- Difred Colina es un fotógrafo caraqueño cuyo trabajo se ha viralizado en redes sociales porque busca resaltar la belleza de lugares populares, agitados e inseguros de la capital. Foto principal: @difredcolina
Hay zonas de Caracas donde la gente siente un temor particular. Lugares que han sido manchados por la delincuencia y la inseguridad. Pero el arte es capaz de encontrar y resaltar la belleza escondida detrás de la cotidianidad y el ritmo acelerado del caraqueño.
En Carapita, Antímano, La Hoyada, entre otras, la gente suele guardar sus celulares, como un acto reflejo ante la imagen de inseguridad que esas zonas han dejado en el imaginario social.
En estos lugares, donde muchos sienten temor, Difred Colina saca su cámara y captura la belleza inesperada que hay en la ciudad.


Las fotografías de Colina combinan características particulares que las convierten en una propuesta innovadora. En cada foto de alguna zona popular de la ciudad se incluye a un artista o deportista. De esta forma se crea una composición en la que se resalta el valor de la ciudad y el talento artístico venezolano.
De la música a la fotografía
Aunque la fotografía es la pasión de Difred Colina, llegó a ella luego de un proceso de redescubrir sus horizontes. Es músico de profesión, tocó la batería durante gran parte de su adolescencia. Sin embargo, sintió en algún momento que debía continuar su formación pero en un área diferente. Fue entonces cuando decidió estudiar Ciencias Audiovisuales y Fotografía en el Instituto Universitario Tecnología Industrial Rodolfo Loero Arismendi (Iutirla).
Al ver el pénsum que estaba lleno de materias artísticas rápidamente se enamoró de esa carrera, que convirtió en su profesión.
Al experimentar con la fotografía se dio cuenta que a través de la cámara podía enaltecer la belleza caraqueña, especialmente de zonas populares que para Colina tienen un atractivo particular.

Se podría pensar que el proceso de tomar fotos en zonas inseguras de Caracas es tenso y lleno de temor, tanto para el fotógrafo como los artistas. Pero en realidad, es todo lo contrario, las sesiones son relajadas y divertidas. Eso parte del hecho de que Difred Colina se siente cómodo en esos lugares porque nació y creció en la avenida Morán, un sector popular ubicado al oeste de Caracas.

Con cada sesión fotográfica el ambiente en la zona cambia. La gente que camina absortas en su rutina de repente se topan con una sesión de fotos a una bailarina de ballet, de tango, un yoguista o un acróbata. Incluso, recibe comentarios alentadores, las personas se involucran y se interesan en las fotos y de alguna manera su cotidianidad cambia por unos minutos.
Colina afirma que su composición visual hace un llamado a mantener la fe de los venezolanos a pesar de las dificultades. También es una forma de que los habitantes de los lugares populares vean de manera diferente esa calle o esquina que frecuentan día a día.

“Una serie en particular que hice con una chica pintada totalmente con la bandera de Venezuela y tomé las fotos en toda la salida del Metro en la esquina La Bolsa de Capitolio. La experiencia fue espectacular porque a la gente le gustó tanto lo que estábamos haciendo que nos ayudó incluso a hacer la fotografía, a que la gente no pasara. Más que una foto fue como un espectáculo”, comenta.
Aunque no todas las sesiones son tan relajadas y divertidas. Cuando realizó una serie fotográfica en La Hoyada con un acróbata se sintió especialmente tenso. Es una zona muy agitada e insegura. Comenta que las personas lo miraban fijamente mientras hacía el trabajo por lo que tuvo que tomar las fotos muy rápido. Sin embargo, fue la única experiencia tensa que ha tenido.

A su juicio, el trabajo que realiza transmite un mensaje positivo para los venezolanos y el hecho de hacerlo con honestidad y cariño ha generado que se vuelva viral en redes sociales. Al hablar sobre su pasión nombra siempre a Dios como principal apoyo de sus proyectos.
Fotografías sin remuneración
Pasar horas en las calles tomando fotos no tiene ninguna remuneración para Colina. Lo hace por mero gusto y amor a la fotografía. Sin embargo, tiene un negocio de ventas de equipos audiovisuales con lo que obtiene ingresos económicos.
“Me ha ayudado mucho esa idea que tuve de involucrar un artista en espacios de Caracas y les ha parecido una idea nueva a muchas personas y por eso es que comparten mi contenido. Eso me ha ayudado a crecer en las redes y como persona, porque todo esto es un aprendizaje de vida. Gracias a dios por eso, porque creo que la clave es que lo estoy haciendo de corazón y muy sinceramente. Eso en algún momento Dios lo va a ver y lo va a recompensar”, comenta.

Mantiene el sueño y la fe de realizar esta composición fotográfica en lugares icónicos del país. Se imagina a una bailarina de ballet en el puente sobre el Lago de Maracaibo o frente al Pico Bolívar en Mérida. Es una meta que planea cumplir y confía en lograrlo a corto plazo.
La fotografía es capaz de resaltar las cualidades que a simple vista no son percibidas. Atributos de la capital que son obviados por el ojo del venezolano y se desvanecen en medio del agitado ritmo de la ciudad. La composición fotográfica de Colina logra resaltar esa belleza y combinarla con el talento del país.
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