• Lo más seguro es que quién sabe es el más reciente disco de la banda venezolana. Una obra que surge después de la quema de la casa, tanto literal como metafóricamente

Famasloop volvió al concepto, a ese objeto llamado disco, si se parafrasea a Café Tacuba, la banda que les es tan cercana, literal y metafóricamente. La agrupación venezolana estrenó Lo más seguro es que quién sabe, un álbum sin contemplaciones, que no titubea en su expresión.

Mucho ha pasado en estos diez años, desde que sacaron La quema. El país que dejaron sus integrantes sigue en su vaivén, en sus altibajos entre ímpetu y tragedia, en el que la certeza está siempre de huida. A su vez, ellos como músicos, han vivido el proceso del que emigra, pero también contrariedades que no se anotan en la libreta de los retos de quien parte.

Lo más seguro es que quién sabe es un disco de poco más de media hora, pero minutos suficientes para afianzar un propósito estético que deja registro de distintas posiciones sobre el momento que han atravesado estos artistas.

El cantante Alain Gómez desde Ciudad de México cuenta que apenas comienza el trabajo. Con el estreno, se amplía un camino de posibilidades a explorar, una parte ya está planeado, la otra, corresponde a lo que surja durante la comunión con la audiencia.

“El lanzamiento de un disco no es terminar. Ahora viene una gira. Nosotros siempre le hemos apostado más a un fracaso espectacular que a un éxito mediocre. Así que por ese lado vamos bien. Sea lo que sea que pase, será espectacular”, cuenta el vocalista de Famasloop, banda integrada también por Vanesa Gouveia, Luis Daniel González, y Rafael Urbina.

—Es cierto que en años recientes presentaron canciones, pero cuando se revisa la cronología de los discos de estudio de Famasloop, del álbum como concepto, pasó una década. ¿Qué siente un músico en ese transcurso entre una obra y otra?

Bueno, la experiencia de escuchar un disco es muy distinta a la de escuchar canciones. Nosotros durante esos 10 años sacamos muchísimos temas, pero no nos sumergimos en la experiencia de un disco, Ahora, en este caso no es uno, sino tres que son consecuencia de los tres anteriores. Los de la trilogía anterior se llaman 3 casas, Casa 4 y La quema. Se quema la casa. De todo eso quedan las cenizas. En nuestro caso eso fue literal y metafórico.

Como bien sabes, Venezuela en esa época prácticamente se quemó. Nos mudamos a México en 2017. Montamos un estudio. Ocurrió el terremoto y nos quedamos sin estudio. Entonces, ya no teníamos casa. Ante eso, tienes dos opciones: mirar hacia abajo y llorar sobre las cenizas o mirar hacia arriba y darte cuenta de que no tienes techo, algo que es bueno porque se ven mejor las estrellas. Nosotros optamos por esa segunda.

Ver las cenizas como un renacer, como el ave fénix. Por eso este disco está representado por huevos y se llama Lo más seguro es que quién sabe. Porque dentro de cada uno de esos huevos, lo más seguro es que quien sabe. La mayoría de las bandas están esclavizadas por la dictadura del algoritmo, que te obliga a meterte en una pecera pequeñita. Si eres una banda de reguetón, tienes que hacer reguetón.

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Si eres un grupo de rock, solo puedes hacer rock. Te castigan si haces algo distinto. En cambio, nosotros no vemos la música como una pecera, sino como un mar en el que puedes nadar por distintos estilos. Por eso debajo de cada huevo hay un mar. Expresión significa presión hacia afuera. Todo eso que necesitas sacar. Cuando hablo de este disco no me refiero solo a este, sino a todos los de esta nueva trilogía. Entonces, los hicimos como si hubiésemos estado solos en un cuarto, sin tocar para nadie. No se hizo pensando en que una canción sería un palo.

Famasloop, músicos que evitan la pecera
Foto cortesía

En la época en la que estaban en Venezuela, se notaba ese ímpetu por ir más allá de esa pecera, como bien dice. Era obvio ese interés por el contexto artístico o musical. Por ejemplo, la electrónica o la tonada. También está la manera en la que manejaron la estética tuki. Ahora, en Lo más seguro es que quién sabe hay un contraste mucho más marcado entre la calma y la contundencia. No sé si corresponde a los altibajos emocionales de quien pierde la casa y debe comenzar nuevamente

—Cien por ciento. Es una lectura correcta. Por ejemplo, el primer huevo que sacamos vino acompañado del primer y único video que solo se puede ver con los ojos cerrados. Es “Gira”. La voz de esa canción la grabamos el día del terremoto, cuando perdimos el estudio. Tuvimos que engañar a un guardia civil porque no nos dejaban subir a rescatar el disco duro donde estaba grabado todo lo que teníamos hasta ese momento. Esa canción tenía música, pero no voz definitiva. Habíamos pasado por un momento en el que pudimos morir. Los edificios de al lado se cayeron. Es un momento introspectivo, ver hacia adentro, ver lo que realmente importa. Desde lo más básico que es respirar. Entonces, el trabajo del artista algunas veces es poner a quien escucha en los zapatos de quien compone. Por eso hicimos este video, que solo puedes ver con los ojos cerrados. Pero, así como está esa canción que dura 8 minutos, y es un viaje prácticamente espiritual, hay una canción punk de 2 minutos que nada tiene que ver. La vida es así. Y como te digo, no se trata de ver qué va a funcionar o qué le gustará al público. Estamos haciendo música como si fuera para nosotros en un cuarto.

