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- La demora del proceso migratorio para que los centroamericanos ingresen a EE UU ha causado que tengan que dormir a la intemperie varios días. Foto: El Heraldo de Juárez
Un grupo de venezolanos revende alimentos a migrantes, en su mayoría nicaragüenses, que esperan por ingresar a El Paso, Texas, Estados Unidos (EE UU).
Debido a las largas filas, los migrantes centroamericanos deben esperar días a la deriva del río Bravo, del lado estadounidense, para poder solicitar asilo político y es ahí cuando los venezolanos ofrecen productos a precios elevados, reseñó el portal de noticias mexicano El Heraldo de Juárez el 13 de diciembre.
De acuerdo con el medio de comunicación, uno de los productos más vendidos es la pizza, con un precio inicial de 4,61 dólares (90 pesos mexicanos) y es revendida en 20, 48 dólares.
Precio de los productos revendidos
Un litro de agua 2,56 dólares
Refresco de un litro 5,12 dólares
Pizza 20,48 dólares
Pollo al horno 6,66 dólares
Además de los alimentos y el agua, los migrantes también venden cobijas, las cuales tienen un precio de 20,48 dólares y son revendidas a 30,72 dólares, aproximadamente.
Otra de las actividades en las que se desempeñan los venezolanos que están varados en la frontera es colaborar con las autoridades estadounidenses a ordenar a los migrantes que se incorporan a la fila entregándoles un pase del Departamento de Seguridad.
El Heraldo de Juárez destacó que la mayoría de los migrantes son nicaragüenses que ingresan sin documentos a EE UU en grupos de aproximadamente 50 personas. Una vez dentro del territorio estadounidense, son trasladados en autobuses a otros estados.
Desalojan campamento de migrantes venezolanos en la frontera de México y EE UU
Un campamento con decenas de migrantes venezolanos fue desalojado el 8 de diciembre a orillas del río Bravo, en Ciudad Juárez, en la frontera entre México y EE UU.
Autoridades mexicanas confirmaron que al menos 500 personas fueron reubicadas en albergues de forma pacífica; mientras que la emisora de radio 44 confirmó que en el procedimientos hubo forcejeos.
Por su parte, Santiago González, director de derechos humanos del Ayuntamiento de Ciudad Juárez, confirmó que se trató de una reubicación de las personas asentadas en el campamento.
González detalló que el desalojo se basó en un dictamen de Protección Civil que determinó que había un alto riesgo de incendio por el material inflamable de las carpas, así como los braseros y fogatas que ahí se realizaban.
El representante del ayuntamiento mexicano resaltó que en dicho dictamen también resalta el riesgo de ahogamiento de niños y niñas.
