• Cinco periodistas venezolanos explicaron cómo es el ejercicio de su profesión desde sus localidades y con qué dificultades se encuentran diariamente

Cada estado de Venezuela vive una realidad distinta que parte de la misma crisis económica y social que enfrenta el país. La labor de los periodistas regionales es retratar esos hechos y hacerlos comprensibles para la audiencia de cada entidad. 

Estos reporteros enfrentan desafíos como la falta de recursos, la censura, el acoso y en ocasiones la violencia. Los periodistas Pableysa Ostos, Dexcy Guédez, Gregoria Díaz, Jhonattam Petit y Gabriela Magilbray conversaron con El Diario sobre sus experiencias y cómo se han sobrepuesto ante situaciones adversas.

Pableysa Ostos: “La fuente de sucesos me eligió” 

La periodista Pableysa Ostos lleva 12 años ejerciendo el periodismo. Siempre lo ha hecho en Bolívar, el mismo estado que la vio crecer y formarse como profesional. Sus primeros trabajos como periodista los hizo antes de graduarse, específicamente en el tercer semestre de la carrera de Comunicación Social de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) núcleo Guayana (en Ciudad Guayana). 

“Empecé en la fuente de deportes, cuando estaba en la universidad eso era lo que quería porque yo no leía sucesos. Yo soy de la época en que el periódico tenía cuatro cuerpos, pero yo veía era el de deportes, porque no me gustaba el resto”, dijo Pableysa en entrevista para El Diario.

Recuerda que unos de sus objetivos era trabajar en el Correo del Caroní. Hace aproximadamente ocho años se encontró con Oscar Murillo, entonces jefe de información del medio, en una cafetería. Pableysa acababa de renunciar a una corresponsalía y Murillo le ofreció una vacante, pero en sucesos. 

Él me pintó sucesos de una manera totalmente distinta a lo que se hacía, en un formato diferente y le dije que estaba bien. Yo siempre digo que la fuente de sucesos me eligió a mí y no yo a la fuente”, explicó.
Los desafíos que enfrentan los periodistas venezolanos para ejercer desde sus regiones 

Actualmente la periodista hace la corresponsalía del estado Bolívar para La Patilla, pero la fuente de sucesos sigue siendo uno de sus fuertes. La reportera comentó que el estado Bolívar es una de las entidades que ya no tiene periódicos impresos, por lo que los periodistas trabajan de forma independiente y se movilizan por su cuenta en ocasiones.

Pableysa señaló que para sortear las trabas de la movilidad le ha tocado reinventarse desde la localidad. En su caso, ha utilizado el WhatsApp como herramienta para mantenerse en contacto con las comunidades más lejanas. Aquello que no puede confirmar ni mencionar a quien hace la denuncia no lo publica. 

“Esta es una sección muy cerrada y a veces solo dependes de tu fuente, de la persona que te habla porque cultivaste esa confianza. Aunque cada cierto tiempo las cosas cambian y tienes que empezar de cero. Cuando aparece un caso grande o muy grave es más difícil porque debes buscar muchas más fuentes para lograr confirmar qué sucedió”, agregó

Confesó que el mismo temor de las fuentes lo sienten en ocasiones los periodistas. Considera que para nadie es secreto que en Bolívar hay grupos irregulares armados y organismos de seguridad que amedrentan a la población. 

La masacre de Tumeremo (2016) fue algo que me marcó mucho, yo tenía practicante dos meses haciendo sucesos y fue la primera cobertura grande que hice y corrimos muchos riesgo, así como las amenazas que recibimos después de publicar los trabajos. También me pasó que recibí amenazas por publicar la lista de los 10 más buscados en el estado y eso te crea mucha zozobra por uno y la familia”, contó. 

Hace poco tiempo, Pableysa decidió empezar a mostrar su rostro en las redes sociales, las cuales son su principal canal informativo, por lo que además de las amenazas ha tenido que lidiar con críticas hacia su apariencia física. Admitió que va a terapia para desahogarse sobre toda la presión que recae en ella, aunque también se respalda en su familia y sus amigos.

