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- La organización Proyecto Oso Andino Guaramacal informó que calculan que los oseznos tienen entre 5 y 7 meses de edad
La organización no gubernamental (ONG) Proyecto Oso Andino Guaramacal, que se encarga de la investigación y conservación de ese animal y su hábitat en el eje sur de la Sierra de Trujillo, informó que registró dos nuevos cachorros de oso frontino.
“Justo hoy estamos regresando de campo y en casa nos dispusimos al análisis de los datos que obtuvimos a través de las estaciones de fototrampeo para entonces llevarnos una inmensa sorpresa al registrar una madre con dos oseznos”, detalló la organización en su cuenta de Instagram.
Los especialistas calculan que los cachorros tienen entre 5 y 7 meses de edad.
Monitoreo de los cachorros
La ONG indicó que la estación de fototrampeo (una cámara que cuenta con un detector de movimiento que la activa cuando pasa un animal) que obtuvo las imágenes se encuentra ubicada en un sitio “inaccesible y prístino” del Parque Nacional Ramal de Calderas.
Sostuvo que desde hace dos años se monitorea el mismo sector y que el lugar está “generando información valiosa” sobre las dinámicas, ecología y comportamiento de al menos otros siete osos adultos.
“Esa mamá osa frontina tiene bajo su responsabilidad enseñarles a sus dos cachorritos todas las complejidades de ser un ursido andino, ella los guiará para que sepan dónde alimentarse, que recursos consumir y evadir a machos que pueden cometer infanticidio”, destacó la organización,
Además, indicó que la osa también deberá enseñarles a ubicar un sitio para descansar y les orientará para que sepan comunicarse con otros de su especie e interpretar las señales que estos van dejando en el bosque.
“En un país donde el oso frontino es considerado una especie en ‘peligro crítico de extinción’, obtener este dato para Trujillo y Venezuela nos alienta muchísimo a seguir cuidando el paisaje de la especie”, precisó la ONG.
El Proyecto Oso Andino Guaramacal aseveró que ya empezaron un seguimiento a los dos cachorros de oso. En este sentido, compartirán sus registros para mostrar el avance en su crecimiento.
El oso frontino en Venezuela
Los osos andinos, también conocidos como frontinos debido a las siluetas pardas que rodean sus ojos, son animales que les temen a los humanos, por lo que se inmiscuyen en el vasto bosque para no ser localizados. Los avistamientos de esta especie siempre son noticia por ser tan escasos.
De acuerdo con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), el oso frontino es la única especie (de este tipo de mamíferos) que existe en América del Sur. Habita principalmente en los bosques montanos húmedos y nublados, por lo que es común su presencia en las laderas andinas de Venezuela.
Edgard Yerena, biólogo e investigador del oso andino desde el año 1986, precisó en una entrevista previa a El Diario que no existen cifras exactas de la población de osos andinos. Hasta el momento solo hay estimaciones basadas en su hábitat disponible.
Aunque el Fondo Mundial para la Naturaleza estima que hay entre 6.000 y 10.000 individuos en la región de los Andes, investigadores señalan que ese número es incierto en el mejor de los casos, debido a que son criaturas que se separan en docenas en cientos de áreas a través de su rango geográfico.
Marcos Hidalgo, coordinador e investigador del proyecto de conservación Oso Andino Guaramacal, considera que esta especie se encuentra amenazada no solo por la caza furtiva, sino también por la destrucción de su hábitat, que provoca el aislamiento del oso de otros ejemplares.
En una entrevista previa para El Diario, Hidalgo explicó que históricamente hay textos que reseñan que las comunidades indígenas ven al oso andino como un animal dañino. Esta percepción ha estado presente durante años, por lo que ve importante educar a esas comunidades para crear conciencia sobre los riesgos que traería para el ecosistema perder esa especie.
En este sentido, los proyectos de protección y conservación de los osos andinos han propuesto un plan de acción y estrategias para evitar la extinción del oso frontino, que van desde la educación hasta acciones verdaderas de conservación para protegerlos.
