Email
- La cerveza continúa siendo una bebida de tradición para los venezolanos y la Gran Caracas cuenta con varios lugares que tienen mucho tiempo ofreciéndola y nuevas propuestas que la enaltecen. En El Diario realizamos un recorrido para mostrar la historia de varios establecimientos
La cerveza es una de las bebidas fermentadas más antiguas de la humanidad y se consume en Venezuela desde la época colonial. La organización Cerveceros por Venezuela describe que los primeros indicios de su existencia provienen del pueblo sumerio, en la baja Mesopotamia, al menos 6.000 años a.C.; mientras que sus primeras producciones en el país se remontan al siglo XIX.
La ciudad de Caracas cuenta con varios establecimientos que a través de los años se han convertido en sitios cerveceros de tradición. Este es el caso del bar Las Delicias, un rincón histórico y emblemático en Altagracia, cerca de La Pastora, que ha ganado popularidad nuevamente con la visita de turistas que pasan por la zona.
Los turistas llegan al lugar debido a que el bar forma parte de la ruta de los Templos Paganos, un recorrido que invita a las personas a descubrir espacios legendarios del centro y el oeste de la ciudad.
Un bar de tradición
Entrar a Las Delicias es viajar al pasado, su ambientación con fotos que muestran la historia del lugar y del país se mezcla con la musicalización que se centra mayormente en boleros, un género musical de origen cubano; y la salsa.
Gustavo Soto, quien gerencia el lugar desde hace más de 40 años por legado de sus padres, comentó en entrevista para El Diario que aunque no conoce la fecha exacta de su creación, calcula que el bar tiene al menos 80 años.
Luego de saludar a unas clientas que entraron al lugar para beber unas cervezas, contó que un amigo que era luchador y trabajaba en Radio Caracas Televisión (RCTV) tenía muchas fotos de artistas que le regaló y que empezó a colgar en las paredes. El lugar en su época de oro era frecuentado por figuras como el cantante Alí Primera y otros músicos.
Soto resaltó que antes las personas además de ir al lugar a compartir, escuchar música y beber cerveza, también jugaban dominó. Sin embargo, indicó con pesar que la mayoría de los clientes que iban al bar a jugar fallecieron; desde hace un tiempo ya no se juega dominó.
Un lugar con objetos llenos de recuerdos
Gustavo Soto, de 73 años de edad, resaltó que actualmente no vende muchas cervezas. Los días más movidos son los fines de semana y en total logra vender al menos 15 cajas de cerveza semanales.
Soto conserva las cámaras con las que tomó la mayoría de las fotos que se encuentran en las paredes. Además, también tiene colgados en varias partes del lugar diferentes objetos que representan los recuerdos del establecimiento, el país y familiares, como unos pequeños zapatos de bebé que pertenecían a su sobrino, quien actualmente tiene más de 30 años de edad.
La mayoría de los espacios tienen representaciones de la historia musical del país. El bar cuenta con una gran cantidad de cassettes, discos de vinilo y cds para musicalizar el lugar; y tiene los artefactos muy bien conservados para escuchar las melodías en su forma tradicional.
“Este es un sitio de muchos años. Todas las personas de la zona conocen el lugar y le agrada venir para escuchar música y beber unas cuantas cervezas”, resaltó.
Una cervecería artesanal en el corazón de El Hatillo
La idea de creación de la Cervecería La Esquina, un lugar original donde se venden cervezas artesanales con nombres de las esquinas de Caracas, se originó luego de que tres amigos (Hamilton Gomes, Andrés Moix y Claudia Requena), que sentían pasión y gusto por la cerveza, se juntaron y comenzaron a elaborar esta bebida para eventos particulares en el año 2017.
Hamilton Gomes relató que debido a que tenían que entregar el local donde estaba la planta de cervecería, empezaron a crear un proyecto para abrir un taproom (un bar de cerveza gestionado por una cervecera artesanal). Luego de alquilar un espacio en El Hatillo y acoplarlo a sus necesidades, abrieron las puertas de Cervecería La Esquina en junio de 2021.
Desde entonces, las personas que se han acercado al lugar han tenido la oportunidad de degustar las más de 12 cervezas artesanales que producen en su planta, la cual al tener puertas de vidrio que permite a los visitantes ver los equipos que producen la cerveza que están consumiendo.
