto podría generar que el manatí muera. Además, también le puede suceder a otras especies como las toninas y tortugas marinas. 

“La realidad es que a estas pequeñas plantas se les puede adherir pequeñas partículas de contaminación que ellos pueden tragar. Eso sería muy peligroso porque si no seguimos denunciando y alertando nos estamos enfrentando a que en un par de años ya no existan manatíes”, advirtió.

Consecuencias negativas para todos

Yurasi Briceño explica que cuando caen esos desechos al mar, se hunden y se apelotonan en el fondo. Una parte es llevada por las corrientes hasta la orilla, otra se evapora, y otra porción flota y es trasladada por los vientos. Es una cadena de contaminación que afecta directa o indirectamente no solo a la fauna sino también a las poblaciones cercanas. 

Muchas plantas acuáticas son refugio de especies marinas y los hidrocarburos no solo permean sus raíces sino que pueden afectarse gravemente en caso de que se intente remover el crudo de ellos. El problema también es para los manglares, que rápidamente absorben el petróleo, afectando el hábitat de esponjas, peces, crustáceos y moluscos. Otro de los impactos es la asfixia de animales marinos que habitan en la arena de las playas: el petróleo se filtra y permanece allí durante años.

Los peligros que amenazan la fauna del Lago de Maracaibo por los derrames petroleros
Foto: Proyecto Sotalia

En la zona norte del Lago de Maracaibo también se pueden conseguir cangrejos y camarones, siendo una de las principales fuentes de pesca para los pobladores de esta región. También existen muchas variedades de peces que confluyen en el área. Esto sin mencionar la presencia de tortugas marinas en las afueras del área marabina y que eventualmente pudieran ser afectadas por estos derrames. 

“La mayoría de la gente que vive en la costa del lago vive de la pesca artesanal, por lo que la afectación es hacia miles de familias que tienen que atravesar por esto durante todo el año. Si un pescador sale a pescar, se le llena la red de petróleo o el motor de la lancha. Y luego, la mayoría de las personas utilizan como disolvente gasolina y la lavan dentro del Lago de Maracaibo. Por esta razón, además del crudo que ya está en el ecosistema, también entran otros contaminantes”, añadió.

Desde Proyecto Sotalia también han realizado estudios toxicológicos a delfines y otras especies de peces que hacen parte de su dieta y son de interés para el consumo humano.

Briceño refiere que los resultados arrojaron la presencia de mercurio dentro del organismo del delfín. Por ello, el consumo de esta carne es extremadamente dañina para la salud, puesto que el cuerpo no es capaz de eliminar estas sustancias. 

Los investigadores advierten que la pérdida de esa biodiversidad marina se alargaría con el tiempo por la lenta tasa de crecimiento de los corales, lo que al final incide en la disponibilidad de recursos pesqueros. Como estos derrames ocurren durante todo el año y son inexistentes las labores de contención, esto inciden en la reproducción de la biodiversidad. Y sin biodiversidad, el panorama es desolador para Venezuela.

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