• El presidente de la Confederación de Asociaciones de Productores Agropecuarios de Venezuela conversó con El Diario acerca de la compleja situación en la que se encuentra el campo venezolano

Los productores de maíz de toda Venezuela están un riesgo inminente de irse a la quiebra, así lo detalló, Celso Fantinel presidente de la Confederación de Asociaciones de Productores Agropecuarios de Venezuela (Fedeagro).

El líder gremial explica para El Diario que el motivo de esta situación es muy simple. La agroindustria pretende pagarle a los productores nacionales un monto menor al que estos invirtieron en sus cosechas.

Detalla que el costo de producir actualmente una tonelada de maíz es de aproximadamente unos 360 dólares. No obstante, señaló que los agroindustriales pretenden comprar esta materia prima a un precio de entre 280 y 300 dólares, lo que representa una pérdida para el productor de hasta 80 dólares por tonelada de producto.

El presidente de Fedeagro apunta que en este tipo de condiciones es imposible poder producir, pues hacerlo bajo estos parámetros implicaría perder el poco capital que los productores aún conservan.

Afirma que una rentabilidad justa para una actividad como esta debería estar por el orden del 30 %, lo que implicaría un precio de venta de unos 470 dólares. Argumenta que esto es así debido a que sembrar a cielo abierto tal y como se hace en Venezuela es una actividad económica riesgosa en la factores como una plaga, la falta de lluvia o el exceso de ella pueden hacer que un productor pierda toda su cosecha.

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Aclara que esta problemática no es un fenómeno nuevo, pues casos similares se han venido registrando en los últimos años, a tal punto que en estados como Yaracuy, Portuguesa y Guárico, algunos productores tienen hasta seis o siete años sin sembrar debido a que no es rentable.

“Estamos de acuerdo en que no queremos impactar en la harina precocida, pero pudimos haber negociado el precio de la tonelada de maíz en 450 dólares netos condicionados para el productor”, dice Celso Fantinel.

Sin embargo, dicho acuerdo no llegó a concretarse, lo que dejó a los productores en una pésima situación económica.

Sostiene que, a la larga, este tipo de situaciones conduce más temprano que tarde a la quiebra del productor, quien no puede hacer frente a los gastos asociados a continuar trabajando a pérdida, más aún si ni siquiera cuenta con el alivio que podría brindar un crédito agrícola.

“¿Qué pasa cuando tú no alcanzas esos precios? Básicamente comienzas el año que viene a reducir costos, a meter menos fertilizantes, a usar semillas de menor calidad y menos agroquímicos, a canibalizar la maquinaria. Todo eso es como un bumerang que se te devuelve. Vas a tener menos productividad. Por eso hablamos de la inexorable quiebra del productor. Eso es lo que está pasando”, sentencia.

Financiamiento a los productores venezolanos

Vista de dólares, en una fotografía de archivo. EFE/Rayner Peña

El presidente de Fedeagro reitera que la situación en materia de financiamiento para el campo venezolano es dramática, pues la banca nacional no ofrece, a través de la vía del crédito, los recursos que necesitan los productores para poder trabajar e invertir.

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“Si analizas la gaveta agropecuaria, es decir, lo que erogó toda la banca para la agricultura en el primer semestre (hasta agosto), son 110 millones de dólares”, afirma.

Dice que buena parte de esos recursos fueron entregados a destiempo, lo que obligó a los productores a tener que financiar la compra de los insumos necesarios para la siembra. Describe que en condiciones normales la compra de los insumos tiene que ser realizada entre los meses de noviembre y diciembre, a más tardar en enero, para que de esta forma los insumos lleguen al país entre abril y mayo, que es cuando debe realizarse la siembra.

Maquinaria. Venezuela llegó a importar en algún momento hasta 3.000 tractores al año y hoy no supera los 200.

“Prácticamente fue del flujo de caja de los productores y de algunos empresarios que están apoyando la producción nacional, que se pudo sembrar maíz”, asevera.

