• El equipo de El Diario conversó en exclusiva con un grupo de drag queens venezolanos durante su participación en la obra de teatro Histeria, de Cristopher Mariño. Las dificultades propias de cada historia y las barreras económicas dejan ver el cómo viven los artistas de la transformación en el país, quienes desempeñan un arte que va más allá del maquillaje y la exageración | Foto: Abrahan Moncada (@monkda92) / El Diario.

Sus identidades se diluyen con el maquillaje. El tirro y la faja ayudan a darle forma a sus cuerpos. Ya casi están listos. Se les conoce como drag queens, artistas fonomímicos o del Lip-Synch, “reinoas”, reinas, y también, aunque discriminatorio en ocasiones pues se utiliza como insulto, como transformistas o travestis. Su arte, orientado a entretener el público a través de la exageración física y verbal, gana, de a poco, terreno en Venezuela.

Mientras se preparan para salir a escena y están en su trance para darle vida a sus personajes, un grupo de drag queens venezolanos conversa con el equipo de El Diario. Se presentan en Histeria, una pieza teatral del dramaturgo Cristopher Mariño, en la Fundación Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg), en Altamira (Caracas).

Cada historia es distinta, pero entre cada vivencia se entrelazan las dificultades que implica el desempeñar tal arte en un país donde abunda la mala crítica. Pasadas las 3:00 pm del 9 de abril, los murmullos se dejan ir entre telones. A las 5:30 pm deben estar listos, indica Mariño. Pero la espera se extendió un poco más. Porque las drag queen siempre deben “estar perfectas”. En los camerinos empieza “la magia”.

Drag queen, el arte de la transformación que vive del aplauso y la crítica en Venezuela
Foto: Abrahan Moncada (@monkda92) / El Diario.

Ser drag queen en Venezuela

La comunidad drag queen en Venezuela, al igual que la comunidad LGBTIQ+, tiene espacios reducidos donde expresarse. No porque no haya, opinan los “reinoas”, sino más bien porque no se les brinda la oportunidad de hacerlo, porque se les ignora, o porque los sitios nocturnos ya tienen sus propios talentos y no hay espacio para otros. “¡Ay! ¡Complicado! Ser drag queen en Venezuela es complicado”, menciona Iván Rodríguez, también conocido como Deus Queen.

España y Estados Unidos son países donde las drag queens son aplaudidas y celebradas. Es un arte que data desde, al menos, el siglo XIX. “El venezolano está acostumbrado a la cotidianidad, a la típica mujer bellísima. En esta nueva movida queremos mostrar algo diferente. Ellos pueden no ser bien recibidos, algo que se ve también en Latinoamérica”, dice Deus Queen.

Yendry Martínez, a quien se le conoce como Drag Kilian, opina que hace varios años costaba aceptar la presencia de los drags en distintos espacios en el país, pero gracias a las discotecas y distintas organizaciones LGBTIQ+ la situación ha mejorado y se les ha brindado visibilidad.

Drag queen, el arte de la transformación que vive del aplauso y la crítica en Venezuela
Deus Queen. Foto: Abrahan Moncada (@monkda92) / El Diario.

Drag Kilian considera que es un arte que “no gusta a todo el mundo”, por lo que no todos están acostumbrados. Sin embargo, agrega José Morillo, conocido como Drilo Queen, mientras avanza en su maquillaje: “Ahora te ven maquillado y dicen, ‘¿a qué hora es el show?’. La gente ya lo está notando, lo que uno va a hacer es distraer el público”.

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Muchos incursionan en el arte inspirados por programas televisivos como RuPaul’s Drag Race y eventos o competencias destacadas de drags en Europa. Los drags venezolanos encuentran su esencia en sus historias. El proceso de transformación de un drag queen, no solo en Histeria, sino en cualquier espectáculo, puede durar entre una hora, como mínimo, y cinco horas, tiempo que les permite quedar “perfectos” para los espectáculos que pueden extenderse, en promedio, de 30 minutos o dos horas.

Deus Queen

3:30 pm. Deus Queen se está arreglando en el camerino. Tiene algo de maquillaje en su rostro. Sobre la mesa hay distintos utensilios ayudan a darle vida a su personaje y a los de sus compañeros. “¡Increíble!” Así describe él su arte. Ser Deus Queen le permite salir de la cotidianidad. “Siendo varón no soy tan abierto, tan divertido como cuando estoy en personaje”, menciona.