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Pese a las malas experiencias, Pableysa sostuvo que lo que la mantiene haciendo periodismo es poder escuchar las historias de las personas y hacerlas visibles para el resto del país. Es por eso que sigue, a pesar de los riesgos, yendo a los pueblos del sur de Bolívar para visibilizar sus realidades y darle la esperanza a sus pobladores de ser escuchados. 

“Uno tiene que ser esa ventana en la que la gente confía para hacer sus denuncias. Como dice mi colega y mejor amigo Carlos Suniaga: ‘Al final del día lo único que tenemos es nuestro nombre’. Lo más importante es que nuestro nombre esté limpio, sin manchas”. 

Dexcy Guédez: “Llevo 33 años en Margarita desde que vine a probar suerte”

El periodista Dexcy Guédez nació en Sabaneta de Maracaibo, estado Zulia, pero con los años se convirtió en un referente del periodismo en la isla de Margarita, estado Nueva Esparta. 

Aunque estudió Comunicación Social en la Universidad del Zulia (LUZ), luego de graduarse en el año 1989 no vio viable entrar en algún medio de comunicación zuliano. A su juicio, los cargos en estas instituciones eran en su mayoría heredados y él no tenía contactos para poder cubrir alguna vacante. Apenas un año después de graduarse se mudó a la isla de Margarita y desde entonces se adentró en la realidad del neoespartano. 

Ya llevo 33 años aquí, cuando llegué fue para probar suerte en el Sol de Margarita. Estuve tres meses de prueba y con la primera nota que escribí el director del medio de dijo: ‘Tú te quedas’”, contó para El Diario.
Los desafíos que enfrentan los periodistas venezolanos para ejercer desde sus regiones 

Ahora labora como reportero de La Patilla, Unión Radio y como colaborador de Crónica Uno

Dexcy explicó que una de las desventajas que tiene el periodismo local es que a los reporteros les cuesta pasar desapercibidos y, en algunos casos, lo que debería ser un paseo o una diligencia sencilla se convierte en una posible situación de acoso. 

“Yo cubro lo que pasa en el hospital Luis Ortega, porque está en una eterna crisis de insumos. Para entrar uno debe hacerlo escondido y las cámaras no pueden pasar, porque los milicianos te sacan”, indicó. 

Contó que en diciembre de 2022 tuvo que entrar al hospital para acompañar a un sobrino de su esposa que iba a cirugía. El director del hospital fue hasta donde estaba Dexcy. El funcionario preguntó qué buscaba en las instalaciones, por lo que explicó la situación de su familiar. 

A partir de ese momento comenzaron a atendernos de maravilla como un pretexto para que yo dijera que todo estaba bien. La realidad es que desde que llegamos tuvimos que comprar todos los insumos y pedirle a un delivery (repartidor) que nos lo llevara hasta el hospital”, relató.

El periodista detalló que uno de los motivos por los que no es bien recibido en el centro de salud durante sus coberturas es por haber publicado denuncias de mortalidad infantil y materna, cifras que considera elevadas en la región. 

En otras ocasiones ha sido víctima de hostigamiento por publicar denuncias del Aeropuerto Internacional Santiago Mariño de Porlamar. En una ocasión esto produjo que funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) llegaran hasta la puerta de su casa. 

El reportero señaló que con los años se ha vuelto más complejo conseguir información de las fuentes directas, porque la mayoría de estas se van cerrando de presiones políticas y, en ocasiones, se niegan a hablar con ciertos periodistas. Esto le ocurrió con la Cámara Hotelera, luego de publicar la denuncia que hizo el vicepresidente de esa institución sobre 35 hoteles cerrados en la isla.