“Habíamos visto este concepto en muchas partes del mundo, incluso hay ciudades de Latinoamérica que tienen muchos taproom, pero en Caracas sentíamos que faltaba algo de este estilo. Armamos el proyecto con unos colegas que importan materia prima y trajimos el equipo para la planta”, detalló.
Homenaje a la memoria histórica de la ciudad
Hamilton Gomes resaltó que la gente se conecta mucho con la cervecería por varias razones: por la cerveza artesanal que realizan y por la oportunidad de una visita guiada por la planta para ver el proceso de elaboración de cerveza y luego consumirla en el taproom.
“Otro de los pilares en los que estamos apoyados es nuestro concepto. Se llama cervecería La Esquina porque cada cerveza tiene el nombre de una esquina de Caracas. Un hecho que en el país solo pasa en Caracas y en Mérida es que las esquinas del centro de la ciudad tienen nombre propio, lo que nos llamó mucho la atención porque es un dato curioso que pocos conocen”, destacó.
Por ello, además de que cada cerveza cuenta con el nombre de una esquina del centro de Caracas, en su etiqueta también se encuentra un resumen sobre la historia de ese lugar. Gomes resaltó que las personas que visitan la cervecería tienen muchas cosas para conversar y aprender, no solo de la cerveza sino de esa particularidad de la ciudad.
Más que solo una cervecería, Gomes y sus socios también querían que fuera un espacio de enriquecimiento cultural, por lo que en su agenda también están actividades como stand up de comedia, música en vivo y cursos de elaboración de cerveza artesanal.
Además, también realizan recorridos por las esquinas del centro de Caracas que le dan nombre a las cervezas mientras realizan la degustación de la bebida, tienen una vez al mes cenas temáticas, realizan catas de bebidas ligadas con cerveza y cuenta en su segundo piso con una galería de arte.
“Venezuela ha sido toda la vida un país con mucho consumo de cerveza, no obstante, eso no quiere decir que sea un país con mucha cultura cervecera, son cosas diferentes. Nosotros en Cervecería La Esquina queremos aportar nuestro grano de arena para que Venezuela sea un país gran conocedor de la cerveza”, explicó Andrés Moix, director técnico de la cervecería.
El León, un lugar de tradición
El León, una fuente de soda ubicada en La Castellana, es considerada por muchos caraqueños como un ícono de la ciudad. Los viernes y los fines de semana era común ver el lugar lleno de personas tomando cerveza, escuchando música y comiendo las pizzas del restaurante.
Johnny De Sousa, hijo de uno de los socios y actual gerente del lugar, relató que El León se llama así desde el año 1978 cuando cuatro personas (incluida su padre) compraron el establecimiento. “Siempre ha sido un lugar emblemático de Caracas por su terraza al aire libre y la gente lo conoce desde hace muchos años”, indicó.
Antes El León era visitado por muchos artistas y jugadores de beisbol y otros deportes; sin embargo, De Sousa resaltó que debido a la creación de otros establecimientos ha crecido la competencia y ha bajado la afluencia de personas al lugar.
El lugar sigue siendo frecuentado por estudiantes universitarios, trabajadores de la zona y clientes de años que continúan yendo en el día para compartir un café y en las tardes y noche para tomar una birra.
Esfuerzos por mantener el lugar
El León también era muy conocido por ser un lugar donde se podían ver los juegos de la temporada de beisbol en una gran pantalla, lo que atraía a muchos fanáticos que con cerveza en mano disfrutaban del partido. No obstante, debido a quejas de la comunidad por el alto volumen de la transmisión, ya no está permitido en el establecimiento las grandes pantallas y cornetas para ver los juegos.
“Antes no quedaba un hueco libre, todas las mesas en la terraza estaban llenas de personas. Cuando había un Caracas – Magallanes, las personas se sentaban hasta en las gaveras de cervezas”, resaltó.
Ahora tienen cornetas más pequeñas para dar ambientación musical y aunque pueden transmitir los juegos, deben controlar el aforo de personas y el volumen.
En El León se venden actualmente al menos 180 cajas de cervezas semanales y su meta es superar las 220. Aunque todos los días se vende, los viernes continúa siendo el día con mayor cantidad de venta de cerveza.
Además de las cervezas nacionales, en El León también se consiguen cervezas artesanales e internacionales. En este sentido, De Sousa comentó que uno de los gerentes (hijo de uno de los dueños) está produciendo una cerveza artesanal llamada Vuelta Al Mundo que se vende actualmente en el establecimiento.
