• Tras siglos de colonización los pueblos originarios continúan en la defensa de su territorio y tradiciones. Resisten en tiempos modernos a nuevas dificultades como el desplazamiento forzado, la seguridad alimentaria, la minería ilegal, los grupos irregulares y la preservación de la vida

Tras la muerte del líder indígena uwottüja Virgilio Trujillo, el 30 de junio, un silencio se apoderó del seno de su familia. No solo fue por luto sino por resguardo. Esas dos palabras son tal vez las que definen en los últimos meses a varios miembros de pueblos originarios del estado Amazonas: silencio y resguardo. 

Otros han optado por alzar la voz para visibilizar la condición de opresión que han vivido por siglos, y ahora frente a nuevos actores como la minería ilegal, los grupos irregulares y la inacción del Estado venezolano. Asimismo, los pueblos originarios enfrentan situaciones como desplazamiento forzado, desnutrición y carencia de seguridad alimentaria. En la actualidad, la lucha por los derechos indígenas sigue tan vigente como hace más de 500 años. 

El principal foco de la resistencia es el territorio: el hogar, la memoria, la tradición, la producción sustentable, pero esos mismos espacios contienen una riqueza apetecible para grupos de poder que encuentran en los pueblos originarios un obstáculo. Así lo recalcó la organización no gubernamental (ONG) Kapé Kapé en su informe Condiciones de vida en las comunidades indígenas 2021. 

A pesar de todas las dificultades, existen líderes comunitarios que han regresado a sus tradiciones como el conuco y la narración oral, en su insistencia de mantener el valor ancestral de sus pueblos. 

Seguridad propia 

Cecilia Yanave y su esposo, ambos del pueblo originario baré, regresaron a la tierra para sembrar yuca y elaborar los productos autóctonos que de allí se obtienen: casabe y mañoco. 

Cecilia Yanave y su esposo en plena tarea de cernir el jugo de la yuca l Foto: cortesía Dixon Dacosta

Lo hicieron impulsados por amigos del pueblo originario curripaco en la zona de Cucurital 1, al suroeste del estado Amazonas. Así decidieron regresar a la vida del conuco para reafirmar el gran trabajo que lleva y obviar esa percepción que algunos tienen sobre los indígenas que vienen a la capital del estado a vender sus productos: “Lo tienen muy caro”, se escucha decir a algunos consumidores en el mercado indígena de Puerto Ayacucho. 

Es todo lo contrario, lo artesanal cuesta, se lleva muchas horas de trabajo y su precio debe ser justo. De eso viven sus amigos curripacos y Cecilia pensó hace cinco años que ella también podía hacerlo, pero es una labor fuerte que ya a sus 60 años de edad le produce cansancio y además, no está acostumbrada a la zona urbana donde vive. 

Cecilia Yanave llegó de San Carlos, de Río Negro, a Puerto Ayacucho cuando era joven. Antes de la pandemia quiso aprender de sus amigos curripacos a hacer casabe y mañoco, el alimento tradicional de los indígenas de Amazonas, en donde confluyen 21 pueblos originarios. 

“Es trabajoso, buscar el terreno para el conuco, talarlo, mantenerlo limpio. Se siembra la yuca para cosechar después de un año. Limpiar la yuca, rallarla, pasarla por sebucán y llevarlo al fogón por dos horas para tostarlo y hacer el mañoco o cocinar una torta de casabe. Es mucho trabajo”, sostuvo para El Diario

Para Yanave esta tradición del conuco es la que les ha permitido a sus amigos curripacos sostenerse en medio de la crisis económica que aún vive el país. No solo para consumo propio en sus hogares, sino también para vender sus productos y obtener algunos ingresos que le permitan comprar otros alimentos de su despensa. Así buscan tener una garantía propia de alimentación y no esperar que el régimen cumpla con su misión de proporcionar seguridad alimentaria a las comunidades indígenas.

La oralidad 

La palabra, el cuento y la representación dicen presente en la iniciativa de la casa cultural La Barraca de Elena del barrio Cataniapo en Puerto Ayacucho. Allí al menos 15 niños forman parte del nicho Nü pjani wayani (mi casa alegre) que busca rescatar el conocimiento del idioma baré. 