Luego de varias conversaciones entre las partes, la Cámara accedió dejarlo cubrir sus eventos, aunque Dexcy confiesa que todavía es difícil que los voceros respondan sus llamadas para pedir información sobre el tema hotelero. 

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Aseguró que siente temor por lo que pueda suceder luego de las elecciones presidenciales de 2024, teme que se pueda intensificar la censura en el país y que el periodismo se vea más acorralado en el futuro. Pese a esto, sostuvo que la labor de los periodistas es seguir usando todas las plataformas posibles para que los problemas y las exigencias de las comunidades sean visibilizadas. 

Gregoría Díaz: “El reporterismo de calle siempre ha sido mi pasión”

La periodista Gregoria Díaz es corresponsal en el estado Aragua. Ella es del estado Falcón, pero se formó en la Universidad del Zulia e hizo cobertura en Barquisimeto (Lara) y periodismo institucional en Punto Fijo (Falcón) hasta establecerse como reportera en Maracay.

“Dejé el periodismo institucional porque no era lo mío, no me llamaba la atención. Yo quería ser reportera y ahí es cuando surge la posibilidad de venirme a Maracay al diario El Siglo, que fue por donde muchisimo años ejercí como reportera. Tuve la suerte de cubrir las fuentes de política, militar y educación, siempre digo que esa fue mi escuela”, dijo para El Diario.

Posteriormente pasó a hacer la corresponsalía del diario El Carabobeño en Aragua y Guárico y tiempo después regresó al periodismo institucional en el Instituto de Vivienda de Aragua. Le surgió la oportunidad luego de ostentar varios cargos en la Universidad Bicentenaria de Aragua y regresó a la reportería gracias a una llamada del equipo de Crónica Uno.  “Regresé al reporterismo de calle, que es lo que realmente siempre ha sido mi pasión”, aclaró. 

Los desafíos que enfrentan los periodistas venezolanos para ejercer desde sus regiones 

Gregoria considera que, a diferencia de otras épocas, los periodistas tienen ahora más dificultades para acceder a la información pública. Señaló que esto le hace cuesta arriba a los medios lograr la rigurosidad necesaria en algunas coberturas por la ausencia de una fuente oficial. 

“Otra dificultad es que el periodista corre muchos riesgos en este país. La política de Estado que se ha ejercido desde hace más de 20 años ha venido de manera paulatina cercenando, censurando y criminalizando al periodismo”, explicó. 

La periodista comentó que a veces los contenidos que publican los corresponsales pueden ser incómodos para el régimen de Nicolás Maduro, para los mandatarios regionales o alguna otra institución pública y en ese momento puede representar un mayor riesgo para el reportero esa publicación. 

En 2020 yo escribí unos tuits un poco antes de que se declarara la pandemia sobre un aparente primer caso de covid-19 en el país. Eso causó revuelo en ese momento y recibí una notificación de la Fiscalía Auxiliar Cuarta del Ministerio Publico sobre una investigación en mi contra por un delito que todavía no sé cuál es, pero que supuestamente estaba establecido en la Ley Contra la Delincuencia Organizada y el Financiamiento al Terrorismo”, detalló.

La reportera admitió que tuvo que salir de la ciudad de Maracay por varios meses y mantenerse resguardada por temor a ser detenida en la calle. Sin embargo, eso no llegó a ocurrir y con el tiempo regresó a su rutina periodística. 

Pese a los riesgos actuales, la periodista calificó el periodo de Tareck El Aissami como gobernador de Aragua (2012-2017) como uno de los más difíciles para ejercer el periodismo en ese estado. Argumentó que el surgimiento de los llamados colectivos y la persecución en las redes sociales contra los periodistas son las razones que hicieron dura esa época. 

Ante el escenario actual que enfrenta el periodismo, Gregoria recordó el mensaje que daba a los estudiantes de Comunicación Social cuando trabajaba en la universidad.

