- De resultar ganadores, tanto Kamala Harris como Donald Trump arrastrarán visiones políticas ya usadas para tratar temas como la migración o el gobierno de Nicolás Maduro. El Diario consultó al internacionalista Iván Rojas sobre los cambios más significativos en cada candidato y los escenarios que podrían deparar a la región
Estados Unidos entrará el 5 de noviembre en un momento crucial para su historia contemporánea. Ese día serán sus elecciones presidenciales, y aunque en algunos estados ya comenzó la votación anticipada por correo, su carácter incierto y altamente polarizado hace posible que sus resultados no se puedan confirmar de forma definitiva hasta días después.
Para esta ocasión, el pulso político se define entre la candidata demócrata Kamala Harris, con una postura liberal y progresista; y el republicano Donald Trump, con discurso conservador y nacionalista. A pesar de que representan dos visiones diametralmente opuestas, ninguna representa en este momento un cambio drástico en el status quo de los últimos 10 años.
Por un lado, Harris es la actual vicepresidenta del país y suele ser vista por analistas y votantes como una continuación de la Administración de Joe Biden, quien declinó a sus aspiraciones de un segundo mandato para apoyarla. Por el otro, Trump ya fue presidente entre 2016 y 2021, y desea volver a la Casa Blanca a sus 78 años de edad para retomar su proyecto inconcluso del “Make America Great Again (Hacer América grande de nuevo)”.
El peso de Estados Unidos en la geopolítica mundial hace que esta elección esté en el foco de todos los países, que esperan ver cómo será su relación con la superpotencia para los próximos cuatro años. Esto incluye a Venezuela, país con que ha tenido una relación complicada desde la llegada del chavismo al poder, y con quien actualmente están rotas las relaciones diplomáticas.
El Diario analiza cuáles son las posturas de cada candidato sobre Venezuela y qué se podría esperar de sus potenciales gobiernos:
¿Cómo va el pulso electoral?
Lo primero es saber cuáles son las probabilidades con las que cada candidato llega a las urnas. Es importante recordar que Estados Unidos cuenta con sistema electoral particular, donde el voto popular no elige directamente al ganador, sino que define a qué partido corresponde cierto número de delegados en cada estado. Aquel que obtenga 270 delegados o más en el Colegio Electoral, es el virtual vencedor de los comicios.
Con esto en cuenta, el internacionalista Iván Rojas Álvarez declaró en entrevista para El Diario que estas elecciones se proyectan para ser unas de las más cerradas que ha tenido el país desde el año 2000. A pesar de que casi todas las encuestas le dan a Harris la mayoría del voto popular, cuenta con 226 delegados “seguros” de estados con voto fuerte demócrata. Mientras, Trump tiene asegurados también 219 delegados en estados considerados como republicanos.
Los delegados faltantes para que alguno llegue a la cuota requerida están en siete estados calificados por las encuestadoras como “indecisos”. Rojas explicó que Trump tiene una ligera ventaja en los estados Nevada, Carolina del Norte, Georgia y Arizona, lo que eleva sus probabilidades a 268. Lo mismo pasa con Harris en Michigan y Wisconsin y Pensilvania, dándole los 270 delegados exactos para ganar.
No obstante, de estos siete, hay tres estados en los que la diferencia entre los candidatos es menor al margen de error, por lo que cualquiera podría ganar: Carolina del Norte, Nevada y Pensilvania. Este último, con 19 delegados en juego, fue clave para la victoria de Biden en 2020 y parece repetir la misma historia en esta ocasión.
Discurso
Trump tuvo su acto de cierre de campaña en el Madison Square Garden de Nueva York el 27 de octubre. La actividad fue fuertemente criticada por la cantidad de discursos racistas, xenófobos e intolerantes por parte de los oradores invitados. Especialmente del comediante Tony Hinchcliffe, quien llamó a Puerto Rico “una isla flotante de basura” y dijo que a los latinos “les encanta tener bebés”.
A pesar de que ninguna de estas palabras vino directamente del candidato, son un reflejo de ese discurso incendiario que siempre ha caracterizado a Trump. Rojas señaló que, a grandes rasgos, el mensaje político del republicano no ha cambiado. Sin embargo, destaca que ahora esos ataques contra migrantes y otras minorías se han amplificado pues encontraron una caja de resonancia en sus aliados, como el dueño de X (antes Twitter), Elon Musk, o el propio Hinchcliffe.
