- En entrevista para El Diario, Keyla López narró los momentos de incertidumbre que vivió tras la detención de su hijo, de 19 años de edad, y exigió su libertad plena tras seis meses encerrado en El Helicoide
Esa tarde del 14 de junio de 2024, Keyla López sintió un escalofrío recorrer su cuerpo cuando le dieron la noticia. Una camioneta blanca sin placas, con sujetos armados adentro, se había llevado a su hijo Jeancarlos Rivas, de 19 años de edad, cuando caminaba por la parroquia Caraballeda de La Guaira. En ese momento todos los testigos creyeron que se trataba de un secuestro. Ella todavía lo cree, a pesar de verlo cada semana en El Helicoide, donde permanece detenido por el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin).
“Eso no fue un tema de detención, eso fue un secuestro porque ellos no presentaron orden ni se identificaron. Ellos andaban armados y decididos. Mi hijo no tenía ni un lapicero encima y aun así lo montaron”, declaró la madre en entrevista para El Diario.
Desde el principio supo que se habían llevado a su hijo por su activismo. Rivas es responsable juvenil en Maiquetía de Voluntad Popular (VP), uno de los partidos políticos que más adversa al gobierno de Nicolás Maduro. En las semanas previas a su arresto, había trabajado intensamente con el Comando con Vzla, haciendo campaña en su zona por el candidato opositor Edmundo González para las elecciones presidenciales que se realizaron el 28 de julio.
Justamente regresaba de una actividad de promoción del voto cuando lo interceptó la camioneta del Sebin. “Él iba camino a mi trabajo, como de costumbre. Siempre me buscaba”, recordó López. Días antes, el 8 de junio, Rivas había asistido también a la visita del candidato opositor a La Guaira. “Mi hijo se tomó una foto, estuvo en la marcha. Yo tengo inclusive todos los videos de cuando mi hijo estuvo allí y la marcha terminó tranquila, no hubo ningún problema”, aclaró.
Comunicar y enseñar
Keyla López contó que a su hijo le apasiona el mundo de la comunicación. Desde los 17 años de edad comenzó a trabajar en emisoras de radio locales y estudió Comunicación Social en una institución en La Guaira, aunque por la pandemia de covid-19 debió cursar los primeros semestres en casa. Se encontraba esperando un cupo para continuar su carrera en la Universidad Central de Venezuela (UCV).
Agregó que el joven también estaba comprometido con su iglesia, a la que iba tres veces a la semana para darle clases a los niños. Todo esto alternado con su trabajo social como activista en su parroquia. Aun así, López resaltó que su hijo disfrutaba pasar el resto de su tiempo libre en casa, y le gustaba más compartir con adultos de su familia o de su comunidad.
“Jeancarlos no es un muchacho de salir nada. Es de estar en la casa y leer, o de compartir en familia. No es un muchacho de calle. Siempre de la universidad o de la iglesia se iba a la casa a jugar con su hermano, si no, estaba con los amigos jugando dominó”, aseguró.
Incertidumbre
Tras enterarse de la desaparición de su hijo, Keyla acudió a la sede de la Policía de La Guaira en busca de noticias. Afirmó que una patrulla de ese organismo había detenido a la camioneta unas cuadras después del lugar del hecho, pues entre los gritos de la gente y el forcejeo del activista dentro del vehículo, también pensaron que se trataba de un secuestro.
“Le pregunté al oficial que estaba ese día de guardia y me dijo que esas personas eran del Sebin y, tras identificarse, le dijeron que la orden era que se lo tenían que llevar, pero no dejaron orden ni nada”, relató.
Keyla pasó las horas siguientes visitando cada cuerpo de seguridad de la entidad sin obtener respuesta del paradero de Jeancarlos. Incluso viajó a Caracas en plena madrugada para solicitar información en las sedes del Sebin de Plaza Venezuela y El Helicoide, donde los custodios negaron que estuviera allí. Su familia no dejó de recorrer sitios, hablar con testigos y leer las noticias en busca de alguna pista.
El 15 de junio, Keyla acudió a la sede del Ministerio Público en La Guaira. Mientras hablaba con el fiscal a cargo, notó que no le prestaba atención a su caso y solo escribía por el teléfono. El fiscal le dijo que se iba a retirar un momento a desayunar, pero logró escucharlo hacer una llamada y decir: “La mamá del muchacho está aquí”. Supo entonces que no le darían respuesta en ese lugar, y se fue de inmediato para Caracas.
