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- El vicario para la Santidad en Caracas, Gerardino Barracchini, informó que este año también podría concretarse la canonización de los beatos José Gregorio Hernández y Carmen Rendiles
La Arquidiócesis de Caracas aspira que para el año 2023 haya más representantes venezolanos en los altares. Por un lado, el camino a la santidad de José Gregorio Hernández podría concretarse, al igual que el de la madre Carmen Rendiles, ambos beatos de la Iglesia católica. También con la posible incorporación de nuevas figuras, como la madre Ysabel Lagrange.
El vicario para la Santidad en Caracas, Gerardino Barracchini, informó el 29 de enero que la causa de beatificación de Lagrange entrará pronto en fase romana. Es decir, que el Vaticano estudiará su caso, específicamente en la Congregación para las Causas de los Santos. Allí una comisión de peritos y teólogos examinará sus virtudes, así como un potencial milagro.
Por otro lado, aseguró que el proceso para declarar santo a José Gregorio Hernández avanza de manera favorable, con el análisis de su segundo milagro por parte de la Comisión Médica de la congregación. Barracchini agregó que también se enviaron las pruebas de un milagro atribuido a Carmen Rendiles, con el cual también inicia su proceso de canonización.
“Este año vamos a tener noticias buenas. Este año, si Dios quiere y es su voluntad, tendremos el decreto de canonización del beato José Gregorio Hernández. Y si todo va bien, también vamos a tener el decreto de canonización de otra caraqueña, madre Carmen”, dijo.
¿Quién fue la madre Ysabel Lagrange?
Ysabel Lagrange Escobar nació en Caracas el 21 de diciembre de 1855, hija del comerciante francés Juan Bautista Lagrange y la matrona Rita Escobar. Recibió su educación en casa junto a sus hermanos de mano de varios instructores particulares, formándose además en piano y canto. Aunque dedicó toda su vida a la religión y al servicio social, a los 32 años de edad ingresó a la Tercera Orden Regular Franciscana, tras la muerte de su padre.
De acuerdo con la página web de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), a menudo se le considera a Lagrange “el tesoro más escondido y precioso de la Iglesia venezolana”. Esto debido a que durante el gobierno de Antonio Guzmán Blanco y abierto enfrentamiento con la Iglesia, ayudó que varias congregaciones religiosas, como los Hermanos de La Salle y los Padres Franceses, lograran mantenerse pese a la persecución estatal. También fue pionera en la educación preescolar en Venezuela con su trabajo en asilos para huérfanos, fundando en 1897 el Colegio San Antonio de Caracas.
Pero el mayor logro de Lagrange fue la creación de la Hermanas Franciscanas del Sagrado Corazón de Jesús, el 4 de octubre de 1890. Con el apoyo del padre Calixto González y un grupo de religiosas de la Tercera Orden Franciscana. Una de sus primeras obras fue el asilo San Francisco de Asís. Más adelante este grupo se expandió con la creación de más asilos y hospitales en Valencia (Carabobo), Mérida, Ciudad Bolívar y Apure. Incluso llegando a tener sedes en Ecuador, Colombia, España y el Vaticano.
Durante su vida fue allegada a otras figuras importantes para la fe venezolana, como la madre Emilia Chapellín, o el propio José Gregorio Hernández. Lagrange falleció el 29 de abril de 1933, a los 77 años de edad. Aunque sus restos inicialmente estaban en el Cementerio General del Sur, en diciembre de 2015 fueron exhumados y ahora reposan en la Casa Madre de la Congregación.
Actualmente la Iglesia católica considera a Lagrange como sierva de Dios, que es el primer eslabón en el camino a la canonización. Desde 2007 se impulsa la causa para la beatificación, que recibió el apoyo del fallecido cardenal Jorge Urosa Savino en 2011. En julio de 2018 culminó la fase diocesana de su causa, en el que se estudió un presunto milagro en el que la madre Lagrange habría intervenido para curar a una mujer de una bronquitis crónica. Ese año se envió su expediente a la Congregación para las Causas de los Santos, que en 2020 nombró a la italoargentina Silvia Mónica Correale como postuladora de la causa.
¿Cuáles son los pasos para convertirse en santo?
El portal de derecho canónico Ius Canonicum señala que el proceso de canonización, es decir, para ser reconocido como santo por la Iglesia, consta de varios procedimientos. Normalmente existen nombramientos previos como el de siervo de Dios o el de venerable, para personas que hayan tenido importantes méritos en vida y una fe ejemplar. Sin embargo, realmente es con el proceso de beatificación que inicia el camino hacia la santidad.
Como ocurrió en el caso de la madre Lagrange, este comienza por la fase diocesana, donde se juramenta un tribunal en la Diócesis del lugar en el que falleció el candidato a beato. Aquí el postulador de la causa muestra todos los argumentos al tribunal, basado en si la persona entregó su vida como mártir por su fe, si vivió con virtudes en grado heroico, o si tras su muerte ha sido capaz de obrar a través de milagros. Posteriormente el obispo determinará si procede el envío de la causa a la Santa Sede.
Allí será acogida por la Congregación para las Causas de los Santos. Esta nombrará su propio postulador, el cual se dedicará a examinar a fondo las pruebas enviadas desde la diócesis, así como otras investigaciones que crea pertinentes. Todo esto será analizado por una comisión de peritos, que verificará si el milagro se trata de un hecho insólito sin explicación científica. Posteriormente a la comisión de teólogos, que validará si el milagro cumple con las virtudes de una intervención divina. Pasa además por una congregación de obispos y cardenales, quienes harán el informe final. Finalmente el reporte se envía al papa, que da su visto bueno y anuncia la fecha de su ceremonia de beatificación.
Cabe recordar que durante el tiempo que dura el proceso de beatificación, está prohibido cualquier tipo de culto hacia la figura del candidato. Esto, por años, fue uno de los motivos que dificultó el avance de la causa de José Gregorio Hernández. Sin embargo, ahora, para la canonización, es obligatorio que se pruebe un segundo milagro, concedido después de la beatificación. Para esto es necesario realizar todo el proceso anterior, para que el pontífice emita un decreto que celebre la canonización, mientras su fecha en el santoral la determina un consistorio de cardenales.