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Foto: Abrahan Moncada (@monkda92) / El Diario.

Fuera de personaje es profesor egresado en Artes Escénicas del Instituto Pedagógico de Caracas. También trabaja en un call center como analista de calidad y capacitación. Empezó hace dos años como drag queen en clubes nocturnos de Caracas junto con algunos compañeros. Entró en el arte del transformismo motivado por el teatro y sus colegas. Sobre las tablas interpretó a mujeres y su labor evolucionó hasta ser quien es hoy en día.

Durante los carnavales previos a la llegada al país de la pandemia por covid-19, inició su carrera profesional como drag queen. “¡Por fin pegué!”, recuerda emocionado mientras se termina de aplicar la base en el rostro. Luego del espectáculo, comenzó a presentarse en fiestas privadas, lo que ha sido más rentable desde entonces.

Drag queen, el arte de la transformación que vive del aplauso y la crítica en Venezuela
Foto: Abrahan Moncada (@monkda92) / El Diario.
Me inspira mi mamá. De allí viene mi nombre, por eso me llamo Deus, Deus Queen, ‘dios reina’. Me gusta ser irreverente. Unos días salgo sin senos, otros días con ellos, es una mezcla de todo. Meto todo en la licuadora y entro allí”, señala.

En los vaivenes del arte no todos sus momentos han sido fructíferos. Su mayor logro fue cuando interpretó a la cantante La Lupe en una discoteca. Su éxito fue tal que el establecimiento lo felicitó y le dieron propina. Su peor momento, no obstante, fue cuando se presentó en otro local, sin peluca y sin tacones. “Fui la burla”, recuerda. En esa ocasión no le pagaron debido a que no tuvo la receptividad deseada. “Cada local tiene su público”, dice.

Drag queen, el arte de la transformación que vive del aplauso y la crítica en Venezuela

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El costo de ser artistas de la transformación

Para “montarse”, como se le conoce a transformarse en drag queen en el país, hace falta una inversión, no solo de tiempo y aprendizaje, sino también de dinero. Entre 100 y 500 dólares necesita un “reinoa” venezolano para salir a escena. El monto incluye, entre otros, el maquillaje; la peluca “profesional”; lentes de contacto de colores; vestuario; el transporte; “los muertos”, conocidos como la goma espuma que se coloca alrededor de la cintura y los glúteos; los senos falsos y otros elementos.

El esfuerzo no solo impacta en lo económico, también en lo físico. En ocasiones, Deus Queen sale de su trabajo en el call center a las 5:00 pm para irse a arreglar para algún espectáculo. Su pesado bolso con los implementos lo acompaña en todo momento. “Quieres impresionar siempre, para impresionar no lo puedes hacer con el vestido de tu abuela, tienes que invertir en el personaje”, relata Deus Queen. Para él, las “pelucas de piñata” no tienen cabida en el arte.

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Foto: Abrahan Moncada (@monkda92) / El Diario.
Se necesita dinero para hacerlo, pero uno puede buscar las formas de hacer algo bien y que sea económico. Se puede ser creativo. Tener lo más caro no siempre te hace el mejor, es el talento que tengas, el amor y la pasión que inviertas al arte y, sobre todo, que lo respetes”, explica Drag Kilian. Todo dependerá de lo que el “reinoa” quiera hacer con su personaje.

El maquillaje, en algunos casos, puede durar hasta tres espectáculos y la peluca un poco más, pero tiene mantenimiento; no todos los implementos necesarios para la transformación del drag son reutilizables. Drilo Queen comenta que a veces no cuenta con los materiales necesarios para transformarse. Por lo que invita a quienes lo contraten a él y a otros a “apoyarlos” económicamente de forma adecuada.

Drag queen, el arte de la transformación que vive del aplauso y la crítica en Venezuela
Foto: Abrahan Moncada (@monkda92) / El Diario.

Drag Kilian

3:40 pm. Al igual que Deus Queen, Drag Kilian empezó a ser drag queen hace dos años. El personaje es su “alter ego”. Es bailarín y profesor de danza. Se transforma para “salir del día a día”. “Esto lo hago para expresarme, para drenar”, dice mientras ayuda a maquillar a su compañero Drilo Queen.

Quien haga esto le gusta ser visto. No es para personas que tengan miedo escénico. Estás en los ojos de todos, frente a una comunidad tan complicada como lo son las personas gays, que son las que suelen criticar más. Para ellos nunca vas a estar perfecto, siempre verán detalles. Por eso uno trata de salir perfecto”, dice.

