• Pedacito de Cielo es el nombre del local que iniciaron Francyuluis Salomones y Kembri Castellanos en Chile. Ambos aprendieron a hacer pan y dulces a través de videollamadas con uno de sus parientes

Luego de mucho esfuerzo, muchos venezolanos que emigraron en búsqueda de un futuro mejor han alcanzado sus objetivos, pero además han dejado una huella comercial donde llegaron. Este es el caso de una joven pareja oriunda de Puerto Cabello, estado Carabobo, que se fue a Chile en octubre de 2017 y en la actualidad son los dueños de su propia panadería. 

Se trata de Francyuluis Salomones, una técnico superior en Histotecnología, y Kemdri Castellanos, técnico en Seguridad Industrial, ambos de 29 años de edad. Luego de que un conocido les ofreciera un lugar a donde llegar en Viña del Mar, Chile, armaron sus maletas y emprendieron un viaje por carretera hacia el país sureño.

“Teníamos la oportunidad de tomar un avión, pero quisimos ahorrar la mayor cantidad de dinero posible y por ello nos fuimos por tierra. Al llegar al apartamento donde nos recibió mi compadre, nos dimos cuenta de que no podíamos pasar mucho tiempo. Ahí vivían muchas personas y nosotros no estábamos acostumbrados a estar así”, relató Kemdri Castellanos en exclusiva para El Diario

Los sabores venezolanos que conquistan paladares en Viña del Mar
Foto cortesía de Kemdri Castellanos

El carabobeño explicó que con la ayuda económica de su hermano, que está en Colombia con sus padres, a la semana de haber llegado a Viña del Mar logró alquilar un apartamento pequeño con su esposa. Sin embargo, la situación fue muy complicada, pues no contaban con permisos de trabajo, su esposa estaba desempleada y él había conseguido trabajar “pegando cerámica” de 7:00 pm a 3:00 am por menos de 10 dólares.

Un año nuevo, con nuevas oportunidades 

Ya para enero de 2018 la situación de ambos cambió. Les habían entregado los respectivos permisos de trabajo y tanto Francyuluis como Kemdri encontraron empleo. Ella, en una pizzería y él como cobrador de parquímetros. En paralelo a esto horneaban pan en la pizzería para venderlo a través de las redes sociales. 

“En diciembre de 2017 mi compadre me convenció de realizar pan de jamón y venderlo, pues en la zona donde vivíamos no había algo que se pareciera. Mi esposa y yo vimos una oportunidad de negocio ahí, sin embargo, tuvimos que aprender a hacer los panes por videollamada, ya que es mi padre quien los sabe hacer y él está en Colombia”, detalló Castellanos. 

Los sabores venezolanos que conquistan paladares en Chile
Foto cortesía de @pedacito.cielo1

Así fue como a través de videollamadas, el padre de Kemdri les mostró cómo hacer pan de jamón y pan tradicional. En vista de que les fue bien con las ventas informales del pan de jamón, al empezar 2018 solicitaron al jefe de Francyuluis un permiso para hornear los panes antes de que la pizzería abriera sus puertas y así continuar vendiendo su producto a los clientes que ya habían logrado conseguir.

Lo que nos enseñó mi papá era panadería artesanal, pero eso nos funcionó para iniciar y luego con varios cursos, tanto mi esposa como yo, aprendimos más cosas de panadería y también de pastelería. Estuvimos como cuatro meses horneando en la pizzería, hasta que la esposa del dueño del local nos prestó una tarjeta de crédito para comprar un horno y semanalmente nosotros le pagamos el dinero”, contó Castellanos.
Los sabores venezolanos que conquistan paladares en Chile
Foto cortesía de @pedacito.cielo1

Hornear en casa facilitó el trabajo

Con el horno nuevo, ya no debían madrugar y correr horneando en la pizzería, pero de igual forma tenían que mantener sus empleos para pagar las cuentas. El esfuerzo continuó todo un año. Kemdri hacía las entregas de los panes a domicilio y trabajaba en cobrador de parquímetros y además en una panadería; mientras que Francyuluis se dedicaba a hornear y trabajar 12 horas en la pizzería. 

“Con el tiempo, terminamos de pagar el horno y compramos otro adicional, pues cada vez teníamos más clientes y debíamos hornear más. En diciembre de 2018 realizamos de nuevo los panes de jamón y los vendíamos en las plazas, así fue como conocimos a unos señores venezolanos que tienen un local que se llama La Esquina Venezolana, e hicimos un trato con ellos para que las personas retiraran sus panes ahí”, destacó el carabobeño. 

De acuerdo con Kemdri, conseguir una patente para comenzar un negocio en Chile es algo complicado, lleva tiempo y más cuando se es extranjero. Así que los dueños de La Esquina Venezolana les ofrecieron a Castellanos y su esposa un espacio en el local para que pudieran vender sus productos, una oportunidad que aprovecharon e hicieron durante 2019 y casi todo 2020, cuando lograron abrir su propia panadería.

Pedacito de Cielo, el sueño que se volvió realidad

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Foto cortesía de Kemdri Castellanos

En octubre de 2020, el joven matrimonio abrió su panadería y pastelería Pedacito de Cielo, en la calle Quillota 849 de Viña del Mar, Chile. Castellanos expresó que le pusieron ese nombre a su negocio porque los oriundos de Puerto Cabello le dicen así a su ciudad, además, es un nombre que “suena algo delicioso”. 

Tenemos un local de dos plantas. En la parte de arriba está lo que sería la fábrica donde se prepara todo y en la parte de abajo, es donde están los productos y hacemos las ventas. Nosotros estamos muy orgullosos porque hemos crecido mucho, incluso pudimos emplear a seis personas y la meta para este año es que podamos abrir un nuevo local en otra ciudad”, detalló el venezolano.

Castellanos agregó que le gustaría que su historia la conozcan muchos más venezolanos que salieron de su país para que tengan la esperanza y motivación de cumplir sus objetivos y lograr sus sueños así como él y su esposa pudieron hacerlo.

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