¿Cómo es vivir con migrañas? Dos voces revelan la realidad de este padecimiento

Georgette Sahhar
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  • En entrevista para El Diario, las personas relataron cómo manejan las crisis de migrañas y de qué manera impactan en su vida laboral y personal  

La migraña o jaqueca es un tipo de cefalea que suele aparecer en la adolescencia. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que cerca del 30 % de los adultos entre los 18 y 65 años de edad en todo el mundo padecen migrañas.

Los episodios de migrañas pueden afectar la vida personal y laboral de quienes la padecen, debido a que muchos de sus síntomas, que van desde dolor intenso de cabeza, palpitaciones, náuseas y hasta sensibilidad a la luz, impiden seguir con las actividades diarias básicas. 

María García* relató en entrevista para El Diario que sus migrañas comenzaron cuando tenía aproximadamente 20 años de edad. Los síntomas intensos la llevaron a decidir visitar a un médico, que tras realizarle diversos exámenes (rayos X, tomografía y encefalograma), la diagnosticaron primero con cefalea tensional y luego le confirmaron que padecía migraña. 

A sus 45 años de edad tuvo que acudir por segunda vez al médico porque se volvieron a repetir con intensidad los episodios de migraña. “Me duran hasta tres días a veces, prácticamente me sacan de mi rutina laboral y personal, porque no puedo manejar, no puedo ver computadoras, me molesta la luz, me molestan los ruidos, me molestan los olores fuertes”, detalló.

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“Cuándo tengo migraña debo enclaustrarme”

Debido a los fuertes síntomas que atraviesa, actualmente está tomando un analgésico llamado Ketorolaco junto a la Flunarizina. “Cuando tengo migraña tengo que enclaustrarme, meterme en mi cuarto en la oscuridad, poniéndome hielo en la cabeza”, agregó. 

María García* relató que su médico le indicó que el tipo de migraña que padece tiene “memoria”, por lo que entendió que sus migrañas se generan por ciclos. En su caso, como los episodios le duran hasta tres días, el especialista le recomendó realizar un diario de migraña, donde lleve un control de los posibles detonantes de esa afección. 

“En mi caso ha sido por el exceso de café, el no comer a la hora, así como el estrés son detonantes para mí”, precisó. 

Aunque actualmente puede manejar mejor su tiempo porque labora de forma independiente como asesora de comunicaciones, al principio cuando trabajaba con otras empresas, tenía que pedir permisos especiales para ausentarse de su puesto por la enfermedad.  

“Como sabían que sufría de migrañas y cómo eran los episodios, me podía ausentar uno o dos días porque estaba incapacitada para manejar o para estar frente a un monitor. Incluso ver la pantalla del teléfono podía empeorar los síntomas”, añadió. 

No abusar de la medicación 

Los medicamentos que toma, a pesar de que no actúan de forma inmediata, suelen aliviar los síntomas. Sin embargo, María García* precisó que en otros episodios sí debe tomar varias veces el medicamento y es al segundo o tercer día que la migraña se le quita. 

Sostuvo que la experiencia “batallando” con la migraña la ha llevado a darse cuenta de que el exceso de medicación puede ser contraproducente, por lo que ahora sigue las indicaciones médicas completamente. 

“A veces entras en un estado de desesperación porque no te puedes aliviar y empiezas a tomar pastillas para ver si se quita el dolor, pero hay que tener un límite. Ahora sé que si en un tiempo estimado no se me quita, debo ir a un centro médico. En una oportunidad me tuve que inyectar analgésicos durante tres días”, detalló. 

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María García* señaló que el medicamento que toma actualmente es costoso y viene en presentación de cuatro pastillas, por lo que por cada episodio de tres días suele tomarse aproximadamente una caja o hasta una y media.  

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El estrés y el cansancio como detonante 

Las migrañas de Luis Hidalgo también comenzaron cuando tenía 20 años de edad. En ese entonces, estudiaba Ingeniería de Producción en la Universidad Católica Andrés Bellos (UCAB). “No tenía hábitos muy saludables debido al ritmo de vida que llevaba. Como vivo en Guatire, me paraba de madrugada para poder subir a Caracas y llegar a la primera clase de las 7:00 am, y luego por las actividades extracurriculares retornaba a casa a las 10:00 pm”, detalló. 

Debido a la falta de sueño, el cansancio y el estrés, comenzaron los episodios de cefaleas. Su mamá, que es médico, le indicó que podría tener migraña debido a los síntomas que le describió. 

“Empecé a tomar fármacos de venta libre para controlar los dolores, pero el problema surgió cuando tuve mi primera crisis migrañosa. Estuve más o menos un mes con migraña todos los días, por lo que fui a varios especialistas”, precisó en entrevista para El Diario

Las crisis migrañosas

Después de consultar con un neurólogo y realizar diversos exámenes para destacar alguna otra enfermedad, le indicaron que debía ir a un otorrinolaringólogo, quien le mandó a realizar unas placas. El especialista encontró que sus migrañas podrían deberse a que tenía uno de los ductos de la nariz tapados, lo que impide la correcta oxigenación del cerebro. 

“Tenía una desviación y no respiraba al 100 % por mi nariz, por lo me operaron y los dolores de cabeza mejoraron mucho. Sin embargo, al tiempo volvió otra crisis migrañosa que me regresó al neurólogo”, añadió Luis Hidalgo.

“El médico me dijo que los primeros medicamentos que tomaba lo que hacían era aliviar un poco el dolor, pero no estaban atacando el problema real. Me recetó Flunarizina para controlar los episodios de migraña y nada me ha funcionado tan bien como ese fármaco”, explicó. 

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Un ambiente laboral positivo 

Luis Hidalgo, de 32 años de edad, trabaja en una organización no gubernamental (ONG) como oficial de gestión de información y regiones. Su ambiente laboral y la empatía de sus compañeros le han permitido sobrellevar los episodios de migraña que le dan cuando está en la oficina.  

Además, mencionó que sus supervisores comprenden que estos episodios le impiden concretarse al 100 % en su trabajo, el cual requiere que esté realizando informes y gestiones de información como levantamiento de datas en Excel y otras actividades que ameritan concertación.

“Hay algunos efectos de la Flunarizina, por lo menos en mí, que me ponen un poco más lento, entonces no rindo de la misma manera. En mi trabajo han sabido ser comprensivos en ese aspecto”, destacó. 

Recientemente, debido a que atravesó su tercera crisis migrañosa desde su diagnóstico que detonó el estrés, su pareja le regaló una compresa tipo gorro que le cubre los ojos y le ayuda a disminuir el dolor de cabeza. 

La migraña es una afección que no tiene una cura definitiva, pero sí puede controlarse de manera adecuada para disminuir la frecuencia e intensidad de los episodios. Los especialistas destacan que la vida de las personas que la padecen pueden mejorar con cuidado personal (control del estrés y mejores hábitos de sueño), medicamentos y terapias.

*La entrevistada solicitó mantener su nombre en anonimato

Georgette Sahhar
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