—También en “Goxcila” vemos una evolución de esa experimentación con lo tuki en discos anteriores. En cierta forma, una propuesta exacerbada, en el mejor sentido de la palabra

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—Sí, también cien por ciento.  

—Y bueno, está la incertidumbre que sugiere el título Lo más seguro es que quién sabe. Al final, todo es incierto así se consiga cierta estabilidad

—Sí. En la canción “Dengue” hay una parte que dice que, si tú quieres hacer reír a Dios, cuéntale cada uno de tus planes. Nosotros teníamos muchos planes. Decir nosotros es bastante egocentrista, tomando en cuenta todo lo que ha pasado en el mundo. Para los venezolanos lo más seguro es que quién sabe es el pan nuestro de cada día.

—Cuando vivían en Venezuela, además de esas canciones personales, eran notables esas con un cuestionamiento directo o con metáforas muy bien elaboradas sobre lo que ocurría en el país. ¿Cómo se canta sobre el país desde la distancia? ¿Cómo se mantiene ese vínculo?

—Está más fuerte que nunca. Tal vez en esta primera entrega de la trilogía no se nota, pero especialmente en la tercera entrega está mucho más marcado. No es a medias. Es el sonido de lo que nosotros recordamos de Venezuela. Va siempre 100% por ahí. En este, se asoma, pero no desde un punto de vista folclórico, sino más citadino. Por ejemplo, “Goxcila” es el sonido de Caracas. Esa mezcla entre electrónica, tuki y arepa con Coca-Cola. Ese contraste es lo que hace a Caracas una ciudad especial.

—Ciudad de México es un lugar también muy particular, con características muy particulares. He ido en dos oportunidades. Recuerdo que hay calles que huelen a maíz, por ejemplo. ¿Cómo confluyen estos dos mundos?

—Hace poco alguien que me entrevistó dijo que escucha esto y le parece que Famasloop es una banda de ninguna parte. Lo tomé 100 % como un cumplido. Viví toda mi vida en Venezuela. Soy venezolano, pero llevo 6 años en México. Mi hijo es mexicano. Mi esposa es de familia colombiana. Mi mamá es de familia española. Mi abuela es dominicana. ¿Al final de dónde es uno? Por eso, si te fijas en el disco, dice que fue hecho en el planeta Tierra. Es así básicamente. De hecho, lo grabamos en muchas partes del mundo.

—Se podría decir que se cumple eso de que lo que es local se vuelve inevitablemente universal

—Lo que dices es totalmente cierto. Para La conjura de los necios, John Kennedy Toole casi no salió del pueblo donde vivió, y escribió una de las novelas más importantes de habla inglesa. Lo local siempre es universal. Admiramos a bandas como Café Tacvba, que es tremendamente mexicana, pero termina siendo universal. Esta ciudad y este país están influyendo tremendamente en nosotros. Se notará mucho en las siguientes entregas.

—Además han tenido la oportunidad de trabajar y compartir con los artistas que han mirado

—Sí, y que admiro. No solamente me refiero a los grandes desde el punto de vista comercial como Natalia Lafourcade o Rubén Albarrán, a quien le estamos produciendo su nuevo disco. Hablo de Dj Yirvin, a quien admiro increíblemente. Él inventó un género. Todo eso que llamamos tuki, fue inventado por él y dos más. En otro lugar del mundo, esa música sería un patrimonio. Lo que pasa es que los venezolanos necesitamos la aprobación de alguien de otro país para creernos las cosas. Es un movimiento tan complejo como el hip hop. La changa tuki no solamente es música. Es baile, actitud, vestimenta, el tipo de fiestas. Un universo entero.

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—Me llama la atención como también han desarrollado el trabajo por la palabra. Se han caracterizado por cuidar las imágenes que evocan. En este disco se aprecia nuevamente, pero se ha afianzado de una manera más estilizada. Por ejemplo, lo que evocan con la serpiente en “Dengue”. ¿En qué se inspiran al momento de escribir las canciones?