“Luego de la pandemia no hemos recuperado el nivel de ventas de cerveza que se tenía antes, estamos cerca pero no hemos llegado a los números pre pandemia. Estamos trabajando para hacer una restructuración para atraer a más gente y acercarnos al nivel de gente que teníamos hace cinco años”, detalló.
Un bar de memorias
En el oeste de Caracas se encuentra El Torero, también conocido por las personas de la zona como la casa de los peroles o los corotos. Es un bar restaurante emblemático de Catia que conserva en sus paredes imágenes de diferentes acontecimientos del país, así como artefactos antiguos que han convertido al lugar en una especie de museo.
Aunque actualmente no funciona como restaurante, debido a que no se han podido recuperar tras la pandemia, al bar continúan asistiendo viejos clientes que se sientan en las mesas para beber una cerveza, contemplar las antigüedades y conversar con Evaristo Ramírez, el dueño y fundador del lugar.
Ramírez, oriundo del estado Mérida, abrió las puertas de El Torero hace aproximadamente 36 años. Desde entonces, se ha encargado de cazar tesoros que exhibe en el establecimiento para darle una característica propia al lugar.
“Muchas cosas he comprado, otras me las regalaban personas”, comentó.
Según explicó, la costumbre de llenar el restaurante con objetos viene del estado Mérida, donde se tiene la creencia de que mientras más antigüedades se tengan, mejor reconocimiento y éxito tendrá el negocio. “En Mérida uno está acostumbrado a que en las bodegas y los restaurantes colocan adornos para que la gente vaya, entonces se me ocurrió hacerlo aquí”, resaltó.
Para Ramírez no fue fácil abrir el restaurante en los años ochenta, debido a los permisos que debía conseguir ya que no estaba permitido abrir comercios en esa zona de 12 casas, todas con la misma fachada estilo colonial. “Me metí en la política con los adecos, durante el gobierno de Jaime Lusinchi, y me dieron el permiso”, contó.
A pesar de que sus comienzos fueron difíciles, tuvo varias décadas de trabajo continuo en el restaurante. En la cocina contaba con un chef italiano llamado Salvatore Luongo Megarro, quien se encargaba de los platillos que se servían en el lugar; mientras que él atendía a quienes quisieran tomar una cerveza en la barra.
Un ambiente familiar y turístico
En la barra de El Torero hay un cartel que advierte que es un lugar familiar en el que no se permiten groserías, “borrachitos fastidiosos”, molestar a los demás, ni discusiones de ningún tipo, de lo contrario quedaría fuera del lugar. Además, hay otros avisos que indican que en lugar se escucha solo música vieja, por lo que es común que al entrar se escuchen boleros y baladas románticas de antaño.
Mientras se toman una cerveza, las personas pueden pasear por el lugar que tiene desde planchas antiguas de diferentes tipos hasta máquinas de escribir de varias épocas. También cuentan con otros objetos como el supuesto segundo maletín del doctor José Gregorio Hernandez, las maletas del expresidente Marcos Pérez Jiménez (1958), el supuesto pasamanos del Metro de Caracas que el expresidente Luis Herrera rompió el día de la inauguración cuando intentó sostenerse para no caer.
Teléfonos de diferentes años, cámaras fotográficas de varias épocas, el proyector del antiguo cine de Catia, relojes de pared, patines de los años 70, máquinas registradoras de los años cuarenta y cocinas de gasoil son otros de los objetos que se pueden conseguir en el bar.
“Esto (las antigüedades y fotos) lo valora uno, hay personas que piensan que no tiene ningún valor, pero sí. Hay una señora que viene y llora al ver una de las fotos, ella dice que es su hija que murió. Así como ella hay otras personas que han traído fotos y yo las coloco, después vienen para verlas”, indicó Ramírez, también conocido como Peter.
Desde las imágenes del entierro de Renny Ottolina, hasta las fotos en blanco y negro de los distintos lugares emblemáticos del centro de la ciudad, forman parte de la gran colección de imágenes de Ramírez.
Además, el bar cuenta con un afiche grande en el que las figuras políticas y artistas que han asistido al lugar han dejado su firma. En el cartel se pueden leer nombres como el de Valentina Quintero, Pedro Lander, Los Adolescentes (grupo musical), Nicolás Maduro, entre otros.
Actualmente, El Torero también forma parte de la ruta del recorrido de los Templos Paganos, por los que los viernes abre sus puertas para recibir a los turistas, venezolanos y extranjeros, que asisten al lugar para apreciar su originalidad con una birra.