En cuanto a Harris, afirmó que representa “una situación atípica” dentro del Partido Demócrata. Debió asumir la batuta a mitad de campaña tras la renuncia de Biden, por lo que su principal reto es salir de su sombra. El internacionalista recordó que la exfiscal ya había sido precandidata presidencial en 2020, por lo que esta es su oportunidad para mostrar su visión de país, aunque acota que desde entonces se ha ido moderando en temas como la migración, créditos o subidas de precios.
“Harris ha tratado de mantener un balance entre defender el récord de la Administración Biden, mientras trata de forjarse su propio mensaje. De ganar, habrá muchos elementos de continuidad, eso es cierto, pero también es probable que haya algunas diferencias mientras ella trata de encontrar su propio camino y su propia visión sobre todo del país”, comentó Rojas.
¿Qué dicen sobre Venezuela?
En una entrevista con el canal Telemundo el 23 de octubre, Kamala Harris descartó por completo la idea de una intervención militar a Venezuela de llegar a la presidencia. Reiteró su compromiso a la causa democrática y al respeto de los resultados de las elecciones del 28 de julio, en los cuales Estados Unidos apoya los reclamos de la oposición, a pesar de tener posturas ambiguas al momento de reconocer a Edmundo González como posible ganador.
Rojas, quien es directivo del Consejo Venezolano de Relaciones Internacionales, detalló que el discurso de Harris sigue la misma línea que ha tenido la Administración Biden. Por un lado, de usar buscar una negociación con el gobierno de Nicolás Maduro a través de diferentes actores, pero también de usar las sanciones económicas como mecanismo de presión. También ha reiterado su apoyo constante a la oposición, como en la carta que envió a los líderes opositores en agosto, y en la que se dirigió a González como “presidente electo”.
En cambio, describió el discurso de Trump sobre Venezuela como “extraño”. Sus pocas menciones sobre el tema han sido para criticar la presencia de migrantes venezolanos en el país, acusando a la mayoría de ser delincuentes. Incluso ha ironizado diciendo que Caracas ahora “es más segura que cualquier lugar de nuestro país”. Rojas lo considera un cambio drástico respecto a la postura que asumió durante su gobierno, mucho más frontal contra el chavismo.
“Después que en su primera presidencia hizo esfuerzos, incluso si fueron infructuosos, por cambiar el gobierno de Venezuela y de visualizar a los venezolanos como parte de esa comunidad en el sur de Florida, junto con los cubanos, ese voto latino pero republicano que él podía conseguir. Ahora se visualiza como un problema más en la frontera, como siempre ha definido, por ejemplo, a los centroamericanos”, dijo.
¿El fin del parole humanitario?
Precisamente es en el tema migratorio que el panorama pinta más gris, indiferentemente de quien ocupe la Casa Blanca en 2025. Una de las banderas de la Administración Biden fue crear el Estatus de Protección Temporal (TPS) para venezolanos, el cual benefició a más de 242 mil migrantes que estaban en el país antes de julio de 2023. También el parole humanitario que ha facilitado el ingreso de muchos venezolanos en los últimos años.
1,5 millones migrantes
fueron deportados durante el gobierno de Trump, de acuerdo con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE)1,1 millones migrantes
han sido deportados en la Administración Biden, hasta febrero de 2024, de acuerdo con el ICE. Esto sin contar los 3 millones de expulsados bajo el Título 42 entre 2020 y 2023.Sin embargo, ambas políticas actualmente parecen penden de un hilo. Hasta la fecha el gobierno de Biden no ha vuelto a renovar el TPS, mientras que el parole estuvo paralizado por dos meses debido a una investigación interna por irregularidades. Desde entonces, las autoridades recordaron que la vigencia del parole no se prorrogará, por lo que sus beneficiarios deben cambiar sus estatus migratorio antes de cumplirse su periodo de dos años.
“Los demócratas se han ido moderando en el tema migratorio. Ellos siguen buscando alternativas para mantener regularizadas a las personas de origen extranjero en el país, pero el nivel de apertura que tenían hace dos o tres años ya no está. Entonces es posible que no solo en el caso de Venezuela, sino en otros, los demócratas se vayan replanteando los mecanismos y su permanencia en el tiempo”, comentó Rojas.