Si bien una cartera de crédito agrícola de 110 millones de dólares puede llegar a parecer un monto considerable, una comparativa que ayuda a dar perspectiva de lo que representa esta cifra es el hecho de que en Colombia a través del Fondo para el Financiamiento del Sector Agropecuario (Finagro) en el año 2022 se han desembolsado casi 200 millones de dólares.

Hay que tomar en cuenta que esta cifra además de casi duplicar la cartera crediticia venezolana, tan solo contempla el financiamiento otorgado por una sola de las instituciones con capacidad de otorgar créditos agrarios en Colombia. 

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Esto da cuenta de la desventaja en la que se encuentran los productores agrarios venezolanos en comparación con otros países en los que sí se les brinda el apoyo necesario para poder desarrollar el sector.

Problema generalizado

Fedeagro: productores de maíz de Venezuela están en riesgo de irse a la quiebra

Celso Fantinel explica que la situación que están viviendo los productores de maíz de todo el país no es una situación aislada, pues se trata de una problemática que afecta a todo el sector agroproductivo del país en su conjunto.

Esto incluye rubros como la producción de arroz, caña de azúcar y hortalizas, donde la rentabilidad de los productores es casi inexistente.

Por si todo esto fuera poco los productores también deben enfrentarse a otros factores como el contrabando y la importación de azúcar proveniente de Brasil. Esto se traduce en que la industria opte por pagar menos, perjudicando así la producción nacional y beneficiando a los importadores.

Equipos caducados. El Banco Central de Venezuela calculó en 2014 que más del 70 % de la maquinaria agrícola se encontraba caducada.

“Con el arroz es igual, mientras el precio de importación del arroz se ubicaba por encima de los 450 dólares por tonelada, nos estaban pagando 340 dólares”, señala.

El presidente de Fedeagro cuenta que la falta de rentabilidad también se ha cobrado un alto precio en lo que respecta a la competitividad del campo venezolano; tanto desde el punto de vista de la semilla que se está sembrando, como de la maquinaria y los productos para mejorar el crecimiento de la cosecha.

“En tecnología, cada vez tenemos menos moléculas, cada vez hay menos productos herbicidas e insecticidas de calidad o nuevas moléculas que estén permisadas. No podemos acceder a la biotecnología. De manera que siempre es cuesta arriba la producción aquí en Venezuela”, indica.

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Mientras en otros países ya se ha convertido en un estándar el uso de tecnología de última generación como los drones para poder verificar el estatus de un sembradío, en Venezuela esta es una alternativa que se encuentra fuera de las manos de la mayor parte de los productores.

Priorizar lo hecho en Venezuela

Fedeagro: productores de maíz de Venezuela están en riesgo de irse a la quiebra

Fantinel afirma que es imprescindible que los productores reciban el apoyo necesario para poder dar un vuelco al esquema actual que prioriza las importaciones en lugar de dar incentivos a la producción nacional.

Dice que en estas circunstancias los únicos beneficiados son los productores de otros países, que son quienes logran vender sus productos a Venezuela, al tiempo que el país quema las pocas divisas de las que dispone.

“Tú le estás dando trabajo, le estás dando apoyo a productores de otros países. Se están quemando divisas que se pudieran utilizar en tecnología, en mejorar la infraestructura del campo. Imagínate si se ahorran divisas para las escuelas, para nuestros hospitales, para la red eléctrica”, comenta.

Añade que si se le brindan las condiciones necesarias los productores venezolanos pueden producir todos los alimentos que requiere el país, de manera tal que se acabe la dependencia de las importaciones. Esto permitiría que se ponga fin al déficit de la producción de maíz que en estos momentos obliga a importar el 55 % de todo el maíz que se consume en Venezuela, lo que representa una cifra importante tomando en cuenta que es la materia prima para la elaboración de la icónica harina de maíz precocida.

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