Drag Kilian no ve su arte como un hobby. Es algo que se debe estudiar y lleva preparación en distintas áreas, no solo el maquillaje, también hay que bailar y aprender canciones para hacer Lip-Synch. “Es un trabajo duro que no todos aguantan”, sentencia.

Drag queen, el arte de la transformación que vive del aplauso y la crítica en Venezuela
Drag Kilian.

Su labor como bailarín en los sitios nocturnos de Caracas le ha permitido querer más el arte, pues ser drag queen mezcla todo lo que él ama. “Sin maquillaje soy una persona muy callada y penosa, pero con Drag Kilian soy una persona bullosa, que habla, dice lo que quiera, se mete con la gente. Para mí eso es lo más arrecho”.

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Un trabajo retador que va más allá del maquillaje exagerado

Cada drag queen puede tener su propio trance o ritual para hacer brillar su personaje, pero, además del maquillaje exagerado, la peluca y el vestuario, el proceso de preparación para iniciar el personaje incluye la adaptación corporal al personaje para adaptarlo a lo “femenino” o exagerado. No obstante, existen “reinoas” que retan las nociones de lo considerado “femenino” y “masculino” y suelen salir sin senos o con barba.

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Foto: Abrahan Moncada (@monkda92) / El Diario.
Todo lo que tiene que ser la atención al detalle. Cuando estás en un escenario con tantas luces y personas delante de ti, sobre todo de la comunidad LGBTIQ+, hay que cuidarlos. Tener la ceja perfecta, la uña perfecta, el zarcillo perfecto y el collar perfecto, para poder impresionar. Si queremos que nos mencionen, que lo hagan por lo bueno”, dice Deus Queen.

Previo a salir a los escenarios, Deus Queen siente “un cosquilleo” y “ganas de impresionar”; como cualquiera de sus compañeros, quiere ser el “número uno”. “Lo negativo, quizás, es estar asustado. La adrenalina de tener que presentarte en dos sitios diferentes en un mismo día”, expresa Drilo Queen. A pesar de las limitadas circunstancias, para Drag Kilian, “hay una comunidad unida” en torno a este arte.

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Foto: Abrahan Moncada (@monkda92) / El Diario.

Drilo Queen

3:50 pm. El maquillaje de Drilo Queen es el que está más avanzado en el camerino. De sus compañeros, él es quien tiene más tiempo en el arte del transformismo. Empezó hace 10 años, pero tiene 6 haciéndolo profesionalmente. Define su actuación en los espectáculos como “Jocosa”; todo “basado en la comedia”.

De niño hizo obras infantiles de teatro. Su drag nació de una obra de teatro que interpretó en su juventud. Personificó a una mujer muda. “Gustó tanto que me llamaron para ser jurado en eventos. ‘La loquita’ evolucionó, y ya no era ‘la sirvienta muda’, y empecé a hacer espectáculos y a animar. Mi nuevo propósito es bailar”, comenta.

Drag queen, el arte de la transformación que vive del aplauso y la crítica en Venezuela
Foto: Abrahan Moncada (@monkda92) / El Diario.

Posteriormente siguió actuando sobre las tablas, personificando a mujeres, lo que más tarde lo llevaría a ser, formalmente, drag. Luis “Kike Peñaranda, otro drag queen que fue uno de los primeros en incursionar en el arte en el país, lo ayudó e inspiró en sus inicios. Él le dio vestuarios, le regaló trajes y le indicaba qué hacer.

Sin la peluca y el maquillaje, en su rutina diaria semanal, es empleado del sector público. Trata de que ninguno de sus trabajos “choquen”, por el agotamiento físico que conlleva. En su proceso de transformación, él siempre tiene que tener cinco horas de preparación. “Detesto arreglarme apurado. Es un proceso que siempre tarda”, subraya.

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Drilo Queen. Foto: Abrahan Moncada (@monkda92) / El Diario.

En sus años de trayectoria ha interpretado a cantantes como Olga Tañón y Adele. En las dos últimas galas de los Premios Dignidad, una ceremonia nacional que premia a los talentos de la comunidad LGBTIQ+, ganó dos estatuillas, respectivamente, por las interpretaciones destacadas de su arte. “Quiero tener 30 o 50 años de trayectoria, pero aquí en Venezuela, no me veo fuera del país”, sentencia, mientras continúan los preparativos finales para salir a escena con Histeria. La hora se acerca.