Volvió a El Helicoide, donde tras esperar largo rato, logró que un funcionario le dijera que Jeancarlos estaba siendo presentado en los tribunales. Sin embargo, al llegar era tarde. Ya se lo habían llevado. Casi a diario iba al Palacio de Justicia de Caracas o esa sede del Sebin, pero no lo dejaron verlo hasta que finalmente pudo hablar con él a mediados de julio. “Estuve un mes y diez días sin saber de mi hijo”, dijo.
Más detenidos
La mañana en que Jeancarlos Rivas fue detenido, funcionarios de la Dirección de Investigaciones Penales (DIP) de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) intentaron arrestar también al coordinador de Voluntad Popular en Vargas, Johny Rivas. El diputado del Consejo Legislativo de La Guaira había estado en la misma actividad que el joven, y evitó que se lo llevaran tras denunciar la situación en redes sociales.
Posteriormente, funcionarios policiales detuvieron al periodista Luis López, locutor del programa El Pitazo de Vargas y parte del equipo estadal de comunicaciones de VP. Esto mientras se dirigía a Caraballeda a cubrir la detención de Jeancarlos. En la madrugada del 15 de junio, agentes irrumpieron sin orden de allanamiento en la casa del coordinador regional de Vente Venezuela en La Guaira, Juan Iriarte. Al igual que Rivas, ambos fueron presentados en el mismo tribunal por incitación al odio y permanecen en El Helicoide.
En la espera
Rivas fue imputado por los delitos de incitación al odio y asociación para delinquir. De acuerdo con su madre, la Fiscalía lo acusa de presuntamente participar en un plan para atacar la Jefatura Civil de Maiquetía durante la caravana de Edmundo González. Una actividad en la que no se registraron disturbios, y donde el candidato visitó el Mercado Municipal El Mosquero e incluso saludó a los militares de un comando de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB).
“Yo tengo un video donde mi hijo sale muy lejos de la jefatura y él se paró ahí porque la marcha iba pasando y después siguió bajando. Él ni siquiera se acercó. Fui a la jefatura, tomé fotos, y está perfectamente”, aseveró López. Agregó que intentó pedir las grabaciones de ese día de un comercio cercano, pero le dijeron que el Sebin ya se las había llevado junto a los aparatos por orden del tribunal.
Desde su audiencia de presentación, a Jeancarlos se le impuso defensa pública, sin permitirle a su abogado, Joel García, hablar con él o tener acceso al expediente. “Yo voy a los tribunales y ese abogado (el defensor público), siempre dice lo mismo, que tengo que esperar. Y bueno, aquí estamos y en esa esperadera lleva seis meses Jeancarlos en El Helicoide”, lamentó.
“Mañana venimos a buscarlo”
En los últimos meses la rutina de Keyla y su familia gira alrededor de El Helicoide. Debido a su trabajo y a que tiene un bebé de año y medio de edad, solo puede visitar a su hijo los domingos, mientras que su padre y abuela se turnan para verlo los sábados. Agradeció que cada tres días pueden hablar por teléfono unos minutos.
Otra cosa que le alivia es que su hijo no ha presentado en todo este tiempo ninguna señal de torturas ni maltratos. Solo comentó que en los últimos dos meses desarrolló un cuadro de ansiedad debido al encierro, lo que le ha provocado comezón e hinchazón en varias partes del cuerpo. Indicó que si bien logra calmarlo cada vez que lo visita, para ella también es emocionalmente desgastante cada vez que deben despedirse.
“Es fuerte venirme y tener que dejarlo allá. Siempre que vamos, él abraza a su hermanito y a la hora que termina la visita, el niño no se quiere separar de él. Y yo siempre le digo ‘hijo, tu hermano se tiene que quedar aquí, mañana venimos a buscarlo’. Luego Jeancarlos sale y lo despide por la ventana”, contó.
Sin Navidades
Keyla confiesa que todavía no ha puesto ninguna decoración navideña en su casa, ni tiene nada preparado para las festividades. Aseguró que no vale la pena celebrar hasta que Jeancarlos vuelva a casa y comparta con su familia en la mesa. “Para mí no existe la Navidad con mi hijo detenido. Es un día normal, en lo mismo, esperando cuando me le den libertad”, señaló.
Su mayor deseo en este momento es ese: que Jeancarlos Rivas salga en libertad plena, sin medidas cautelares, pues asegura que no cometió ningún delito. “De verdad que él es un muchacho sano y no merece estar donde está. Le pueden preguntar a todo el mundo aquí en La Guaira, que mi hijo no se mete en problemas, es un muchacho bueno y debería tener su libertad plena”, reclamó.
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