Esta no es una carrera para para la frivolidad o la superficialidad, al contrario, es para el servicio social e implicada de muchas responsabilidades, compromiso y preparación por parte del periodista y eso es lo que hoy en día le sigo diciendo a los jóvenes estudiantes que conozco o con lo que he tenido la oportunidad de de conversar”. 

Jhonattam Petit: “Pertenezco a esa generación que no conoció una sala de redacción”

El periodista falconiano Jhonattam Petit ha ejercido la carrera por cinco años siempre en medios digitales. Luego de egresar de Comunicación Social en la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV) se encontró con un entorno en el que la mayoría de los medios tradicionales habían cerrado o migrado a plataformas virtuales.

Pertenezco a esa generación que no conoció una sala de redacción como tal, porque empecé a ejercer en un contexto en el que ya había censura y persecución a la prensa. En mi estado ya no había periódicos y los medios de radio y televisión ya estaban cerrando sus espacios también”, dijo.
Los desafíos que enfrentan los periodistas venezolanos para ejercer desde sus regiones 

Su camino como profesional comenzó sin la posibilidad de convivir en un espacio de trabajo con colegas de ayor trayectoria para aprender de sus experiencias. Sin embargo, contó que sí conocía a reporteros experimentados gracias a una pasantía que hizo en radio en el año 2015. 

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“Dice un proverbio que ‘quien se junta con sabios, sabio de vuelve’ y fue lo que yo traté de hacer. En esa época me quedaron contactos de periodistas que me estaban porque veía que tenían un estilo diferente. Con ellas, porque la mayoría son mujeres, fue aprendiendo cosas como abordar un entrevistado, presentarse en una comunidad, obtener un dato, hacer una red de fuentes, comprender un conflicto o entender la crisis sanitaria”, contó.   

Jhonattam comentó que en Falcón no hay medios independientes o que sigan un discurso contrario al del Estado, por lo que ha aprovechado otras plataformas para informar cómo las redes sociales o en proyectos periodísticos independientes.

“El control que ejerce el Estado en los medios y las comunidades es mucho más duro quí. Además, los pueblos son muy pequeños, a quienes ejercemos aquí todos nos conocen y eso hace que a veces sea inseguro para quienes hacemos diarismo e investigaciones de campo”, detalló. 

En sus años como profesional ha enfrentado la falta de acceso a información oficial, pero también situaciones como llamadas de hostigación de retenciones por parte de funcionarios de organismos de seguridad del Estado. Recordó que, por ejemplo, en 2019 fue detenido por la Guardia Nacional mientras cubría las declaraciones del diputado Eliezer Sirit sobre el naufragio de una embarcación que llevaba 33 migrantes rumbo a Curazao. 

Explicó que experiencias como esa le han dejado enseñanzas sobre cómo protegerse y crear alianzas tanto con los periodistas como con los habitantes de las comunidades. 

Yo creo que nadie está obligado a dar declaraciones ni responder ninguna pregunta, pero mi responsabilidad como periodista es llegar a la información correcta. Para eso uno debe aprender a tener buenas relaciones con la gente. Uno no puede estar peleando con las personas, pero tampoco con el poder, porque al fin y al cabo uno necesita esa información oficial”, explicó.

Indicó que el periodista debe aprender a desprenderse de sus prejuicios y de sus sesgos para que sus contenidos no sean parcializados. Señaló que se debe trabajar la inteligencia emocional y poner por delante el profesionalismo antes que la impulsividad. 

Insistió en que la falta de oportunidades para periodistas con poca trayectoria sigue siendo un obstáculo actualmente. “Siento que hay muchos medios que se han corrompido actualmente, donde no hay valores ni respeto. Lamentablemente en Venezuela se ha degradado al periodista como profesional y personalmente siento que eso me ha afectado más que cualquier otra cosa”. 