Eligio Dacosta, coordinador de Orpia, durante la rueda de prensa l Foto: Instagram orpiaamazonasve

Su coordinador Dixon Dacosta se planteó desde la educación propia apartar a las nuevas generaciones de esa nueva visión extractivista que reina en Amazonas y con dinámicas recreativas rescata el aprendizaje del idioma, bailes y cuentos del pueblo originario baré. 

Su lema es que “la minería es hambre para mañana”, por eso agrega que su resistencia es “seguir trabajando para renacer y reinventar una nueva sociedad y un eterno conuco”.

Defensa territorial 

La defensa del territorio es la que les ha generado a los pueblos indígenas amenazas, amedrentamiento y muertes violentas. El caso más reciente fue el del asesinato del guardián territorial Virgilio Trujillo, que elevó las cifras de muertes violentas y evidenció la reaparición del sicariato en la región, según lo indicó el Observatorio Venezolano de Violencias Amazonas (OVVA) en su informe del primer semestre de 2022. 

El registro para el periodo en estudio, (18) es muy superior al reportado para el mismo lapso durante el año 2021, cuando se reportaron cuatro, lo que apunta a una tendencia negativa que revierte lo ocurrido para años anteriores y que también podría estar mostrando una relación con el deterioro sostenido de las condiciones de vida en la entidad, con la reaparición del sicariato como uno de los móviles identificados en los homicidios”, detalla el informe en sus conclusiones.

El profesor Héctor Escandel, coordinador del OVVA, destacó en agosto pasado cuando presentó el documento, que la violencia vinculada a la expansión de la minería hace que los conflictos entre las comunidades se profundicen y la reaparición del sicariato merme la cultura de paz. 

En ese sentido, previo a la conmemoración del día de la resistencia indígena, la Organización Regional de los Pueblos Indígenas de Amazonas (Orpia), en la voz de su coordinador Eligio Dacosta, realizó una rueda de prensa para señalar la preocupación de la organización por el curso de la investigación de la muerte de Virgilio Trujillo. 

“Este hecho lo hemos presentado en todos los eventos internacionales donde hemos participado. Estamos exigiendo el derecho como pueblo para que se haga justicia, que hasta ahora no hemos tenido ningún pronunciamiento por parte del Estado (…) Estamos exigiendo respeto por la vida de los pueblos indígenas, no queremos más muertes de líderes indígenas”, señaló el 10 de octubre. 

Así respondió Dacosta a presuntas críticas que ha tenido la organización por sus tímidos pronunciamientos ante el caso de Virgilio Trujillo, de quien se conoció en las primeras investigaciones que murió a balazos luego de bajar de un vehículo en la zona donde vivía. 

El representante de Orpia también recalcó que hacen seguimiento al caso de los cuatro yanomamis que murieron en un enfrentamiento con miembros de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) en Parima B, una comunidad del municipio Alto Orinoco en el estado Amazonas, el domingo 20 de marzo.

“No ha existido un pronunciamiento del Estado venezolano por este caso tampoco (…) Estos hermanos indígenas fueron asesinados por arma de guerra, si se puede decir”. Añadió que no es posible que el Estado no diga nada. “Están calladitos, no pasa nada, dejan pasar las cosas y después que el indígena se olvide”. 

Más de seis meses han pasado desde que ocurrió el hecho y no han aprehendido a algún efectivo militar y el único testigo ocular fue llevado nuevamente a la comunidad de Parima B luego de estar meses hospitalizado, primero en el Hospital José Gregorio Hernández de Puerto Ayacucho y luego en el Hospital Militar de Caracas. Así lo destacó Olnar Ortiz, abogado de Foro Penal para asuntos indígenas, quien añadió que estos traslados no fueron notificados a la defensa y que se le ha negado el acceso a información sobre el caso cuando acude a la Fiscalía de Puerto Ayacucho a solicitar estatus del mismo. 

Estos dos episodios violentos en los pueblos originarios de Amazonas marcaron el primer semestre de 2022 y son una evidencia de que los pueblos originarios seguirán en resistencia. 

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