—Esta respuesta tiene varias partes. Insisto. No trabajamos la experiencia de escuchar canciones, sino de escuchar discos. Es muy distinta. No le resto mérito a ninguna. Simplemente hay canciones en el disco que tienen un propósito, y que tienen que ver mucho con la anterior y la siguiente. Además, En el disco existe un propósito que está vinculado con el anterior. Eso pasa por crear un lenguaje, un universo, como si estuvieras leyendo una novela de varios tomos. Nosotros desde el disco uno tenemos una isla a la que estamos yendo. No tenemos ni la menor idea si en el camino nos van a comer tiburones o si vamos a conseguir un velero.

No sabemos qué pasará, pero sí tenemos claro el lugar al que vamos. Eso tiene que ver con un juego de palabras que se mantenga coherente con el nadar hacia esa isla. Esa es la primera parte de la respuesta. Ahora, la parte dos, tiene que ver con “Dengue”. La respuesta es que leemos mucho. Yo leo bastante. Esa canción está inspirada 100% en un cuento llamado “¿Esta vaina será dengue?”, de Héctor Torres, que se los recomiendo. Si quieren entender ese tema, lean ese cuento.

—Ahora que menciona que están seguros del lugar al que van, ¿cómo describiría ese lugar después de tantos años?

—Cero metafórico. No te lo podría responder de una manera metafórica. Te puedo decir que el próximo disco es un western. Por darte un ejemplo de cosas que ya salieron. La última canción de La quema dice que, si la casa se quema, el techo se hace estrellas. Está preparándote para este concepto. Lo mismo pasa ahora. Lo más seguro es que quien sabe te prepara para lo que viene. Al final es como una película. Cuando está todo, es que vas a poder conectar hacia atrás y entender que no fue azaroso. Hay muchas cosas azarosas en nuestro proceso, pero no el cuento principal.

—Una de las propuestas de ustedes siempre fue llevar la música en vivo de una manera contundente y alegórica. Uno escucha este disco y se imagina qué pasará en los conciertos ¿Cómo visualizan ese momento en el que se reencuentren con el público?

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—Como te digo, este disco se compuso como una obra más larga. Son tres en total. Nosotros hicimos este álbum, el que estás escuchando, pensando en volver a las tarimas. Es un disco más para escuchar en vivo que para apreciar en tu casa. Toda la apuesta en vivo está planeada para que sea súper divertida y súper arriba. Es un álbum más de dopamina que de oxitocina.

Famasloop, músicos que evitan la pecera
Foto cortesía

—Me decía hace unos minutos que no hacían música para para cumplir las expectativas del público. Sin embargo, hay gente que los extraña, personas que los vieron bien sea en La Quinta Bar o en el teatro del Centro Cultural Chacao. ¿Cómo manejan esas expectativas?

—Bueno, es mutuo. Nosotros también extrañamos mucho verle la cara a la gente. Estamos trabajando para ir al país a finales de este año o principios del otro. También nos enfocamos en que los números funcionen. Acabamos de pasar una pandemia y todo el mundo salió a tocar. Hay como una sobresaturación de ofertas. Estamos esperando que eso baje un poquito para presentarnos de la forma que deseamos. Este disco viene con una puesta en escena que requiere tiempo y dinero.

—¿En algún momento pensaron que Famasloop se acabaría? Lo pregunto por la distancia, los nuevos comienzos y lo arduo que puede ser ese contexto en el que los integrantes están en distintos lugares

—Depende de lo que definas como Famasloop. Si te refieres a la banda en sí misma, siempre es una posibilidad. Si hablas de nosotros como creadores de música, eso no va a parar. 

—Hace unas semanas se estrenó en Venezuela la película Jezabel, la segunda colaboración de Famasloop en un largometraje de Hernán Jabes. Hace 10 años fue Piedra, papel o tijera

—Bueno, Jezabel ocupa un lugar súper especial en mi corazón por muchas razones. Es una película valiente. Creo que los creadores, los seres humanos, en general no nos arrepentimos nunca de las decisiones valientes. En cambio, de las cobardes, sí. Además, la protagonista es mi esposa, la mamá de mis hijos. Y bueno, el largometraje tiene 4 canciones del nuevo disco, incluyendo “Dengue”, que me parece la mejor del álbum. Como dices, no es la primera vez que trabajamos con Hernán. Lo hacemos de una forma poco usual. Generalmente se hace la película y después la música. En esta ocasión Hernán tenía la música antes. Incluso, escribió escenas pensando en la música. 

—Bueno, él viene del mundo del videoclip. Está “Terrenal” de Dermis Tatú

—Sí

—¿Cómo ve la llamada movida musical venezolana en estos momentos?

—Todo lo que está pasando en Puerto La Cruz es absolutamente espectacular. Me refiero a Irepelusa y todo ese movimiento de Comida Para Llevar y Motherflowers. Me parece lo más interesante que está pasando en Latinoamérica. 

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