Gabriela Magilbray: “Uno tiene que acostumbrarse a informar por las redes sociales”

La periodista Gabriela Magilbray se formó en la ciudad de San Cristóbal, estado Táchira, en la modalidad semipresencial de la Universidad Bicentenaria de Aragua, pero dos años antes de terminar la carrera tuvo la oportunidad de comenzar a ejercer en la Televisora del Táchira. Actualmente sigue en en ese medio que le dio su primer trabajo periodístico, aunque también colabora con reportajes para El Diario

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“Pude hacer las dos cosas en simultáneo, estudiar y experimentar en el campo laboral y fue una gran oportunidad porque podía poner en práctica la teoría de la universidad y aprender cosas nuevas. Ya tengo aproximadamente cinco años en el área de prensa, ahora soy coordinadora de noticias y ancla”, contó. 

Gabriela mencionó que en el estado ya quedan pocos periódicos impresos como el diario La Nación que ahora solo imprime una edición semanal. Indicó que la televisora también ha tenido que reinventarse para adaptarse más a la era digital. 

Uno tiene que acostumbrarse a informar por las redes sociales, pero también a mostrarlas en un formato distinto al que se ve en televisión. Sabemos que nuestra audiencia es en buena parte personas mayores, pero no necesariamente son ellas las mismas que nos siguen en Instagram y Twitter”, explicó.
Los desafíos que enfrentan los periodistas venezolanos para ejercer desde sus regiones 

La periodista explicó que por estar ubicada en una zona fronteriza, la cobertura periodística se puede dificultar en ocasiones por el temor a declarar que enfrentan las fuentes. 

“Algunos temas son muy sensibles y la gente tiene miedo a decir lo que sucede. Algunas personas te hablan de forma extraoficial, pero te insisten en que no lo publiques o que no pongan sus nombres por temor a represalias”, dijo

Expresó que estas trabas se presentan cuando los periodistas intentan reportar sobre temas como desapariciones, conflictos fronterizos o inseguridad. Señaló que la vocería de las organizaciones no gubernamentales ha sido de gran ayuda a la hora de denunciar hechos en los que las personas temen por su integridad. 

Aclaró que en ocasiones el hostigamiento por la incomodidad que puede generar una denuncia se proyecta hacia el periodista que la réplica y no a la persona que la hace. Explicó que esto le sucedió en 2021, cuando publicó una entrevista que hizo a una mujer por una denuncia sobre una situación médica en el Hospital Central de San Cristóbal. 

“Fue un caso de una mujer que ingresó por una patología ginecológica y salió con una cirugía de cráneo y pérdida de la vista. El caso fue muy relevante y luego otros medios los replicaron entonces empecé a recibir ataques de médicos que decían que yo lo había inventado, pero yo no lo dije, sino la entrevistada y ella tenía toda la evidencia de lo que había sucedido, nada era inventado”, indicó.

Confesó que al principio le costó descubrir la forma de lidiar con los ataques, dijo que conversó en ese momento con varios colegas para pedir consejo. Detalló que con el aliento de sus compañeros pudo sobrellevarlo y decidió no responder a mensajes hirientes en las redes sociales.  

Lamentablemente todas las notas periodísticas tienen dolientes, a veces eso es más visible y otra veces no, pero eso no debe impedir que sigamos trabajando”, señaló.

Gabriela comentó que a la televisora se le hace difícil acceder en ocasiones a información por problemas de movilidad. Detalló que si sucede algo en un municipio lejano a San Cristobal deben utilizar WhatsApp como herramienta para corroborar las noticias con la mayor cantidad de personas que tengan en esa zona. 

“Muchas veces estas personas se convierten en nuestros reporteros ciudadanos cuando no podemos llegar hasta el sitio, pero siempre tratamos de tener más de un contacto en la comunidad que nos confirme la información antes de publicar”, añadió. 

Para la reportera, los desafíos que enfrentan los periodistas tachirenses son menores que las ganas de seguir informando. Reflexiona que quienes ejercen el periodismo se convierten en una herramienta para dar voz a quienes se sienten desprotegidos e ignorados por las autoridades. 

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