Del lado de Trump, la respuesta es mucho más drástica. En una entrevista a Fox News en septiembre, aseguró que su gobierno eliminará el TPS y el parole humanitario, así como la aplicación CBP One, que permite gestionar citas para solicitar asilo desde otros países. También prometió emprender una deportación masiva de venezolanos. Rojas recordó que actualmente no hay protocolos de repatriación directa hacia Venezuela, por lo que tendría que acordar la expulsión de los migrantes hacia un tercer país.
Postura de Trump frente a Maduro
Rojas indicó que actualmente existe muy poca claridad sobre cuál sería el curso de la política de Trump sobre Venezuela de ser el ganador. Acotó que su discurso apunta a que tratará el tema más desde un punto de vista doméstico, con la migración, en lugar de un objetivo de política exterior.
Esto sería una posición diametralmente opuesta a la que tuvo en su primera presidencia, en la que intensificó las sanciones contra funcionarios oficialistas, incluso con una orden de captura contra Maduro, mientras apoyaba al gobierno interino de Juan Guaidó. El internacionalista señala que esto se explica precisamente en los cambios que Trump ha tenido en su círculo de asesores, antes conformado por cubano-estadounidenses para los asuntos de Latinoamérica, así como su entonces vicepresidente Mike Pence, quien cumplió un rol fundamental en las acciones de Washington hacia Venezuela.
“No tienes eso en este momento. Más bien, el actual candidato a vicepresidente, J.D. Banks, tiene una visión de política exterior de mucho menos involucramiento con temas externos, con mucha menos acción exterior, incluso está opuesto a la ayuda de Estados Unidos a Ucrania. Entonces hay mucha incertidumbre en ese respecto”, observó Rojas.
Postura de Harris frente a Maduro
Por el lado de los demócratas, la Administración Biden también trae consigo el estigma por el fracaso de los diálogos con el gobierno de Maduro, y que llevaron a la liberación de figuras como Alex Saab, o los sobrinos de Cilia Flores, Efraín Campo Flores y Francisco Flores de Freitas. Todo esto como parte de un intercambio por prisioneros estadounidenses en Venezuela.
En ese caso, Rojas reconoce que las últimas políticas de Biden han sido bastante cuestionadas, y el fracaso de los Acuerdos de Barbados y Doha costó la renuncia del director del Consejo Nacional de Seguridad para el Hemisferio Occidental, Juan González. Sin embargo, defendió que, en el caso del canje de presos políticos, esas críticas vinieron más desde una perspectiva venezolana, pues la liberación y repatriación de estadounidenses siempre ha sido prioridad para Washington, tanto en gobierno republicanos como demócratas.
Sobre la postura que Harris pudiera tener frente al gobierno de Maduro, indicó que lo más probable es que sea una continuación de las políticas de Biden, con el uso de las sanciones como medio para promover negociaciones entre el oficialismo y la oposición. Señala que probablemente Harris también reconozca a Edmundo González como presidente, aunque sin ignorar el poder de facto que Maduro y coordinando respuestas con la comunidad internacional.
Visión corta
Otro factor importante para la próxima Administración de la Casa Blanca será su relación con el resto de países de Latinoamérica. Trump parece contar con la simpatía del actual presidente argentino Javier Milei, aunque ha tenido roces con el salvadoreño Nayib Bukele. Mientras, el presidente de Brasil, Luiz Inácio “Lula” da Silva, respaldó públicamente a Harris, al igual que la vicepresidenta colombiana, Francia Márquez.
Rojas señala que si algo tienen en común demócratas y republicanos es una clara falta de estrategia hacia América Latina. “Considerando que es la región más cercana a Estados Unidos geográficamente, desde hace décadas parece que hay una grave falta de visión”, dijo.
Si bien mencionó que en los últimos años se ha avanzado en algunos temas como migración, libre comercio y promoción de la democracia, las políticas de Biden y Trump para contrarrestar la influencia de otras potencias como China en la región han sido “tímidas”. Algo que ocurre también en África con Rusia y el propio país asiático. “Siento que en ambos casos, a menos que cambien el rumbo que han tenido hasta ahora, los dos partidos se quedarían cortos”, sentenció.
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