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La discriminación no apaga el brillo de los drag queens

Pasadas las 4:00 pm, en otro de los camerinos están José Mena y Luis Miguel Sánchez, dos actores que, aunque no son drag queen de oficio, iniciaron en el arte para actuar en Histeria. Ambos aceptaron participar en la obra de teatro, pues en la misma no se trata al gay o a las personas trans como “bufones”. A diferencia de los otros personajes, los suyos poseen una carga dramática elevada, por lo que el proceso de creación fue “complejo”.

Drag queen, el arte de la transformación que vive del aplauso y la crítica en Venezuela
Luis Miguel Sánchez y Nohelia Telo. Foto: Abrahan Moncada (@monkda92) / El Diario.

“Es a dientes y uñas, porque es muy complicado”, así indica Mena que es ser drag queen en Venezuela. “Sé por mis compañeros que es bastante complicado por la inversión, que no siempre es bien pagada. La preparación de ellas es superior a otra cosa”, agrega el actor. Siendo drag, salió de su zona de confort al incursionar como transformista en la obra de teatro.

“¿Respiras? ¿No? Entonces estás bien”, le dice Nohelia Telo a Luis Miguel “Luismi” Sánchez luego de colocarse la faja y el tirro. “Échenle aire que se va a derretir”, le gritan; están sobre la hora prevista por el director. Sánchez hace todo tipo de personajes, pero en sus 27 años de trayectoria, no tenía previsto el interpretar a un drag queen. “Esto ha sido un aprendizaje nuevo. No ha sido nada fácil”, dice mientras intenta respirar.

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Drag queen, el arte de la transformación que vive del aplauso y la crítica en Venezuela
Foto: Abrahan Moncada (@monkda92) / El Diario.
En Venezuela hay mucho espacio donde se puede hacer. Que normalmente no prestan los espacios de manera idónea, es otra cosa, pero sí los hay. Impulsarlos partiría de la conciencia, que entiendan que esto es un arte en el que la gente se prepara mucho”, dice José Mena.

Nohelia Telo le aconseja a Sánchez: “Créale una historia según tu monólogo y allí empiezas a hacer el show”. Ya son las 6:00 pm y la gente comienza a llegar al Celarg. El director hace un llamado para hablar previo al espectáculo. El cansancio y el hambre toman una pausa. “La magia” de los drag iniciará en Histeria.

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José Mena. Foto: Abrahan Moncada (@monkda92) / El Diario.
Fue enriquecedor porque aprendes cosas que desconoces, como el camerino de una noche en una discoteca, cuando empiezas a convivir con ellos -los drag queen-, un nivel de arte underground, diferente a lo que uno ve comúnmente. Allí es donde uno ve sus vivencias, tragedias, carencias, sus riquezas. Los ves y dices, ¡wow!”, señala el director de Histeria, quien escribió la pieza en cinco años y tardó ocho meses en montarla.

La mayor crítica, señalan los involucrados en “Histeria”, proviene, en muchos casos, del seno de la comunidad LGBTIQ. “Se va a promover el respeto desde nosotros mismos. Cuando nosotros los gays nos respetemos nosotros mismos, es cuando el hetero nos va a saber respetar”, dice Deus Queen.

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Foto: Abrahan Moncada (@monkda92) / El Diario.

El irrespeto dentro del colectivo, para Drag Kilian, evita que no exista evolución en el respeto y presencia en espacios. “Es algo que debemos trabajar como sociedad”, dice él. Drilo Queen apuesta a los espacios “poco convencionales” para exponer a los nuevos y jóvenes artistas drags.

Histeria inició pasadas las 8:00 pm, “a casa llena”. El resultado de meses de trabajo y preparación rinden sus frutos. Las drags son las protagonistas, en una pieza que da cabida al drama y la comedia. El mayor logro de los artistas de la transformación es el aplauso y que la gente disfrute.

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Foto: Abrahan Moncada (@monkda92) / El Diario.

Deus Queen, Drag Kilian y Deus Queen se dan por servidos, pues no siempre corren con la buena suerte de ser celebrados. La evolución de sus personajes les ha permitido aprender de la crítica y la mala racha. Eso sí, la energía y el brillo siempre los acompañan en todo momento. Así viven los drag queens en Venezuela.

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